Las Caras del Vino: Ángel y Miguel Gil - Bodegas Juan Gil

Era una tarde acalorada de agosto cuando quedamos en Bodegas Juan Gil con Mari Carmen, Responsable de Comunicación; y con Claudio, de Gráfico; para hacer el reportaje fotográfico que habíamos organizado con Ángel y Miguel Gil, junto a sus hermanos (en total son nueve). Antes quedamos a comer en un restaurante cercano y así comentar y organizar todo, donde también nos acompañaban mi compi Juan Alfonso y mi hijo Victor para ayudarme con la sesión de fotos.

Durante la comida, lógicamente, estuvimos charlando sobre la historia de la bodega, sobre sus vinos, sobre la evolución de la tierra de los últimos años, sobre el futuro del negocio y más cosas, todo ello en torno a un magnífico arroz y conejo con serranas, hecho con sarmientos, que estaba para chuparse los dedos y acompañado con uno de mis vinos favoritos: Juan Gil etiqueta azul.

Me estuvieron contando la historia de la familia Gil, y que ya por el año 1916, Juan Gil Jiménez, que era picapedrero, decidió cultivar vides y abrir su primera bodega para vender vino a granel en plena Primera Guerra Mundial. Posteriormente su hijo, Juan Gil Guerrero, y después su nieto, Juan Gil González, consolidaron lo que hoy en día conocemos como Bodegas Juan Gil.

En el transcurso de todo esto hubo un punto de inflexión en la historia de la familia, porque al fallecer Juan Gil González, Rosario Vera, su esposa y madre de Ángel, Miguel y de sus 7 hermanos, tuvo que asegurar la continuidad del negocio haciéndose cargo de la bodega.

Rosario, una mujer fuerte y valiente, les enseñó el valor de la formación y la importancia del vínculo entre hermanos, transmitiéndoles unos valores y una forma de entender la vida, que hoy aplican de forma evidente, con una forma muy especial de entender el trabajo y el amor por la cultura del vino y la tierra, preservando los viñedos familiares y las uvas autóctonas de cada zona de cultivo.

Después de esa estupenda charla, nos fuimos para la bodega y estuvimos toda la tarde realizando retratos de cada uno de ellos y en grupo, en diferentes localizaciones que habíamos seleccionado, al lado de la bodega, y también estuvimos dando un paseo por las viñas. Y aunque pasamos bastante calor, afortunadamente pudimos conseguir las fotografías que habíamos planificado.

Ya que teníamos a todos los hermanos Gil juntos, preparamos una mesa para que, previo a la cena, pudiéramos hacer un reportaje familiar, con todos juntos en torno a unas botellas de vino, charlando y comentando recuerdos de su niñez, de sus abuelos, de los veranos en el pueblo y de su madre Rosario, piedra angular de la familia. Fue un momento muy agradable, disfrutando y pasando un buen rato en familia, donde además hubo algunas sorpresas.

Después de más de 100 años conservando las tradiciones familiares e incorporando todas aquellas novedades necesarias para seguir el legado de los fundadores, Ángel y Miguel Gil siguen siendo parte de esa filosofía de la familia Gil, y se nota en cada una de las palabras que comentan cuando hablas con ellos de sus vinos y sus bodegas.

En resumen, cuando estás con ellos, se nota cómo transmiten su amor por la tierra, y aunque fueron capaces de reinventarse para convertir su marca en una marca de prestigio mundial, siguen manteniendo la pasión por la tierra, por la vida, y la filosofía del abuelo de la familia Gil sigue intacta y presente. Ya están trabajando con ellos una quinta generación, que es el futuro de la bodega, que además en la actualidad se ha convertido en un grupo conformado por bodegas en 10 territorios.

Por mi parte fue toda una experiencia y un privilegio haber conocido a cada uno de ellos y, durante un día, haber sido su "fotógrafo familiar".

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