Ahora que las universidades se han convertido en centros de gestión enormemente complejos, causa perplejidad pensar en unos tiempos en los que los equipos rectorales eran casi inexistentes.

Emilio Díez de Revenga fue el primer Vicerrector de la Universidad de Murcia en sus comienzos. Y el único. Y durante unos días de enero de 1916 actuó incluso como Rector en funciones a causa del fallecimiento de Andrés Baquero Almansa, que había muerto tres meses después de inaugurar el centro de estudios murciano, siendo sustituido poco después por Vicente Llovera.

Emilio Díez de Revenga había sido uno de los rostros más visibles de los murcianos que lucharon por la consecución de la Universidad de Murcia. En mayo de 1914 fue uno de los comisionados que marcharon a Madrid para pedir una universidad para nuestra región, publicando un artículo en el diario El Liberal en el que, como recuerda su nieto, Francisco Javier Díez de Revenga, decía: «Pedimos que se nos iguale en facilidades para enseñar a nuestros hijos a los de regiones del resto de España que gozan, hasta con profusión alguna de ellas, de tales centros culturales» (universidades).

Él fue el primer catedrático del claustro universitario que leyó un discurso (al año siguiente del que había pronunciado Andrés Baquero como primer Comisario Regio), y en él se dirigió a los nuevos alumnos para pedirles que no encerraran «su virgen inteligencia en círculos mezquinos que la priven de su aptitud científica y de su libertad para investigar».

Fue Catedrático Interino de Elementos de Derecho Natural, aunque se vio obligado a dimitir en abril de 1918 por incompatibilidad con su nuevo cargo, ya que acababa de salir elegido Diputado en Cortes por Murcia. En esa misma fecha era nombrado Comisario Regio del Centro un recién llegado a la Universidad de Murcia, un catedrático en Mineralogía y Botánica. Su nombre: José Loustau.