Los focos se apagan este sábado tras casi un mes encendidos. El telón del Nuevo Teatro Circo caerá y no volverá a levantarse para el público del festival hasta el año que viene. Pero, aunque esta trigesimo novena edición echa el cierre, el jazz hace tiempo que vive en las calles de la ciudad portuaria, en gran parte gracias a Paco Martín y aquellos locos que hace casi cuarenta años iniciaron una aventura pionera; aventura que ha venido secundada por algunos de los grandes artistas de la historia del género: Cassandra Wilson, Rufus Wainwright y Bill Evans, entre otros...

En esta ocasión, la 'novia del filin', Omara Portuondo, fue la encargada de amadrinar esta gran fiesta de la música poniendo la imagen y ofreciendo un concierto en la jornada inaugural que quedará para el recuerdo. A la diva del Buena Vista Social Club le seguieron el flamenco fusión de Dorantes y el trío Benavent-Di Geraldo-Pardo y dos de los líderes de la nueva generación como son Makaya McCraven y Shabaka Hutchings (Sons of Kemet), además de las voces de Stacey Kent, Melanie de Biasio y, anoche, la coreana Youn Sun Nah.

Para esta noche, para cerrar el Cartagena Jazz Festival, la organización había apostado por el contrabajista Avishai Cohen, un habitual de artistas de la talla de Chick Corea, Bobby McFerrin y Herbie Hancock, entre otros, pero el músico israelí canceló el pasado mes de octubre toda su gira por España por «problemas familiares». Sin embargo, la respuesta de los encargados de la programación fue sencillamente brutal por varios motivos: el primer, claro, es por la magnitud de la figura que ocupa el lugar de Cohen, y el segundo porque, con esta sustitución, se cubre un espacio muy reclamado entre los aficionados del festival y que, quizá, en el cartel original, parecía huérfano: el blues. Y es que en este festival las cosas se hacen a lo grande, y si se cae de la convocatoria uno de los mejores contrabajistas del mundo, se traer a una leyenda viva del citado género: Lucky Peterson, para muchos, el músico vivo más importante del blues tras la muerte, en 2015, del maestro B. B. King.

Guitarrista febril, enorme organista, y vocalista de primer nivel, los muchos talentos de Judge Kenneth Peterson son verdaderamente sobresalientes, y son los que le han llevado a convertirse en uno de los máximos exponentes de la escena eléctrica, con un sonido lleno de sabores y, sobre todo, poderoso como pocos. Educado en el aire de los grandes clásicos, es hijo del bluesman James Peterson y fue criado en el legendario club The Governor's de Nueva York, propiedad de su padre, donde aprendió con Willie Dixon, Muddy Waters y otros mitos del género.

Y desde muy pequeño, por el bueno de Lucky, grabó su primer disco con apenas cinco años, como bien se encarga de recordar el título de dicho álbum, Our future: 5 year old Lucky Peterson (1969). Desde entonces, el norteamericano no ha cesado su producción, con más de una treinta de referencias discográficas en su haber y como músico de sesión de dinosaurios de la música negra como Etta James, Rufus Thomas, Wynton Marsalis o Mavis Staples, entre otros.

Pero, además de establecerse a sí mismo a través de sus grabaciones, Peterson se ha hecho un nombre gracias a un directo electrizante que ya han disfrutado en más de una ocasión los aficionados del Jazz San Javier. Sin embargo, la de esta noche es una ocasión especial, pues Lucky viene a Cartagena a celebrar sus 50 años dedicados a la música, así que sobre las tablas del Nuevo Teatro Circo presentará un jukebox vibrante de clásicos del soul, el blues y el rhythm & blues al estilo vieja escuela.

Para ello, el guitarrista estadounidense estará acompañado sobre el escenario por su banda The Organization (formada por guitarra, teclados, bajo y batería), que ofrece una impresionante selección de instrumentistas a merced del apodado como 'El príncipe del blues'. Pocos mejores que él para despedir el festival. Pero, tranquilos, la música seguirá sonando en Cartagena, de una forma u otra, incluso cuando esta noche caiga del telón.