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Laura Gil Collado (Murcia, 24 de abril de 1992) llegó al baloncesto por accidente. Ella casi no sabía qué era ese deporte de la canasta cuando en su colegio le dijeron que necesitaban chicas altas para el equipo. Una amiga le invitó a probar y desde entonces ha tenido una carrera deportiva marcada por el éxito.

La murciana comenzó en un club modesto, el CB Santo Ángel, par poco después recalar en el CB Capuchinos. Sus técnicos se dieron cuenta del potencial de una joven espigada con mucho talento, capaz de correr la pista pese a su envergadura.

Su carrera fue meteórica. Llegaron los Campeonatos de España con la selección murciana y las llamadas para las concentraciones de la Federación se sucedieron hasta que con 15 años de edad se marchó a Barcelona para formar parte de ese proyecto llamado Siglo XXI por el que han pasado la mayoría de las jugadoras que ayer volvieron a hacer historia.

Desde que en 2007 debutó con la selección española sub-16 en un Campeonato de Europa en Letonia, no solo los inviernos han sido intensos para Laura Gil. Aquella plata ya lejana fue la primera de una lista casi interminable. De hecho es la jugadora española con más medallas de la historia del baloncesto nacional, con 12 en estos momentos, que serán trece a partir de mañana. Incluso llegó a jugar dos torneos internacionales el mismo verano, como en 2009, 2010 y 2011. En todos los campeonatos subió al podio, ya fuera con un oro o una plata, pero España nunca falla con la murciana en sus filas.

Después de pasar su primera campaña senior en el Perfumerías Avenida, con el que lo ganó todo, se marchó al Hondarribia Irún, un club modesto en el que adquirió la experiencia necesaria para llegar a debutar con la selección absoluta en 2013, en la preparación para el Campeonato de Europa de Francia, donde el combinado nacional, tras fallar en su camino hacia los Juegos de Londres, se sacó la espina clavada y se alzó con el título. Después llegó el Mundial de Turquía en 2014, donde la selección solo fue superada por la intratable Estados Unidos. La murciana estuvo a punto de quedarse fuera del equipo por una grave lesión que sufrió en el mes de enero -una rotura del ligamento anterior cruzado-, pero llegó a tiempo para participar en la concentración previa que se celebró en Murcia y disfrutar del que hasta ayer era el mayor éxito del baloncesto femenino español. En el Europeo del pasado año en Hungría y Rumanía, Lucas Mondelo volvió a confiar en la jugadora del barrio de Vistabella y España se volvió a subir a lo más alto del podio, lanzando un servio aviso para los Juegos, donde han rubricado un éxito sin precedentes.

Laura Gil es una chica sencilla, que en la actualidad estudia a distancia Psicología. Comenzó Medicina, pero no pudo seguir el ritmo por el frenético ritmo que lleva su vida deportiva. La murciana siempre lleva un libro debajo del brazo en los viajes y su Ipod cargado de música de todos los estilos, aunque sobre todo pop y rap, que son sus pasiones.

Durante los últimos años ha recibido ofertas para irse a jugar fuera de España, pero Laura ha preferido quedarse en nuestro país, donde la crisis ha afectado seriamente al baloncesto femenino, con la desaparición de varios clubes importantes. Pero esta temporada, después de dos cursos consecutivos con un gran protagonismo en el Cadí La Seu, esta murciana que ayer jugó su partido número 66 con la selección española, regresa a Salamanca para jugar en el Perfumerías Avenida, firme candidato a ser campeón de la Euroliga.

Ella, trabajadora incansable y pesadilla para las pívots rivales por sus espectaculares cualidades defensivas, ya tiene reservado un lugar en su casa para colocar esa medalla que no ganaba un murciano desde hace 24 años, cuando Antonio Peñalver se subió al podio en Barcelona 92.