El horóscopo se debe leer siempre por la noche, para ver de la que te has librado. Si lo lees por la mañana, corres el peligro de interpretar como una orden lo que no era más que una profecía. Las profecías están para no cumplirse, pero todos tenemos tendencia a cumplir las órdenes. Si el horóscopo le dice a usted que ese día discutirá con su madre y usted lo lee a primera horas de la mañana, una fuerza inconsciente le obligará a llamarla por teléfono al mediodía, desde la oficina, para pelearse con ella. Siempre hay una razón para pelearse con la madre. Si usted no la encuentra, no se preocupe, ya la encontrará ella, que a lo mejor ha leído también el horóscopo (el de usted, porque las madres miran el de los hijos antes que el propio), y está pegada al teléfono esperando su llamada. Eso le pasa a usted por leer el horóscopo cuando no debe. Si lo hubiera leído por la noche, se habría librado de la bronca.

Ayer tuve un mal sueño y me levanté lleno de presagios. Cuando me levanto lleno de presagios, leo el horóscopo nada más despertarme, para hacerme daño. Decía así: "Si nació entre el 3 y el 8, no tome decisiones existenciales". Llamé al periódico para ver si me facilitaban el teléfono de la autora, porque era una mujer, pero me dijeron que lo tenían prohibido. Sólo quería preguntarle qué entendía ella por "decisiones existenciales", que literalmente debería significar algo así como "decisiones ligadas a la existencia". ¿Dejar de fumar es una decisión existencial? ¿Telefonear a mamá es una decisión existencial? ¿Comer entre horas es una decisión existencial?

Mi viejo manual de filosofía escolástica hacía una distinción muy clara entre el ser y el existir. Deduje, pues, que la autora del horóscopo, conociendo mis lecturas de juventud, me invitaba a tomar decisiones esenciales. El problema es que a estas alturas a mí se me ha olvidado en qué consiste la esencia. Sólo sé tomar decisiones que afectan a mi existencia. Telefoneé a mamá e intenté hablar con ella, pero lo que hicimos fue, esencialmente, discutir. Cuando colgué, por raro que parezca, estaba más tranquilo, como si hubiera tomado una decisión esencial.