Mientras acicalo un poco la casa y recojo las latas de refresco que quedaron de la fiesta de anoche oigo en televisión que el Pentágono está que trina por una promoción que se han inventado los de Coca Cola. No se les ha ocurrido otra cosa que introducir un móvil y, atención, un GPS, de manera que apretando un botón rojo que tiene el exterior de la lata rápidamente eres localizado y te comunican si eres ganador.

Ya vale con las bromitas, señores, que estamos jugando con la seguridad por no hablar de la salud y la última polémica de su agua embotellada, no de manantial sino, del grifo. Para mí que la chispa se tambalea aunque hablar de tambaleos en una compañía como ésta es como decir que, a la baronesa Thyssen, le han robado siete cuadros, la crisis se nota poco, la verdad. La gracia que me hace, además, que se me tenga localizada, a mí, que llevo el móvil apagado todo el día.

Miro una lata que tengo cerca y me digo: "Mucho GPS pero ¿qué sabemos del 7X o el E-33...?", eso sí que no lo tiene localizado nadie. Siempre escribo con una Coca Cola a mi lado, de ahí que mis textos tengan más de burbujas que otra cosa como en su día acusó un escritor a Cabrera Infante acerca de la literatura que éste hacía. A él, que no vio una Coca Cola hasta que salió de Cuba. Tal vez esté equivocando el camino y debiera hacer como Antonio Muñoz Molina, que fue uno de los tantos participantes de los concursos de redacción que promueve desde los años 60 la marca refrescante y miren donde está ahora.

Pero ¿de qué nos quejamos? ¿qué fue antes, la sed o una Coca Cola?, ¿qué sería, por ejemplo, una peli sin Coca Cola?. A ET le informaban que esto era lo que se bebía en la Tierra, Lolita (de Nabokov no la de aquí) se sentaba en el coche y junto a las patatas fritas no olvidaba su Coca Cola, creo recordar que en Blade Runner aparecía la publicidad de esta bebida y, tengan en cuenta que, estábamos viendo una sociedad futura. A muchos deberían colocarles en casa un grifo sólo con Cola y serían felices.

Supongo que Penélope Cruz debió tragarse un GPS de prueba vista la rápida reacción que tuvo su estómago. Es que los del cine español son más de otras bebidas. Recuerdo que decían de Luis Buñuel que cuando no le gustaban los dry martinis que le preparaban los de Chicote se iba y no decía ni adiós; ahora, el día que salía a su gusto se despedía con una reverencia. Sin ir más lejos, una de las anécdotas de la boda del año fue por parte del Príncipe Felipe quien, tras despedir a sus invitados y unirse al grupo de sus amigos, pidió 'una Coca Cola en vena', de lo que se deduce rotundamente que este chico ve mucho la televisión, vamos, por esto y por otro detalle más significativo.

El gran Andy Warhol dedicó a la bebida unas palabras que, con un lenguaje fácil y sencillo, resumía toda la filosofía burbujeante: "Puedes estar mirando la tele y ver una Coca Cola. Liz Taylor bebe Coca Cola. Puedes saber que el presidente bebe Coca Cola y, piénsalo, tú también puedes beber Coca Cola... Ninguna cantidad de dinero puede brindarte una mejor Coca Cola que la que esté bebiendo el mendigo de la esquina".

Si móvil lleva la lata que está sacando de sus casillas a los miembros de Inteligencia norteamericana seguro que éste no lleva incorporado el último grito en traición al receptor que se han inventado. Resulta que puedes añadir fondos de sonidos a tus llamadas, de manera que, aunque te encuentres en el Ritz rodeada de unas fresas con champán, sin embargo, la otra, que pide explicaciones a tu acompañante y extrañamente comienza a chocar con los marcos de las puertas cuando sólo mide 1,60, sólo oirá, por ejemplo, el rugir de un estadio de fútbol. Con lo burra que soy, a la tercera que me pregunten doy pelos y señales de dónde me encuentro. ¿Ven por lo que al final nunca enciendo el móvil?

Mientras acicalo un poco la casa y recojo las latas de refresco que quedaron de la fiesta de anoche oigo en televisión que el Pentágono está que trina por una promoción que se han inventado los de Coca Cola. No se les ha ocurrido otra cosa que introducir un móvil y, atención, un GPS, de manera que apretando un botón rojo que tiene el exterior de la lata rápidamente eres localizado y te comunican si eres ganador.

Ya vale con las bromitas, señores, que estamos jugando con la seguridad por no hablar de la salud y la última polémica de su agua embotellada, no de manantial sino, del grifo. Para mí que la chispa se tambalea aunque hablar de tambaleos en una compañía como ésta es como decir que, a la baronesa Thyssen, le han robado siete cuadros, la crisis se nota poco, la verdad. La gracia que me hace, además, que se me tenga localizada, a mí, que llevo el móvil apagado todo el día.

Miro una lata que tengo cerca y me digo: "Mucho GPS pero ¿qué sabemos del 7X o el E-33...?", eso sí que no lo tiene localizado nadie. Siempre escribo con una Coca Cola a mi lado, de ahí que mis textos tengan más de burbujas que otra cosa como en su día acusó un escritor a Cabrera Infante acerca de la literatura que éste hacía. A él, que no vio una Coca Cola hasta que salió de Cuba. Tal vez esté equivocando el camino y debiera hacer como Antonio Muñoz Molina, que fue uno de los tantos participantes de los concursos de redacción que promueve desde los años 60 la marca refrescante y miren donde está ahora.

Pero ¿de qué nos quejamos? ¿qué fue antes, la sed o una Coca Cola?, ¿qué sería, por ejemplo, una peli sin Coca Cola?. A ET le informaban que esto era lo que se bebía en la Tierra, Lolita (de Nabokov no la de aquí) se sentaba en el coche y junto a las patatas fritas no olvidaba su Coca Cola, creo recordar que en Blade Runner aparecía la publicidad de esta bebida y, tengan en cuenta que, estábamos viendo una sociedad futura. A muchos deberían colocarles en casa un grifo sólo con Cola y serían felices.

Supongo que Penélope Cruz debió tragarse un GPS de prueba vista la rápida reacción que tuvo su estómago. Es que los del cine español son más de otras bebidas. Recuerdo que decían de Luis Buñuel que cuando no le gustaban los dry martinis que le preparaban los de Chicote se iba y no decía ni adiós; ahora, el día que salía a su gusto se despedía con una reverencia. Sin ir más lejos, una de las anécdotas de la boda del año fue por parte del Príncipe Felipe quien, tras despedir a sus invitados y unirse al grupo de sus amigos, pidió 'una Coca Cola en vena', de lo que se deduce rotundamente que este chico ve mucho la televisión, vamos, por esto y por otro detalle más significativo.

El gran Andy Warhol