Un agradable paseo por el Valle de Ricote es capaz de despejar nuestra mente y aportarnos esa paz y tranquilidad tan buscada a final de semana. Los más de 250 kilómetros cuadrados de superficie de este entorno, también conocido como el Valle Morisco, conforman una frondosa huerta que serpentea a lo largo de las riberas bañadas por el río Segura creando una vega fértil.

Su fauna y una riquísima flora hacen del Valle de Ricote un lugar no solo ideal para pasar el día, sino que como se viene haciendo desde hace siglos, las sociedades han elegido este entorno para hacer girar sus vidas a su alrededor.

Señores del Valle

Señores, no dueños, porque es casi un pecado imaginar que un entorno natural tan hermoso como el Valle de Ricote, donde se respira libertad y tranquilidad a partes iguales, pueda ser propiedad del ser humano.

Muchos gobernantes y líderes de distintas civilizaciones han disfrutado de las ventajas de este lugar durante años y años de ocupación. Desde Ibn Hud, uno de los caudillos andalusíes más importantes de la historia musulmana, hasta Sancho IV de Castilla, quien tras acceder a la corona castellana entregó esta comarca a la Orden de Santiago, en su poder hasta su disolución en el Siglo XIX.

Sean quienes sean sus administradores, lo que está claro es que el valor del Valle de Ricote es y fue de una relevancia mayúscula, y prueba de ello es el guiño que Cervantes tuvo con la comarca en su obra El Quijote: «¿Cómo y es posible, Sancho Panza, hermano, que no conoces a tu vecino Ricote el Morisco, tendero de tu lugar?».