David Muñoz ha vuelto a ser elegido mejor cocinero del mundo. Un éxito planetario complicado de gestionar, y que el propio cocinero admite que le ha costado años hacerlo. Ahora, más allá de los reconocimientos, afirma encontrarse en el mejor momento de su vida porque, entre otras cosas, tiene los pies en el suelo. De ahí que afirme con rotundidad: "No creo que yo sea el mejor cocinero del mundo ni Diverxo el mejor restaurante del mundo pero sí uno de los mejores". Es una de las muchas reflexiones que deja durante su charla con Pau Arenós en la sexta entrega de la serie ‘Mesa para dos’.

El cocinero afirma que, ahora, gestiona "mejor que nunca" la avalancha de distinciones como el The Best Chef Award que ha recibido por segunda vez consecutiva, "un reconocimiento maravilloso, increíble", pero que atribuye, sin falsa modestia, a la fuerza de la gastronomía española, personificada en predecesores de la talla de "Arzak, Berasategui, Subijana, Adrià, Roca, Aduriz, Dacosta...". "Honestamente -afirma- no me siento el mejor del mundo ni de España. Hay otras grandes figuras. La lista es interminable y es un premio a la cocina española y a lo que se llevan haciendo desde hace muchísimos años muchísimas figuras".

También digiere mejor las críticas negativas y los halagos, como cuando le dicen constantemente que es un genio. "No sé si soy un genio pero cada día que me levanto lo pongo en entredicho cambiando las cosas porque tengo que demostrar que lo que hago colma la expectativas de la gente. El día a día te pone en tu sitio". Por eso, cuando se agobia, estudia, aprende, lee libros de cocina, recetas... "Cuando más aprendo más capaz soy de hacer cosas únicas, yo me pongo la presión para ser mejor cocinero cada día".

Esta manera de tomarse las cosas se la debe a sus visitas semanales al psicólogo, que le he enseñado a superar esa constante insatisfacción en el trabajo, esa manera obsesiva de enfrentarse a la creatividad en busca de la perfección. "He aprendido a quererme", resume. Porque el chef no esconde que durante mucho tiempo fue infeliz al frente de Diverxo, su restaurante con tres estrellas Michelin, con el que tenía una "relación tóxica, de amor-odio" que ya ha superado. Ahora, afortunadamente, puede proclamar: "Me siento mejor persona y mejor cocinero, ahora soy la mejor versión de mí mismo".

Muñoz también cuenta su relación con su mujer, Cristina Pedroche: "Lo mejor que me ha pasado ha sido conocerla, sin duda. Tiene todo lo que siempre había soñado en una mujer y lo que ni había imaginado soñar. Es divertida, inteligente, me encanta su amistad. Es emprendedora, me encantan sus ideas, me encanta físicamente... Me lo paso increíble con ella, y según pasa el tiempo es aún más bestia. Tiene un talante muy positivo, es muy generosa, desde el primer día me fascinó que me lo dio todo; yo pensaba que estaba loca, pero ella fue a saco desde el primer día sin miramientos sobre si lo nuestro iba a salir mal o no".