Enclavada entre Archena, Ulea y Ojós, el rincón insólito de esta semana nos lleva hasta la localidad de Villanueva del río Segura, una localidad con poco más de tres mil habitantes, pero que tiene uno de los balcones más bonitos al Valle de Ricote.

Un gran amigo mío, natural de Villanueva, me enseñó su pueblo hace muchos años. Aún recuerdo sus palabras: «Desde pequeño sabía que me tendría que ir a trabajar fuera, estaba tan seguro de que volvería como que, al final, cuando me jubile, no me veo en otro lugar viviendo que aquí, en el corazón del río Segura».

Para hacer este especial lo llamé, aún mantengo su amistad. «¿Sigues pensando lo mismo?», le pregunté, «Claro, cuento los días para regresar».

Desde el otro lado del Segura se alza majestuosa su Iglesia de la Asunción, junto al Ayuntamiento, coronando su Plaza de la Constitución

Pasear por sus calles y plazas es como caminar por la casa de uno, en apenas unos minutos conoces sus entresijos, callejuelas y cuestas, pero sobre todo, te quedas absorto en sus miradores, desde donde uno puede ver una parte importante del Valle de Ricote.

Merece la pena llegar a esta localidad por una de las carreteras más bonitas de la Región, la que une Archena con Villanueva pasando por Ulea, bordeando la Finca el Parque, el jardín privado más espectacular de la Región. Aún persiste una curiosa rivalidad entre Ulea y Villanueva, como en tantos pueblos separados por un río. Desde el otro lado del Segura se alza majestuosa su Iglesia de la Asunción, junto al Ayuntamiento, coronando su Plaza de la Constitución y sus balcones al viento.

Interior de la Iglesia de la Asunción

Lo mejor de esta localidad es que tienes al alcance de la mano mil rincones que visitar uno de los valles más increíbles de todo el Mediterráneo; y, sin duda, donde mejores vistas encontrarás es desde su Corazón de Jesús, donde uno puede observar el Valle de Ricote en todo su esplendor.

La agricultura juega un papel clave en este municipio, así que lo mejor que uno puede hacer para entender este lugar es venir en primavera, donde cien olores y colores te envuelven por sus huertas llenas de vida y agua.

Volver a la infancia

La vida en Villanueva del río Segura transcurre lentamente, es en lugares como este donde uno recupera las tradiciones y costumbres. La última vez que tuve el placer de pasear por sus calles tenía la sensación de volver a mi infancia, cuando mi padre regaba con un caldero su trozo de calle, y mi abuela se sentaba en su puerta a platicar con sus amigas.

La agricultura juega un papel clave en este municipio, así que lo mejor que uno puede hacer para entender este lugar es venir en primavera.

Su iglesia es, sin duda, su particular joya de la corona, una construcción de finales del siglo XVIII y el XIX, de estilo neoclásico.

Cuando hicimos el especial Ulea, ya dije que la mejor manera de enamorarte de Villanueva es verla desde el otro lado de la orilla, y es que pocas localidades pueden presumir de tener una postal así.

Pero como dice la canción: Si me dan a elegir, me quedo con sus atardeceres desde sus miradores, tanto en la plaza principal como desde su Corazón de Jesús, y es que ver caer el sol sobre el Valle de Ricote, donde los dorados, amarillos y verdes se visten sus mejores galas, es un lujo para la vista. Pocos lugares tienen este privilegio.

Villanueva tiene mil rincones para visitar uno de los valles más increíbles del Mediterráneo.

Cuando vuelvan al Valle, al Salto de la Novia, al Puente Tibetano, a recorrer las callejuelas encantadas de Ojós, a disfrutar del Balneario de Archena, a sumergirse en la Finca el Parque, recuerden dejar un hueco especial para pasear por Villanueva; y, al atardecer, durante unos segundos cierre los ojos y toque el olor que desprende su huerta y su río.

Ahora entiendo por qué mi amigo me dijo que al final, volvería a sus raíces.

Y no te olvides de tapear en DJ, poco a poco está consiguiendo hacerse un lugar en la gastronomía del Valle de Ricote.

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