En noviembre de 1987, con la Convalecencia recién habilitada como sede del Rectorado de la Universidad de Murcia, visitaba el centro el Comisario Europeo Manuel Marín. Ese día, Marín explicaba un programa de intercambio universitario que acababa de nacer y en el que las autoridades tenían muchas esperanzas de que fuera crucial para contribuir a la cohesión de la Unión Europea. Su nombre: Erasmus. Las máximas autoridades de la Región se volcaron con el Comisario Europeo.

En esta instantánea realizada por este cronista, el consejero de Cultura Esteban Egea mira fjamente al fotógrafo mientras el resto de la comitiva, encabezada por el rector Antonio Soler y el presidente de la Asamblea Regional Miguel Navarro, se abstrae en sus asuntos. La UMU fue pionera en el programa Erasmus. El rector Soler había expresado públicamente, en el Paraninfo, la repercusión que tendría en el futuro «la experiencia de los alumnos protagonistas de estos intercambios europeos» y expresó su deseo de que algún día podamos sentirnos «genéticamente europeos».