La Asociación de Geógrafos e Historiadores de Enseñanzas Medias de la Región de Murcia ha celebrado el Primer Congreso sobre la Identidad de la Región, con la intervención de los doctores Alfredo Morales Gil y Ángel Luis Molina Molina, correspondiéndome su clausura.

Los organizadores afirmaban en la convocatoria que "el grado de madurez de una sociedad se mide por el grado de conciencia que esa sociedad tiene de su pasado, conciencia para no cometer los mismos errores porque un pueblo que desconoce y desprecia su historia está condenado a repetirla".

Siguiendo esta indicación centré la primera parte de mi intervención en recordar lo que fue la Transición política en Murcia y en España. En primer lugar, el acuerdo tácito entre las diversas fuerzas políticas de no iniciar el proceso de transición hasta después de la muerte del anterior jefe de Estado. A partir de ese momento, el camino quedaba abierto.

El PCE del exterior fracasó al intentar derrocar por la fuerza al régimen mediante la infiltración en España de los llamados maquis, con un resultado negativo por la actuación de la Guardia Civil, que infiltró entre ellos un elevado número de unidades.

La legalización del PCE el Sábado de Gloria puso fin a la presencia en Madrid, bajo peluca, de un Santiago Carrillo que simulaba ocultarse de la fuerza pública, cuando en realidad paseaba tranquilamente por la ciudad. De esta forma se eliminó la prima a la clandestinidad de los partidos políticos no reconocidos como tales por el Gobierno.

Poco después, todos los partidos políticos, con sus siglas y banderas, con sus líderes y candidatos, expusieron libremente sus programas de gobierno durante las elecciones del 15 de junio de 1977, y se comprometieron ante el país a aceptar los resultados electorales. Todos los partidos exigieron que el proceso electoral fuese limpio y democrático.

En Murcia, por indicación del Gobierno y con el acuerdo de Agustín Sánchez Trigueros, secretario general del PCE, y de Federico Gallo, gobernador civil de esta provincia, acudimos a su despacho los distintos líderes políticos para tratar de la Transición que ya se había iniciado, actuando de la mejor manera posible las distintas fuerzas políticas. Para garantizar el feliz resultado de esta reunión, Agustín consultó con sus compañeros de partido a nivel nacional autorización para asistir a esta reunión, antes incluso de la legalización del PCE. Por su parte exigió entrar de mi brazo en el Gobierno Civil y salir de la misma forma. Como recuerdo, me regaló dos pequeñas banderas: una de España y la otra del PCE. Un accidente de tráfico fue causa de su fallecimiento. El obispo Azagra celebró una misa en su memoria en la Catedral llena de fieles, como expresión de la importancia y correcto comportamiento de Agustín en la vida política murciana.

En los inicios de este periodo de transición se concertó otro acuerdo entre todos los partidos políticos: respetar la legalidad vigente. Y una vez aprobada la Constitución y ratificada por referéndum, las leyes vigentes que por su contenido fuesen contrarias al texto constitucional, quedarían derogadas.

Al iniciarse esta etapa se planteó la alternativa de que fuese una ruptura con el régimen anterior, o su reforma, discusión que se superó en la práctica, aceptando todos los partidos que el cambio se haría de forma progresiva y pactada, en un clima de cordialidad, y siempre sobre la base de mantener el texto de la nueva Constitución como referencia para sustituir la legislación anterior.

Así se hizo, de forma pacífica y por un procedimiento plenamente democrático, con el conocimiento de todos los partidos políticos, y el acatamiento previo del texto constitucional que fuese aprobado por las Cortes y ratificado en referéndum por el pueblo español. Con este mismo procedimiento continuó la tarea iniciada para democratizar un régimen que no lo era.

El desarrollo socioeconómico de España durante la última etapa del régimen anterior facilitó el proceso de transformación política, realizado sobre una base económica y social estable y relativamente sólida, que permitió remover y superar los obstáculo que fueron surgiendo.

Situaciones de involución.

No obstante, durante este proceso, hubieron momentos de involución, algunos peligrosos; unos, en fechas anteriores al inicio de la transición, y otros durante la misma.

1. El atentado contra el almirante Carrero Blanco privó a Franco de su sucesor. Arias Navarro, sin el carisma del régimen, y sin la fuerza personal de Carrero, fue incapaz de sujetar y controlar el proceso de democratización del país. Autor del atentado: ETA.

2. El atentado contra los abogados laboralistas en Madrid. El Partido Comunista de España sufrió una clara provocación de la derecha más intransigente, en un intento de desestabilizar el cambio iniciado. La respuesta del pueblo español, en su conjunto, y de forma especial del Partido Comunista, alejó los fantasmas de la involución. Autor del atentado: la ultraderecha.

3. El asalto al Congreso de los Diputados el 23-F de 1981 puso nuevamente de manifiesto la firme voluntad del pueblo español de continuar el camino iniciado, y la fragilidad, cada vez mayor, de los movimientos involucionistas. Autor del atentado: un grupo de militares.

Unos alcaldes ejemplares.

Es de justicia dedicar un recuerdo a la mayoría de los alcaldes designados para este cargo durante el régimen anterior, que se mantuvieron firmes en sus respectivas alcaldías, sin un mal gesto, trabajando en el cumplimiento de sus obligaciones, hasta que fueron sustituidos después de celebradas las primeras elecciones municipales. Todos ellos pusieron en juego su prestigio personal al carecer del apoyo de los partidos políticos y sindicatos.

El recuerdo de Clemente García, alcalde de Murcia; Bernardo García Pagán, de Cartagena; Doroteo Jiménez, de Lorca; Antonio Mortes, de Abarán; Pedro Jiménez, de Torre Pacheco... y otros más, se conservan en la memoria de quienes participamos en la etapa de transición.

Documentación: Soledad Belmonte