Netflix comenzó la semana pasada con 'The Punisher' la llamada Fase 2 de sus series de televisión basadas en el Universo Marvel. La primera fase culminó el pasado verano con el estreno de The Defenders, que aglutinaba en solo título a los protagonistas de los otros cuatro salidos de las viñetas que emite la plataforma. The Punisher (o El Castigador, como también se le conoce en los cómics) ya fue presentado hace año y medio durante la segunda temporada de Daredevil y ahora debuta con su propia serie en solitario. Frank Castle no tiene los sentidos agudizados del diablo de la Cocina del Infierno, ni la superfuerza de Jessica Jones o Luke Cage. Carece de superpoderes, en cambio, tiene muchas metralletas, machetes, explosivos y muy mala leche. Castle es un atormentado exmarine de los Estados Unidos que, tras regresar a casa de la guerra, pierde a toda su familia durante un tiroteo en un parque. La venganza se convierte para Frank en una obsesión y emprende una guerra sin fin para limpiar las calles de criminales, dejando sólo cadáveres a su paso.

The Punisher debutó en los cómics durante los 70 en las páginas de Spiderman. Castle era un justiciero callejero paramilitar que bebía de personajes de la gran pantalla de la época como 'Harry el Sucio' (Clint Eastwood) y 'El justiciero de la noche' (Charles Bronson). Durante varios años se convirtió en un secundario que esporádicamente se cruzaba en el camino del trepamuros y con el que tenía sus más y sus menos porque Spiderman se toma muy en serio eso de no matar a nadie, por muy malvado que sea. Durante los 80, Frank Castle logró su primera serie de cómics en solitario y llegó a alcanzar gran popularidad en los 90, en una década en la que el género estaba plagado de personajes hipermusculados y armas muy grandes. La verdadera revolución de Punisher llegó a finales de esa década, cuando tomaron las riendas de la serie el guionista Garth Ennis y el dibujante Steve Dillon. Al más puro estilo Tarantino, ambos hicieron del humor negro y la ultraviolencia las señas destacadas. HBO España ofrece otra adaptación de los cómics de este dúo, Preacher, donde hace unas semanas terminó la segunda temporada.

Tráiler de 'The Punisher'. Vídeo: YouTube

Las matanzas del personaje más fascista de Marvel han tenido sus adaptaciones al cine. Todas ellas bastante olvidables. Una película de serie B protagonizada por Dolph Lundgren (el ruso de Rocky IV) en 1989 salida de la factoría de Roger Corman; y otras dos fallidas adaptaciones en 2004 y 2008 de los cómics de Ennis y Dillon. Por eso, cuando Netflix anunció el proyecto, una tercera versión del personaje después de antecedentes tan mediocres parecía ya excesivo y con poco interés. Jon Bernthal, a quien los fans de 'The Walking Dead' recordarán por su papel de Shane, el excompañero de Rick Grimes) encarna al Punisher de Netflix. Esta vez no tenemos a Rosario Dawson haciendo de hilo conector con el resto de las series como la Enfermera de Noche, pero contamos con Deborah Ann Wolf retomando su papel de Karen Paige, la novia de Matt Murdock.

En esta adaptación se olvidan del humor negro que caracterizó la etapa de Ennis y Dillon, pero conservan la ultraviolencia. Los guionistas hacen una actualización del personaje, ya que el Frank Castle de los cómics era un veterano del Vietnam. Aquí cambian la guerra del sudeste asiático por la más reciente de Afganistán. La serie arranca con un Frank Castle que parece haber cumplido su venganza y aparca su guerra contra el crimen, viviendo escondido del mundo como un anónimo peón de la construcción. Pronto empezarán a pasarle cosas que le obligan a salir del anonimato y retomar su misión, al encontrar a nuevos culpables del asesinato de su familia. El comienzo es titubeante, sin que uno sepa exactamente hacia dónde lleva todo esto en los cuatro primeros episodios.

