No hace mucho tiempo, había un lugar en la Región de Murcia donde la Cultura compró parcelas y sueños; un sitio donde la música brotaba de sus calles, y donde el teatro y las exposiciones creyeron encontrar su hogar.
Ceutí sigue teniendo pendiente cerrar el círculo que comenzó a fabricar hace ya demasiados años, y estoy convencido que, tarde o temprano, su ‘pulmón’ cultural cerrará sus puertas a la burocracia y volverá a volar.
En Ceutí los minutos duran sesenta segundos
Pasear por sus calles principales y plazas en primavera y otoño merece la pena. La vida aquí transcurre con tranquilidad, los minutos duran sesenta segundos, el paseo desde su especial Centro de la Conservera, junto a su bonita Iglesia de Nuestra Señora de la Magdalena, hasta su plaza principal, donde se ubica su Casa Consistorial, en la Plaza Juan Carlos I. Lástima que el rey emérito esté manchando no solo su prestigio, sino el de España, pero igualmente esta plaza bien se merece una visita.
Allí me siento durante unos minutos con un grupo de jubilados que cada mañana ven pasar el tiempo entre bromas y recuerdos, y es que la gente aquí es abierta por naturaleza. Lo mejor de todo es que ninguno lleva en la mano el móvil, quizás sean de los últimos reductos donde la gente se habla a la cara, se miran a los ojos y utilizan la palabra en vez del dedo pulgar.
Hablo largo y tendido con estas personas que conoce la ciudad como la palma de su mano; me hablan del pasado del municipio con nostalgia: «Ceutí ya no es lo que era», me dicen. Ojalá vuelva a recuperarse y la vida vuelva a fluir de dentro hacia fuera.
Echando la vista atrás
Sale en la conversación aquellos años donde los Sixfer’s llenaban plazas, donde la gente iba a disfrutar de aquel grupo donde los Manolo, Fernando, Pascual, José y Joaquín (si me falta alguno no es culpa mía, sino de la memoria) se convirtieron en un referente musical en la Región de Murcia.
Cada vez me encuentro más cómodo con estos hombres que siguen contándome sus recuerdos e historias. Y uno de ellos me habla de aquellos toreros que llevaron el nombre de Ceutí por las plazas de toros de media España. Vicente Martínez el Levantino, me dice uno de ellos, Pedro Ruíz (Pedruelo), me dice otro. Sus miradas van cargándose de imágenes del pasado.
No perderse
- Casa Museo Antonio Campillo
- La Conservera
- Iglesia Ntra. Señora de la Magdalena
- Murales
«¿Te acuerdas de Manuel Cifuentes?», dice uno de ellos. «¿El preparador?», pregunta otro. Qué grande, y cuánto bien hizo por la cultura de la gente en esta ciudad.
Les pregunto por aquél proyecto que puso a Ceutí en el centro del escenario cultural de la Región: La Conservera, hoy en día desgraciadamente lejos de cumplir sus objetivos, y se miran unos a otros. «Una lástima que la crisis y la pandemia lo haya relegado a un segundo plano», me dice uno de ellos.
Antes de acercarme a pasear por su Museo de la Conservera, me hablan de sus campos llenos de vida, donde el albaricoque, el ciruelo y los melocotones son los auténticos reyes de la zona.
Hospitalidad y unión
Antes de acercarme a recorrer algunos de sus lugares emblemáticos, mientras el sol comienza a calentar la mañana, me tomo un café en el Bar Puerta del Sol El Ripoll, un legendario lugar de Ceutí donde, por cierto, el café está muy bueno.
Me encuentro con un amigo de hace muchos años, le invito a sentarse un momento conmigo para preguntarle un par de cosas sobre la gente de aquí. Le digo que me resuma en dos palabras a sus paisanos: «Hospitalidad y unión», me dice sin dudar. «Ceutí, cuando hay un problema grave, se une como ningún otro». Por la hospitalidad no le pregunté, acababa de verlo en primera persona unos minutos antes.
Dónde comer
- El Albero
- El Mirador
- Villa de Ceutí
- Tapear en El Ripoll
Mientras paseo hacia la Casa Museo de Antonio Campillo, voy recordando aquel año, hace ya demasiado tiempo, que jugué en el equipo de esta localidad al fútbol. De pronto, sus espectaculares murales, su Iglesia, sus chimeneas y su Museo se presentan de golpe y sin avisar. Incluso hay un momento que no sé dónde mirar, así que me adentro en La Conservera, y entonces, solo entonces, entenderán el porqué de aquellos maravillosos años.
Ojalá que las crisis que llevamos a cuestas y que han ralentizado nuestras vidas se terminen de una vez, y de nuevo la cultura en Ceutí vuelva al lugar que se merece.