LAOPINIONDEMURCIA.ES/MIGUEL HERNÁNDEZ VALVERDE

Decía un amigo mío, y no sin razón, que si un enclave como éste estuviera en el país vecino –Francia, por ejemplo– en un radio de trescientos kilómetros estaría anunciado como punto de interés turístico.

Pero lamentablemente, y a pesar de que se están realizando algunos estudios para convertirlo en el lugar que se merece, lo cierto es que a fecha de hoy todavía sigue siendo una zona poco conocida y, por supuesto, con unos accesos algo más que abandonados. Solo una vez al año salta a las páginas de los periódicos con su famoso descenso.

El recorrido me gustaría decir que es ideal para ir con niños, pero no es así, y comporta tener un ligero cuidado si se decide a realizarlo, pero les aseguro que merece la pena. Esperemos que algún día los proyectos que hay pendientes se lleven a cabo y se convierta en el reclamo excepcional que tanta falta le hace a esta zona de nuestra geografía.

Itinerario recomendado

Hay que diferenciar dos itinerarios, uno para llegar a un lugar donde dejar nuestro coche y otro para realizar nuestra ruta a pie. Tomaremos la autovía de Madrid para enlazar en el famoso cruce de la Venta del Olivo, dirección Calasparra. Transcurridos unos diez kilómetros, una gasolinera nos indicará el cruce que debemos tomar a la izquierda; hay que llevar cuidado aquí, ya que el cruce se encuentra cincuenta metros antes de llegar a ella. A partir de ahí, no dejaremos el maltrecho camino hasta el cruce final que nos obliga a girar, o bien a la derecha o a la izquierda, que llega tras kilómetro y medio; atrás nos habremos dejado un par de cruces peligrosos. Al llegar al final del camino tomaremos el camino de la izquierda y tras unos cuatrocientos metros –al dejar una balsa a nuestra izquierda–, un camino mejor asfaltado a nuestra derecha nos llevará a la cabecera del cañón. Éste será el lugar elegido para dejar nuestro coche.

Una pendiente muy pronunciada nos recibe para llegar al puente que debemos cruzar y que hace de contraparada para la toma de agua que, excavada en la montaña, lleva hasta la pequeña central eléctrica que hay a la salida del cañón.

Por desgracia, si se quiere hacer esta ruta hay que tomarse algunos pequeños permisos. Cruzaremos el puente y tomaremos la senda señalizada, llevando siempre el río a nuestra izquierda. Tras una hora de caminata, la propia senda nos ´saca´ del cañón, dejándonos en el centro del mismo pero con una vistas increíbles de cómo el río Segura ha excavado un lugar privilegiado.

Este lugar tiene varias alternativas, y las pinturas rupestres que hay en el margen izquierda del río es una de ellas. También antes de cruzar el puente hay un espacio ideal para pasar un buen día de montaña, y se puede recorrer la parte anterior del río en embarcaciones preparadas.

A la hora de comer, hay varios sitios en la carretera que une por el interior las poblaciones de Cieza y Calasparra. Personalmente recomiendo un lugar que hace un gran arroz y que lo encontramos en el camino que une Cieza con la central eléctrica; no tiene pérdida, ya que lo hallaremos una vez tomado el cruce de esta carretera tras unos cinco kilómetros a nuestra derecha.