El proyecto de la nueva construcción de un colegio de la orden de los maristas donde antes había estado el viejo convento mercedario de Puerta Nueva fue comenzado en 1926 y culminado en 1928, convirtiéndose, pocos años más tarde, en la primera sede definitiva de la Universidad de Murcia. Aquella 'tranquila' zona de la ciudad, como era saludada por la publicidad, tal y como expone José Antonio Conesa Serrano en un citado artículo, apenas pudo salvar el espléndido claustro, ya que el resto de la construcción se encontraba en estado ruinoso. Fue Rafael Castillo y Sáiz el arquitecto que realizaría el inmueble, revitalizando y dotando de nueva personalidad una zona de la ciudad escasamente poblada.

Como recoge Conesa Serrano, extrayéndolo de una hoja publicitaria del centro de estudios: «Esta perspectiva da idea de la grandiosidad del edificio, nada se ha escatimado para conseguir la belleza, la higiene y comodidad del conjunto».