El 25 de marzo -fiesta de la Encarnación- de 1957 se firmaba el Tratado de Roma con el que se daba inicio a la que hoy conocemos como Unión Europea, inicialmente formada por Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Los Padres de Europa firmantes del Tratado inicial eran en su mayoría democristianos y confesionalmente católicos practicantes -Robert Schuman, Konrad Adenauer, Alcide de Gasperi- que deseaban crear un proyecto europeo ecuménico integrador. No en vano los símbolos iniciales de la Comunidad estaban, y siguen estando, inspirados en la más pura tradición católica y bíblica: el azul mariano de la bandera europea y las 12 estrellas de la mujer que simboliza a la Virgen María y a la Iglesia en Apocalipsis 21. Así lo concibieron los Padres fundadores europeos. Estamos por tanto en el cincuenta aniversario del Tratado de Roma.

La Unión Europea que ha reportado tantos beneficios políticos, económicos, sociales y jurídicos a los pueblos de Europa se encuentra en un atolladero, una cierta parálisis institucional, desde que Francia y Holanda, en el 2005, rechazaron el Tratado constitucional propuesto y los católicos europeos manifestaron sus fuertes reticencias a un texto que ignoraba las raíces cristianas de la identidad europea.

De los firmantes del Tratado de Roma en 1957 sólo uno sigue con vida: Maurice Faure, entonces secretario de Estado de Exteriores francés. Faure manifiesta su decepción cuando afirma: "Cumplimos un sueño", pero "esperaba mucho más. Europa está en crisis y ya no avanza". Faure habla del "hombre enfermo de Europa" y echa en falta hombres de talla humana, con peso de estadistas: "Cuando hablaba De Gaulle, Adenauer... tenían autoridad. Hoy ya no es así". Faure tiene hoy 85 años. Es experto en política, doctor en Historia, firme creyente europeísta y atribuye una gran parte de la crisis actual a la mal resuelta ampliación de 2004 a los países del Este europeo, cuando hubiera sido deseable una fase intermedia más lenta, antes de la incorporación plena. Le preocupa también el envejecimiento de Europa. En el 2010 habrá más europeos con 60 años que con 20.

La actual presidenta de la Unión Europea, la alemana Ángela Merkel, ha citado en Berlín los días 24 y 25 de marzo pasados, en el aniversario europeo, a los dirigentes de los veintisiete países de la Unión para buscar caminos de lo que ha llamado la refundación de Europa. Se trata de consensuar un documento -la Declaración de Berlín- donde se propongan los pasos que hay que dar para salir del actual atolladero y explicar sobre qué bases y valores se asienta la unión. Parece que una de las cosas muy necesaria es reducir la enorme burocracia de la UE al menos en una cuarta parte de la actual. El éxito del euro, utilizado por trece países de la Unión, y el Acuerdo de Schengen, que elimina los controles fronterizos en doce Estados al interior de la Unión, son apoyos fuertes de la refundación.

La cuestión importante pendiente del reconocimiento de las raíces cristianas de Europa es señalada especialmente por la canciller alemana: "En el encuentro con otras religiones, con otras culturas, será importante que nosotros como europeos estemos en condiciones de reconocernos de forma clara en nuestras raíces. Los otros lo esperan de nosotros". No parece que la cumbre de Berlín haya sido tan sensible al tema como la canciller preveía. Hay fuerzas laicistas que se oponen con tenacidad... a pesar de que el Partido Popular Europeo (PPE) se reconozca en la tradición judeocristiana, como uno de sus fundamentos institucionales. No obstante dicen que "el mayor desafío al que nos enfrentamos es conservar la Creación"...

No está resuelta la crisis, ni se ven vías de salida a corto plazo. Los católicos europeos han celebrado un Congreso en Roma (23-25 marzo 2007) sobre 'Valores y perspectivas para la Europa del mañana'. Un significativo grupo de laicos católicos se han organizado en 'Iniciativas de cristianos por Europa' (IXE), en el que están representadas una organización de laicos católicos por cada país de la Unión. La iniciativa ha sido de Las Semanas sociales de Francia y del Comité Central de católicos alemanes, al que se ha unido la Asociación Católica de Propagandistas de España. En su Manifiesto, presentado recientemente en Bruselas, expresan como central: "los ciudadanos europeos hemos de salir del relativo letargo y depresión en que nos hallamos para volver a ilusionarnos con el sueño de una Europa unida y cuajada de valores" (http://www.ssf-fr.org/actu/2007/manifeste_ixe.php3).

Cuando el carro se atasca en el barro hacen falta muchas manos para sacarlo del atolladero. Pero hace falta que sean hábiles y sepan lo que hacen. San Benito, Fundador y Patrono de Europa, los acompañe...