La mirada y la interpretación se tercian expresivas cuando trazamos los ejes que hay en común entre la ciudadanía, la educación y el papel de los medios informativos, pero, en su sencillez, también son claras cuando tratamos de adivinar las claves de la profesión periodística. Creo que el Periodismo evoluciona con los mismos cánones y desde los mismos parámetros de la sociedad. Hay un cierto mimetismo que tiene mucho que ver con la propia idiosincrasia del uno y de la otra. Esto que señalamos, constituido en verdad casi objetiva, hace que los medios de comunicación sean una suerte de espejo del lugar y del tiempo donde estén incardinados, por mucha perplejidad o sorpresa que esta situación nos pueda generar en lo bueno y en lo malo, con sus claros y con sus aspectos más oscuros.

Además, el modelo avanza a pasos agigantados. Gracias a la incursión de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, el periodista está en una etapa de adaptación en un flamante escenario caracterizado por la democratización de la Información. Eso dice la teoría mayoritaria, que defendemos a ultranza, aunque a veces haya disfunciones, que existen y hemos de solventar. Es ésta, la actual, una fase en la que los ciudadanos participan y ayudan de una manera extraordinaria al periodista. Son los nuevos gate-keepers, esos generadores y seleccionadores de contenidos multimedia gracias a la incursión de Internet (nos referimos a los e-mails, a los blogs, a las redes ciudadanas, a las listas de distribución, a los diarios digitales...). Nos hallamos ante todo un entorno digital que invita al profesional a interactuar con toda clase de ciudadanos, y eso es bueno porque nos enriquece mutuamente, haciéndonos partícipes de la realidad misma desde distintos ángulos.

Tengamos en consideración que se muda igualmente el análisis, que el modelo de medios de comunicación caracterizado por una relación unidireccional, representada a menudo en la comunicación con instituciones públicas y privadas, ha cambiado a favor de un modelo omni-direccional y retro-alimentado por la aportación de los ciudadanos a través de las denominadas TIC'S (Tecnologías de la Información y de la Comunicación). Ésta es la gran revolución de finales del siglo XX y de los albores del XXI. Pensemos en positivo, y digamos que hay todo un panorama que abre una reluciente visión esperanzadora, al tiempo que genera, paralelamente, un nuevo eslabón en la situación del Periodismo. La escalera permite, no lo olvidemos, más peldaños. Las entradas informativas, las propias fuentes, desmenuzan y articulan una realidad tan ingente como variopinta.

Es necesario describir este 'paisaje' o 'paisanaje', que dirían nuestros escritores y literatos del 98, para demostrar que el periodista es más que nunca un portavoz de la sociedad, y que es imposible, debe serlo, cerrar los ojos a una realidad que el propio público al que se dirige le está brindando contemporáneamente. Sin duda, el contenido que genera la sociedad en la Red es también un referente para que los profesionales de la comunicación puedan orientar su discurso informativo desde los distintos 'mass-media' en los que laboran y a los que representan. El intercambio de perspectivas, en éste como en otros supuestos, es edificante y constructivo.

Son muchos los ejemplos en los que el ciudadano, el sujeto universal de la información que nos indica Desantes Guanter, es el auténtico protagonista en ambos lados del proceso comunicativo. Por supuesto que debemos y podemos incrementar ese número de opciones de conocimiento, que lo son para la sociedad misma. La riqueza comunicativa se ha de reformular.

El panorama que nos rodea brinda unas ocasiones excepcionales de mejora societaria desde el atrevimiento unánime de que nuestra labor debe mejorarse con el asentimiento de todos. En el global de ocasiones informativas, y desde una óptica personal, profesional y empresarial, hay una pluralidad comunicacional y comunicativa que nos debe hacer sentir un orgullo muy claro y singularmente basado en el quehacer de todos aquellos que estamos involucrados en el proceso de envío/recepción de los mensajes al público. Toca, en paralelo, un aprendizaje conjunto para aprovechar toda la sinergia y las destacadas oportunidades que nos circundan.

Aquí no puede haber tampoco una faena individualizada y fragmentada. Ayudemos a que la ciudadanía aprenda a hacer un mejor uso de los medios, y en esa labor de cimentación ganaremos todos.