A día de hoy, el murciano Jaime Lorente es un reconocido actor a nivel internacional gracias a la gran repercusión de La Casa de Papel, en Netflix. El intérprete de 31 años no lleva demasiado tiempo en la profesión -comenzó en El secreto de Puente Viejo en 2016-, aunque eso no ha impedido que acumule producciones en su currículum: Élite, El Cid, Todos lo saben, La sombra de la ley, ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, 42 segundos... Sin embargo, mucho antes de dedicarse a la interpretación, Lorente tuvo que ganarse la vida de otra forma por la que vivió momentos muy tensos.

El protagonista de Cristo y Rey, la nueva serie de AtresPlayer basada en la vida de Bárbara Rey y Ángel Cristo, pasó este martes por El Hormiguero junto a su compañera Belén Cuesta. Durante la entrevista en el programa de Antena 3, ambos se animaron a desvelar curiosos detalles sobre su pasado.

Ante las preguntas de Pablo Motos, el murciano dio a conocer cuál era su antigua profesión, la que le daba de comer antes de vivir de la interpretación. "Durante muchos años fui árbitro con un amigo mío. Me he recorrido todos los campos de tierra. Me han intentado pegar incluso", confesó.

Su surrealista historia en Hollywood

Por otro lado, el protagonista de Cristo y Rey también comentó cómo el inglés podría haber llegado a ser una barrera en su carrera, dado que "siempre se la ha dado muy mal". Un día, relató, le llamó un director de Hollywood que estaba buscando un protagonista para su película. Le preguntó si se manejaba con el idioma y, en lugar de decirle la verdad, le contestó que era bilingüe.

Tuvo que grabar cuatro escenas en su casa, las envió y le llamaron, por lo que viajó a Los Ángeles (con dos días de antelación, para conocer la ciudad). Durante el viaje en avión, aprovechó para estudiar el guion con el Traductor de Google.

Cuando entró al casting y comenzaron a hablarle "no entendía absolutamente nada", pero dio por hecho que le gustaba España porque mencionaron Madrid y Barcelona. Lo más sorprendente es que confesó que no hablaba el idioma ("sorry, I don't speak English") y, aun así, hizo la prueba y la pasó.

El director le propuso quedarse un año en Estados Unidos para aprender inglés, pero el lo rechazó. "Tenemos un país de puta madre y estoy genial aquí", dijo, arrancando el aplauso del público: "Hay que decir sí a las cosas, siempre pasa algo".