La reciente concesión del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades al periodista francés de origen argelino, Jean Daniel, fundador y director del semanario progresista Le Nouvel Observateur, me ha producido una honda satisfacción, porque me cabe el orgullo de haber contribuido a la divulgación de su figura en España, en una época en la que aquí sólo era conocido en círculos muy minoritarios.

En ese sentido fui, en cierto modo, pionero, pues hace ahora la friolera de 31 años, publiqué en el diario Pueblo, periódico en el que a la sazón trabajaba, un artículo sobre su libro Le temps qui reste (Stock, 1973) que había adquirido en París, con el que obtuvo el Premio Internacional de Prensa. Muchos años después, al conocerle personalmente, le dí una fotocopia de mi escrito, agradeciéndome el comentario laudatorio sobre su trabajo.

Emilio Romero, director entonces del citado rotativo madrileño ya desaparecido, en su libro Cartas al Rey, publicado por Planeta a finales de 1973, hizo referencia a Jean Daniel y su obra, basándose en mi artículo. Y es que no en vano, desde los años 50 del pasado siglo en que comenzó su brillante carrera, hasta la actualidad, J. D. ha sido siempre un periodista de referencia y enorme influencia, por su vasta cultura y capacidad reflexiva, muy en la línea del periodismo humanista cultivado por el periodista polaco Ryszard Kapuscinski, miembro del jurado, quien también obtuvo el año pasado tan preciado galardón.

Le temps qui reste es una de las autobiografías que más me han impactado en mi larga trayectoria como lector entusiasta del género, por eso no me resisto a reproducir aquí, al estimar que no han perdido vigencia en absoluto -a pesar de las tres décadas transcurridas- algunos fragmentos del artículo que escribí en el mencionado rotativo, cuando todavía regía los destinos de España un dictador situado en las antípodas ideológicas del prestigioso periodista de izquierdas:

"Un singular impacto ha tenido en los medios periodísticos y políticos franceses la publicación de la autobiografía profesional publicada por Editions Stock, del periodista de izquierdas, director del semanario Le Nouvel Observateur, Jean Daniel, con el título muy expresivamente proustiano, de