Los días 24 al 28 de mayo de 1989, de grato recuerdo, un grupo de compañeros de Pecrés viajamos a Estambul en nuestra primera visita a un país musulmán, sorprendiéndonos, como era de esperar, sus gentes, modo de vida y la arquitectura, de una ciudad en la que habían confluido diferentes culturas a lo largo de los siglos.

Iniciamos la visita con una excursión marítima por el Bósforo cruzando bajo el puente que une Asia y Europa. El recuerdo del "capitán pirata sentado alegre en la popa, Asia al un lado, al otro Europa y allá enfrente Estambul", era inevitable.

La cena en la terraza del piso veinte en el Hotel Sheraton, sobre el Cuerno de Oro, hizo justicia a su fama en una extraña ciudad. Durante nuestra estancia cumplimos los diversos requisitos que sus costumbres establecen, entre ellos, descalzarse al entrar en las mezquitas de Soleiman el Magnífico y Mezquita Azul. La iglesia de Santa Sofía, el palacio de Topkapi, el Hipódromo con su obelisco egipcio... El Gran Bazar, en definición de mi hijo Antonio, la más clara muestra de un tipo de comercio abierto al uso internacional, en el que se podía comprar cuanto apetecieras y pagar con cualquier tipo de moneda. Si algo querías y no estaba a la vista, dabas tu nombre al comerciante y mientras caminabas por el Gran Bazar, oías una voz que te llamaba, ofreciéndote lo que habías pedido, y aceptando o rechazando, la moneda ofrecida.

Esther, la guía que nos acompañó, de origen sefardí, conservaba su idioma español, utilizando el vocabulario popular de la época de su expulsión de España, lo que incrementaba el interés de sus explicaciones. Mientras pude, estuve escuchándola.

Un día, al llegar al Hotel Etap-Mármara, se produjo un cierto revuelo en la planta baja; con la curiosidad propia del caso me asomé a la escalera mecánica, y vi subir por ella a una guapa señora, de grande ojos negros, vestida con un sari blanco, acompañada por un peculiar sistema de protección, en el que ella iba en cabeza. Su identificación era fácil: Benazir Bhutto. Como llevaba la cámara fotográfica en la mano, le indiqué, mientras subía, si podía hacer una foto y con una sonrisa inclinó la cabeza afirmativamente. La fotografía fue realizada el 26 de mayo de 1989, y es la que ilustra este comentario.

Benazir Bhutto fue la primera mujer en la historia de un país islámico, Paquistán, del que fue presidenta del Gobierno. Hija de Zulficar Alí Bhutto, primer ministro de Paquistán, derrocado en julio de 1977. Su biografía nos la presenta como una dura luchadora por las libertades y pese a su aspecto frágil, era conocida con un singular sobrenombre: 'La mariposa de acero'.

Benazir nació el 21 de junio de 1953, recibiendo una educación plenamente occidental, sin abandonar su identidad paquistaní. Estudió en las Universidades de Harvard y Oxford y sus compañeros la recordaban como una atractiva joven a quien encantaba conducir coches deportivos, vestir a la última moda y asistir a fiestas.

La historia y la política cambiaron el rumbo de su vida. Estaba Benazir fuera de Paquistán cuando el ex presidente Zia Ul-Hal ordenó la ejecución de su padre, al que había derrocado en un golpe de Estado; Benazir regresó de inmediato y desafió a la dictadura, sufriendo varios arrestos domiciliarios con varias temporadas en la cárcel.

Una noche de abril de 1979 consiguió permiso para visitar a su padre en la celda. Al día siguiente fue ahorcado. Durante esta conversación, le aconsejó: "Sé fuerte. No abandones nunca tu ideología". Este fue su testamento político y Benazir no defraudó a su padre. Desafió a la dictadura y alcanzó un considerable apoyo popular. En 1984 tuvo que exiliarse a Londres, regresando en 1985 para asistir al entierro de su hermano, muerto en extrañas circunstancias. Al regresar definitivamente a Pakistán fue en abril de 1986, se puso al frente de la oposición, con un liderazgo carismático y renovador, no discutido.

