En esta ocasión no esperéis un artículo objetivo porque me confieso forofo de Miguel Ángel López Nicolás. Todos estamos muy orgullosos de las gestas que ha logrado hasta el momento y confiábamos que en la prueba de 20 kilómetros marcha volviera a emocionarnos. En mi época como deportistas, solo lloré por mis mayores derrotas y por esas escasas victorias logradas tras los duros golpes recibidos, pero Miguel Ángel me emociona cada verano desde aquel quinto puesto olímpico en Londres, haca ahora cuatro años. Con cada medalla internacional pensaba que había llegado a su techo. ¿Os habéis parado un momento a reflexionar lo que hay detrás de cada medalla? Hay miles de deportistas de élite que dedican muchísimos años de su vida para intentar, al menos, clasificarse para disputar unos Juegos, aunque muy poquitos son propietarios de medallas como las que se ha colgado, hasta el momento, Miguel Ángel. La gloria de ser el mejor de Europa, del Mundo... pero en esta ocasión se ha esfumado el sueño olímpico y, además, de lograr la triple corona en los 20 kilómetros. Pero Miguel es un deportista y tras la derrota no queda otra opción que levantarse y seguir luchando, pues la calidad de este atleta le sirvió para lograr la clasificación en los 50 kilómetros, una prueba por explorar, pues se presenta a un segundo reto en la distancia más larga del programa del atletismo olímpico.

Para lograr las hazañas de Miguel Ángel no es suficiente con nacer, hay que hacerse, no son las horas que se pasan fuera de casa, concentrado y gastando zapatillas por asfalto de medio mundo, renuncia a pequeños placeres como un trozo de empanada de jamón cocido y queso, por la que se pirra Miguel Ángel. No hablo de un año, ni de cuatro, ni de seis, por lo que el resultado de hoy en los 50 kilómetros podrá ser mejor o peor, pero será una etapa más en la trayectoria deportiva del mejor atleta que ha tenido la Región de Murcia y que pronto se convertirá en el mejor español de todos los tiempos.

Miguel Ángel, al andar hace su camino, ha crecido con derrotas en las que cimentar sus victorias. El chico de Llano de Brujas, que encontró en sus inicios el apoyo incondicional de su madre Fini y de su primer entrenador, Paco González, imprescindibles en una época en la que juegas y sueñas, pero no piensas en ser deportista olímpico.

Miguel Ángel, siempre atento a escuchar y aprender para después decidir, esa es la actitud que más he valorado del introvertido campeón. Sin embargo, hace tiempo que dejé de darle consejos, me ha sobrepasado, arrollado? No tengo nada que enseñarle en profesionalidad, cercanía y humildad. Porque Miguel Ángel sigue siendo el mismo chico tranquilo que domina, con aparente distracción, los verdaderos detalles que hacen grande a un campeón.