La primavera es tradicionalmente una temporada de comuniones y con ellas, y especialmente ante el retorno progresivo de los eventos sociales tras la pandemia del coronavirus, llega todo un aluvión de ideas para que la fiesta religiosa de los pequeños sea un día de lo más especial para ellos.

Una de las propuestas más habituales en los últimos años, y que ha tenido una gran aceptación entre niños y mayores, es la de la inclusión de un 'candybar' en el festejo. Esto es, unos estantes a modo de barra que contienen todo tipo de chucherías, gominolas, dulces y caramelos.

Visualmente, el 'candybar' es un auténtico espectáculo, con los habituales colores vivos y/o pastel de este tipo de dulces, que hacen las delicias de los más pequeños de la casa. Y aunque quizá no incluyan la comida más sana posible (si bien se puede intercalar con piezas de fruta u otras opciones más 'healthy'), la variedad de opciones y lo atractivo de estas lo convierten en un auténtico éxito en toda fiesta infantil (y en muchas ocasiones, también en festejos más multitudinarios, como las bodas).

Actualmente hay muchas empresas dedicadas a la organización de eventos que se encargan de preparar los 'candybar' con todo tipo de detalles. Sin embargo, si te quieres ahorrar unos euros, es posible la opción de preparar tu propia barra de caramelos con una serie de pistas y consejos.

Elegir bien el mueble

Para empezar, es fundamental que el emplazamiento de las diferentes opciones de chucherías sea el ideal. Se puede optar por una mesa, una estantería, unas baldas, o incluso ubicaciones más originales como una colección de arcones, los peldaños de una escalera... Optando por la opción más tradicional, y pensando en un evento de menos de 50 personas, las dimensiones más adecuadas, para no dar la oportunidad de observar una mesa vacía, serían de unos 80x120 o 80x160 cm, aproximadamente. Si se apuesta por ubicar el contenido en varias alturas, las dimensiones de cada estante serían más pequeñas.

Usar una temática / Fijarse en los colores

La opción de decorar la mesa centrándose en un tema es algo cada vez más socorrido (y se usa mucho en otro tipo de celebraciones tipo Halloween). En el caso de una comunión, quizá la temática sea más difícil de escoger, por lo que puede valer con fijar una línea cromática para la decoración. Los elementos decorativos en tonos pastel (rosas, azules, amarillos suaves...) pueden ser una buena opción en el festejo religioso infantil, ya que darán el aire celestial que muchos desean para dicha celebración. Los elementos decorativos a incluir deberán ir acordes con la línea de colores elegida.

Escoger bien las golosinas (y las cantidades)

No es lo mismo celebrar un festejo para 20 personas que para 100. Tampoco será igual hacerlo con un 90% de niños (por ejemplo, un cumpleaños) que con un 10% (como puede ser el caso de comuniones más familiares). Damos por hecho que no querremos que la barra de chucherías se agote durante toda la fiesta, por lo que es conveniente tirar un poco por lo alto (y aprovechar que la caducidad de estos productos suele ser dilatada en el tiempo, por lo que podrán consumirse más adelante y no desperdiciarse). De media se puede tener en cuenta aproximadamente la relación de 1 kilo de dulces por cada 5 personas. La variedad también será importante (a veces es mejor incluir muchos tipos de dulces en cantidades adecuadas), siempre teniendo en cuenta que los productos estrella (por ejemplo, las nubes de gominola, o una pista, los donuts siempre triunfan) no se agoten.

Los recipientes: cajas, botes, tarros...

¿Rompen nuestras golosinas la estabilidad cromática? Quizá sea mejor introducirlas en recipientes opacos. ¿Nos vienen perfectas para decorar además de endulzar? En ese caso los tarros de cristal que permitan su visualización son los ideales. Combina tamaños (tarros grandes y pequeños), formas y materiales (cristal, metal... incluso madera) y la impresión visual será mucho más agradable.

El toque especial y personal

Entre los elementos decorativos puedes jugar con carteles (incluso con nombres), globos... y una opción que en los últimos años ha cobrado fuerza es la inclusión de fotografías colgadas con pequeñas pinzas que representan los momentos más especiales del homenajeado con sus seres más queridos. El objetivo es que los invitados puedan ir cogiendo alguna de las imágenes para llevárselas a su archivo personal a modo de grato recuerdo. Es un detalle que nunca falla y que muestra el toque personal y afectivo de la celebración.