En 1987 contrajo matrimonio con el rico industrial Asif Alf Zardari, un joven jugador de polo al que había conocido sólo cinco días antes de la boda, fue elegido por su madre de acuerdo con la tradición paquistaní. La boda se celebró, el 18 de diciembre de 1987 y el 21 de septiembre de 1988 nació su hijo Bilawal.

Fue primera ministra al ganar las elecciones de noviembre de 1988; antes había muerto en accidente de aviación su mayor enemigo, Zia Ul-Hak.

Las cualidades humanas y políticas de Benazir fueron probadas hasta el límite en críticas circunstancias. El hecho de ser mujer en un país islámico hizo más difícil su tarea.

El mismo día de su nominación -diciembre 1988-, el Jamaat-i-Islami, partido extremista con el 15% de los votos promulgó un decreto religioso basado en un versículo del Corán: "No conocerá jamás la prosperidad el pueblo que confíe sus asuntos a una mujer".

Aprovechando el primer viaje oficial de la primera ministra al extranjero, la oposición religiosa organizó una manifestación en Islamabad contra el libro de Salman Rushdie, autor de Versículos satánicos.

Una semana más tarde los grupos religioso decidieron marchar sobre el centro emisor de la televisión. La cadena nacional había programado el día anterior una emisión musical, Music 89, en la que intervenían grupos de jóvenes paquistaníes; entre el público, jovencitas recatadamente sentadas, levantaban sus brazos enlazando las manos para seguir el ritmo de las canciones, sin llevar el velo sobre los cabellos. Los mujaidines las acusaron de blasfemas.

Benazir cedió. Una segunda emisión dedicada a Nain Siniki, bailarina de Penjab adorada por la juventud, fue suspendida. La primera ministra en una declaración oficial, aconsejó a las mujeres paquistaníes "no coger la mano a los hombres en lugares públicos".

En las ciudades, las jóvenes que podía haber facilitado el cambio en el país, marcharon de nuevo al extranjero para trabajar al prohibirles llevar pantalones vaqueros o practicar deportes en público.

Benazir repetía: "Quiero hacer entrar a Pakistán en el siglo XXI", siendo necesario para esta evolución conseguir un Islam moderno donde la mujer tuviera sus plenos derechos. Las dificultades, y la resistencia que encontró fueron profundas y arraigadas durante siglos. Un diplomático acreditado en Pakistán comentó: "Aquí ha cambiado el director de orquesta, pero los músicos son los mismos. Benazir lleva el timón de un barco que no responde". A las últimas manifestaciones religiosas que la cuestionaron en la calle, Benazir hizo frente con un contragolpe militar, dominando la situación, intentando llevar a Pakistán al siglo XXI. El 23 de marzo, día del Fiesta Nacional paquistaní, presidió los desfiles militares, rodeada de generales que le eran hostiles.

La primera ministra tenía la costumbre de llevar a su hijo al despacho de trabajo. Con el niño en brazos, Benazir acompañaba por los jardines a algunas visitas, mostrando al mundo la imagen maternal de una mujer carismática, femenina, que con un carácter férreo, logró ser la primera ministra de un país musulmán. El veterano dirigente chino Dong Xiaoping comentó: "En 84 años de mi vida no he conocido a ningún hombre que fuese capaz de conseguir lo que ella".

Benazir Bhutto fue asesinada el jueves 27 diciembre de 2007 en un atentado terrorista en Rawalpindi, durante un acto de propaganda electoral previo a las elecciones a la que se presentaba como candidata a la presidencia de Pakistán. La cadena de muertes violentas en la familia Bhutto, se cobró una nueva víctima.

Documentación: Soledad Belmonte