No hace falta extenderse mucho para conocer cuáles son las motivaciones del personaje, porque son muy sencillitas. Por eso, en el Punisher de Netflix embrollan todo el tema de la tragedia familiar de Frank con una oscura conspiración gubernamental. Los guionistas dan por hecho que uno se acuerda perfectamente de lo que pasó hace un año y medio en Daredevil y por eso los primeros capítulos se hacen un poco cuesta arriba.

En algunos momentos, The Punisher cae en el topicazo de querer justificar a su personaje con esa manida frase "sólo mata a los que se lo merecen". Sin embargo, consigue soltar lastre de los planteamientos ideológicos que entraña esa afirmación desviando su trama al síndrome de los excombatientes de guerra. Las guerras contra los clanes mafiosos italoamericanos o los carteles de la droga de Latinoamérica que habitualmente se han contado en tramas pasadas se ven relegadas por una historia que nos habla de los traumas de exmilitares al regreso a casa y cómo ya no van a poder vivir una vida normal. Es algo que ya hemos visto en películas como 'En tierra hostil' (Kathryn Bigellow) y 'El francotirador' (Clint Eastwood) y que ahora se nos mezclan con esas oscuras tácticas de unidades de mercenarios que se han usado en la guerra contra el terrorismo en Oriente Medio. Personas a las que la guerra sacó a la luz sus tendencias más oscuras y que sólo necesitan buscar una motivación para matar sin cuartel. Sólo así se logra dar coherencia, presentando a sus personajes como fanáticos inestables mentalmente, a unos planteamientos que una obra de ficción que intenta algo serio haría aguas por los cuatro costados.

Netflix rescata para 'The Punisher' a otros personajes recuperados de las viñetas. Microchip durante los 90 era el aliado de Frank Castle y como el Q de James Bond le suministraba todo tipo de dispositivos y armas para su guerra contra el crimen. Está interpretado por Ebon Moss-Bachrach, habitual en la serie Girls. En los cómics, el personaje volvió del limbo durante la etapa de Ennis para pasarse al lado oscuro y convertirse en enemigo de su anterior aliado.

Por su parte, Ben Barnes interpreta a Billy Russo, personaje para el que puede haber spoilers si uno no conoce los cómics de Punsiher. Russo es más conocido por su alias: Puzzle, que es una de las némesis de Frank Castle (si es que puede tener némesis alguien que se carga a todos los enemigos). Puzzle en las viñetas es un gángster que odia a muerte al justiciero de la calavera después de que éste le deformara la cara durante una de sus eternas misiones de venganza. En la serie televisiva, se nos presenta a Russo como alquien que fue el mejor amigo de Castle durante la guerra y que parece estar en el mismo meollo de la conspiración gubernamental. Si han elegido al actor que en cine interpretó a Dorian Grey, que podría pasar por un Jaime Lannister jovencito antes de 'Juego de Tronos', y entendemos cuáles eran las motivaciones de Puzzle, no es difícil deducir que lo que realmente la temporada nos cuenta es cómo nació el villano. Un personaje de nueva creación es Dinah Madani, interpretado por Amber Rose Revah, agente de los servicios secretos que investiga la trama en la que murió la familia de Castle.

Tras los titubeantes comienzos, la serie alcanza mayor intensidad dramática en su recta final, con las altas dosis de violencia que siempre han caracterizado a este personaje. Para mi gusto, le ha faltado el toque de humor negro, sin el que a Punisher jamás me podré tomar en serio.

Mientras tanto, a falta de que se concreten los detalles del divorcio entre Netflix y Disney, las próximas temporadas de los personajes de Marvel que ofrece la plataforma siguen su curso. Para el próximo 2018, se esperan la tercera de 'Daredevil' y las segundas de Jessica Jones y de Luke Cage. También se ha anunciado una segunda temporada para 'Iron Fist' pero aún no tiene fecha de estreno. En cuanto a 'The Defenders', aún no se ha anunciado nada al respecto, pero no sería de extreñar que todos los héroes volvieran a reunirse, esta vez acompañados de un quinto miembro con muchas armas y muy malas pulgas.