Mezclar gastronomía, aventura y naturaleza son algunos de los alicientes que tiene visitar, en esta época del año, el municipio de Calasparra.

Una ruta que discurre con dos protagonistas: el río Segura y los arrozales, que se pueden disfrutar durante estos meses mostrando una amalgama de colores desde el verde de su plantación, hasta el momento del espigado del arroz cuando tendrán ese tono tostado, que crea atardeceres imborrables en la retina del visitante. Un destino desconocido por muchos, y que sorprende a todo el que lo visita.

La Consejería de Turismo busca poner en valor los arrozales de Calasparra como reclamo turístico seguro dentro de la oferta de turismo de interior de la Región. El objetivo es promocionar el cultivo y la gastronomía del arroz como uno de los grandes atractivos turísticos del Noroeste y a Calasparra como un destino en el que el visitante puede disfrutar de un alto contenido experiencial, con actividades seguras y singulares como las visitas a los arrozales, que se desarrollan al aire libre, cumplen todos los protocolos sanitarios y se realizan en contacto con la naturaleza.

Así lo afirmó la consejera de Turismo, Juventud y Deportes, Cristina Sánchez, que acompañada de la nueva directiva del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Calasparra, visitó los campos de arroz de la localidad y el Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza.

Cristina Sánchez incidió en la importancia de dar a conocer tanto a visitantes de la Región como fuera de ella este «espectáculo natural» y aseguró que, para ello, la Consejería va a iniciar el proceso de implantación de señalética específica en los principales accesos por carretera, tanto en la autovía del Noroeste como en la A-30 Venta del Olivo.

Durante la visita, el presidente de la DO Arroz de Calasparra, José Martínez, valoró positivamente la sinergia entre agricultura y turismo para la creación de un nuevo nicho de mercado. También mostró su satisfacción por alargarse hasta 2021 el proyecto 'Murcia, Capital Gastronómica', «una oportunidad más para seguir potenciando nuestro producto estrella», incidió. El municipio de Calasparra será uno de los escenarios elegidos para la celebración de algunos de los eventos más importantes de la Capitalidad Gastronómica de 2021 y la Consejería promoverá su uso en los restaurantes regionales por medio del recién creado distintivo 'Espiga dorada'.

La visita pasó además por el Santuario de Nuestra Señora de la Esperanza, uno de los recursos principales del proyecto Región de Murcia Sacra y una de las paradas obligadas para los peregrinos y turistas religiosos que visitan el destino.

La presidenta de la Fundación Santuario de la Esperanza, Fulgen Sánchez, pidió apostar por el Turismo religioso, por las peregrinaciones hasta el Santuario. La responsable de Turismo en el Consistorio calasparreño, Debora Cassinello, resaltó los grandes atractivos del municipio, «debemos seguir trabajando en poner en valor los atractivos del municipio como son la Cueva del Puerto y todo el patrimonio cultural y natural que tiene Calasparra, así como su amplia agenda de actividades». De este modo se reforzará la visibilidad de este recurso turístico y se mejorará su accesibilidad por carretera, referenciando la proximidad de los arrozales, así como alguno de los recursos religiosos de Calasparra.

La iniciativa no sólo potenciará el valor paisajístico de la vega arrocera sino que contribuirá a destacarla como producto gastronómico estrella dentro del marco de los 1.001 Sabor.

Además, el Instituto de Turismo ha diseñado un catálogo de experiencias denominadas 'Momentos Seguros', para impulsar el turismo de proximidad y reactivar el sector turístico; entre otros municipios, Calasparra recogerá algunas de estas actividades.

Los arreglos de la terraza del santuario llegarán este año

La comunidad iniciará en el último trimestre del año los trabajos de adecuación de la terraza fluvial del Santuario de la Esperanza de Calasparra.

Este proyecto permitirá restaurar el malecón fluvial de unos 175 m de longitud, que se ha ido deteriorando debido a las sucesivas crecidas e inundaciones del río Segura, y devolverá a los visitantes del Santuario un espacio de estancia más seguro e integrado con la Reserva Natural.

Las obras, que tendrán un plazo de ejecución de cuatro meses y una inversión de 278.000 euros cofinanciados con fondos FEDER, contemplan la demolición y retirada de los escombros del antiguo muro; la construcción de una escollera con grandes bloques de piedra (3,40 por 1 metros de cimentación, el muro de sección trapezoidal 2,50 metros de base y 1,5 metros de corona, y 2,75 metros de altura) que se irá adaptando al terreno, y la creación de varios accesos al río.

Igualmente, se realizarán tareas de relleno y compactación del trasdós de la escollera con material seleccionado; pavimentado de la terraza a base losas de gran formato; instalación de vallado de seguridad, bancos, papeleras y señalización; así como plantación y ajardinado con arbolado y arbustos autóctonas (fresnos, mirtos y lirios acuáticos, entre otros).