Uno de los sueños de todo niño es tener su propia mascota, que generalmente va unida a la aprobación de la familia para poder hacerse cargo con la responsabilidad del cuidado de la misma, sea del tipo que sea. Generalmente nos encontramos con perros, gatos, galápagos, roedores, peces y pájaros en ese abanico amplio y diverso del mundo animal junto al hogar en el que a diario convivimos.

Si bien, tanto los perros como los gatos necesitan de unas rutinas básicas e imprescindibles en su cuidado. Se puede bajar la guardia en lo que se refiere al cuidado de pájaros en tanto en cuanto no están condicionados por el tener que sacarlos tres veces, mínimo, a la calle. Todo cuidado de un animal, sea del tipo que sea, lleva implícita la responsabilidad en alimentación, higiene, cuidados afectivos y sanitarios que han de ser compartidos por todos los miembros de la familia.

En el caso de no tener unos horarios que nos permitan ser responsables en los cuidados diarios de un perro como mascota nos podemos decantar por el cuidado de un agaporni papillero si a los niños les gustan los animales. Es toda una experiencia por la familiaridad con la que un pájaro se comporta con quienes le han estado dando sus primeros cuidados en cuanto a alimentación y aseo.

Se recomienda adquirir el agaporni papillero cuando ha estado al menos unas tres semanas con sus padres, momento en el que los separan y se pueden adquirir en una tienda de animales, pajarería o tienda especializada. En tu barrio, pequeño comercio o en tu pueblo puedes encontrar una de estas, de hecho en la calle Santa Teresa de Murcia tenemos una especializada en pájaros y mascotas en general.

Cuando llega a casa el polluelo de agaporni lo hace sin plumas algunas y la alimentación que se le proveerá será una papilla dada con jeringuilla, al menos cada tres o cuatro horas. Es lo mismo que tener un pequeño bebé en casa, totalmente desvalido. Debemos de tenerlo en una caja de cartón, con su correspondiente tapa agujereada y un pequeño trapo sin restos de hilos con los que se pueda enganchar, ya que le servirá de primer hogar.

Es conveniente no mover la caja de sitio ni hacer movimientos bruscos, por lo que si los niños quieren observarlo, dejemos la caja en una mesa o lugar plano en el que puedan asomarse sin peligro de que caiga el pájaro al suelo. En nuestro caso, el encargarlo en la pajarería nos preguntó de qué color queríamos que fuera y optamos por el amarillo. La papilla que se le da los primeros días se hace con un polvo amarillo que se mezcla una cucharada con un poco de agua tibia, haciendo una masa lo suficientemente ligera, pero sin ser excesivamente líquida, para que el pájaro vaya tragando con la menor dificultad posible.

Tras unas semanas se le pasará a una jaula, cuando ya le hayan salido las plumas, en la que le pondremos un soporte de cartón en la base para que no se haga daño con las patas y un pequeño bebedero y algunas semillas por el suelo para que vaya probando nuevas texturas. Una rama de mijo suele ser ideal en estos casos.

Una característica del agaporni es el anillo blanco que tienen alrededor del ojo. El color del pico irá variando según el tipo que sea, pues los hay de rojo intenso y hasta un tono mucho más blanquecino. Recomiendan que no se tenga uno sólo, ya que suelen ser animales que necesitan compañía y es mejor tener una pareja. De hecho, la palabra agaporni viene del griego y significa pájaro del amor.

Necesitan de un hogar en el que reine la tranquilidad, ya que son propensos a sufrir en ambientes tensos o estresantes.

La higiene es un aspecto fundamental en el cuidado de las aves, una jaula limpia y desinfectada es sinónimo de limpieza y salud. La limpieza de la jaula se debe hacer en el lavadero preferiblemente, no usar fregaderos ni zonas en las que pongamos vajilla o cocinemos, para evitar cualquier tipo de contaminación. Debemos de ser precavidos con que no les falte agua ni comida y si vamos a pasar un par de días fuera de casa, nos lo llevaremos con nosotros o los dejaremos al cuidado de alguien.

El agaporni papillero se acostumbra desde pequeño a salir de la jaula, volar por la casa o zonas en las que le dejemos que lo haga en libertad. Hay que ser precavidos con las ventanas, porque en una de estas puede salir volando y no volver a casa. También hay que llevar cuidado si vienen a casa amigos o familiares con perros, ya que pueden ser presa en medio del juego. Por la noche, podemos cubrir la jaula con un pequeño trapo para que no se desvele cuando encendemos la luz. Por lo demás, son muy fáciles de cuidar si nos apasionan los animales. Los niños disfrutan un montón viendo la evolución de un animal tan pequeño y que revolotea por la casa entrando de nuevo a su jaula.