Desilusión. Ese es el sentimiento que se vislumbraba al acabar la carrera en los rostros con lágrimas de familiares, amigos y aficionados que se acercaron hasta el centro comercial Zig Zag para alentar a Miguel Ángel López en su persecución hacia la gloria olímpica.

Marcaban las 19.30 horas en el reloj y alrededor de unos cuarenta fieles animaban de cerca al murciano pegados a la pantalla y sin perder vista lo que iba a suceder. Con unas llamativas camisetas con el lema de «Marchamos con Miguel Ángel», los familiares del murciano apoyaban desde el inicio la andadura olímpica del marchador de Llano de Brujas.

Además, también se acercaron hasta allí numerosos seguidores para vivir una jornada que se preveía histórica para el atletismo español, con especial mención para nuestra Región. «Creemos que puede conseguir el oro, nos ha dicho que no le preocupa el tiempo», comentó Encarnita Ibáñez, prima de López, poco después de que la carrera diera el pistoletazo de salida. Por otra parte, Alonso Gómez, director general de Deportes, incidía en que «la medalla para Murcia supondría mucho, ya que Miguel Ángel es el espejo en el que se miran los jóvenes».

Pero como en todo, en el deporte uno más uno no siempre suman dos. Inesperadamente, el murciano no pudo hacer realidad su sueño de conquistar una presea en la cita brasileña. De hecho, el marchador entró en el undécimo puesto, lejos del diploma olímpico.

Ya en los últimos kilómetros de la prueba, cuando las fuerzas empezaron a fallarle al deportista español, comenzaron las dudas en la afición murciana. Aún así, y a pesar de que Miguel Ángel se descolgaba de la lucha por los metales, el campeón europeo y mundial siguió siendo arropado con gritos de ánimo de todos los amantes del atletismo que se habían congregado en el Zig Zag.

Nadie esperaba un resultado así, pero si algo había claro en el ambiente es que el de LLano de Brujas se repondrá de cara a su cita con el 50 kilómetros. «Él estaba un poco obesionado con la estrechez del circuito. Hoy no era el día. La máquina estaba a punto pero no ha podido ser. El 50 será una sorpresa porque solo ha hecho una vez la prueba», explicó Paco Esparza, médico del atleta murciano.

Desilusión. Desánimo. O tal vez mala suerte. Todas estos términos, tópicos tras un fracaso deportivo, no deben mermar la capacidad de reacción de un tipo disciplinado, constante, «con rabia», tal y como el mismo afirmó tras la prueba.

Un sacrificio que terminará por elevarle al Olimpo en el que habitan esos pocos privilegiados que alcanzan la gloria en unos Juegos. Tras esta vorágine de sensaciones, solo cabe decir que para nosotros Miguel Ángel siempre será nuestro campeón.