A 257 metros sobre el nivel del mar, vigilando el horizonte desde el Cabo Tiñoso de Cartagena, se encuentra la Batería de Castillitos, también conocidos como C-1, donde se conservan algunos elementos que recuerdan el ambiente tenso y de alerta que le tocó vivir a este emplazamiento. Mandado a construir bajo las órdenes de Miguel Primo de Rivera en 1926, incluido en el Plan de Defensa de Costa de las Bases Navales, este complejo defensivo no vio finalizada su obra hasta diez años más tarde.

Su fachada imita la arquitectura de un castillo medieval, con una textura rocosa, lo que le permite protegerse de ataques directos y no ser fácilmente divisada en la lejanía por el ojo humano. Aún conserva sus dos cañones Vickers 38,1, capaces de disparar proyectiles de casi una tonelada a más de 35 kilómetros de distancia.

La que antaño fue la principal protección contra enemigos a la entrada de la bahía de Cartagena, todavía se mantiene imponente y espectacular sobre Cabo Tiñoso.

Su papel en la Guerra Civil

La contienda que enfrentó a los españoles entre 1936 y 1939 coincidió en el tiempo con la culminación del proyecto de construcción de la Batería de Castillitos, iniciado una década antes. Esta fortificación participó, directa o indirectamente, en la Guerra Civil, ya que su sola presencia bastó para intimidar en 1937 a tres cruceros del bando sublevado, el Canarias, el Cervera y el Baleares, que se retiraron sin presentar batalla de las costas cartageneras al comprobar la superioridad armamentística y estratégica del enclave defensivo cartagenero.