Los reportajes, 8 europeos y 2 canadienses, buscan, según ha explicado hoy el director del programa desde hace 17 años, Pedro Erquicia, la verdad que está más allá de los grandes titulares o, en otras palabras, profundizar en la actualidad desde nuevos ángulos.

El director de TVE, Javier Pons, lo ha explicado hoy en la presentación del espacio diciendo que se trata de "historias que ya hemos visto en titulares pero que en ningún sitio entenderemos mejor que en Documentos TV".

"El circo de Dios", sobre los predicadores del Evangelio que recorren con sus carpas circenses Estados Unidos en busca de público rural y de bajas capas sociales, será el primero de los documentos en estrenarse, el próximo 16 de octubre.

Le seguirán, cada martes a la hora citada (un horario que usó hoy Pons para demostrar el apoyo de su dirección a la información de calidad), "Esclavas del sexo", sobre el tráfico de mujeres, y luego "El mundo según Google".

Más tarde vendrán "La castración" de pederastas, "Mercenarios", "Huérfanos en venta", "Presas modelos", "El negocio de la ocupación" de Irak, "La letra con sangre entra", sobre centros educativos para controlar a los adolescentes y "Segunda mano, negocio de primera".

Con ellos y con otros más, como los 13 de producción propia que prepara para que estén listos en primavera, "Documentos TV" cumplirá su temporada número 22 y, en julio, la emisión número mil.

En la última temporada el programa ha emitido 47 programas, 32 de ellos de producción propia, con una media de 525.000 espectadores y un porcentaje de audiencia encuadrado en la media de La 2 en el mismo día y hora de emisión.

Los diez primeros documentales que emitirá el programa proceden de productoras diferentes, muchas de ellas independientes aunque trabajen para grandes marcas, y cada uno de ellos es una apuesta por la actualidad que no carece de cierto riesgo.

"Para eso somos periodistas", explicaba hoy Erquicia a propósito de cómo seleccionar y comprar cada documental con seis meses de antelación sobre la fecha de emisión.

Se trata, dijo, de tener olfato para saber, además de cuáles son de calidad, cuáles relatan historias que tendrán actualidad en el futuro próximo, tanto porque el tema siga candente como porque no se haya desarrollado tanto como para que el reportaje quede viejo.