Esta semana os invito a deteneros en una exposición que se ubica en la Sala Alta del Casino de Murcia, situado en la conocidísima y siempre concurrida calle Platería, una de las principales de nuestra ciudad. Hablamos, en concreto, de Lombardas, del artista multidisciplinar Juan Antonio Cortés Abellán. Y es que el murciano no es un pintor al uso: además de exponer sus cuadros en las paredes de la sala, este artista se apropia del espacio como una prolongación de su obra, convirtiendo sus muestras en una auténtica experiencia visual.

Su identidad como pintor se ha venido reflejando estos años atrás, no solo en galerías, sino también en su entorno laboral. Docente de Primaria, las personas que hemos conocido a Juan Antonio como maestro hemos podido disfrutar en los centros en los que ha dado clase de unos pasillos dignos de cualquier museo. El color, el uso de los materiales y, sobre todo, la eterna presencia de la infancia como elemento creativo, han hecho de este profesor todo un regalo para los compañeros del mundo educativo, así como para su alumnado.

Ya jubilado de las aulas, pero no de la vida, a la que muerde cada día con el pincel agarrado en su mano, sigue creando de manera diaria una serie de obras incesantes. En estos días podemos disfrutar de su trabajo de investigación y creación con la lombarda como elemento icónico y representativo de múltiples aspectos. Esta col se apropia, con su característico color morado, de un abanico cromático sin igual en la paleta de Cortés Abellán.

Se detiene el tiempo, todo se para en el momento en el que nos asomamos a la obra del murciano. Nos maravillarnos con ese afán creativo que se desprende de su obra. Nos encontramos sillas, composiciones, un pasillo con aberturas a las que asomarnos en un inmenso lienzo que ocupa la sala desde dos de sus extremos laterales... Lo que pretende el pintor es que descubramos más allá de la propia obra, que experimentemos y seamos partícipes de la exposición.

La figura humana, el tempus fugit como elemento incesante y ese valor añadido en el tono del morado de la lombarda, nos invita a detenernos y, de paso, a explicarles a los niños las distintas maneras con las que el arte puede ser expuesto a la vez que entendido. Arte es todo lo que nace de nuestras manos, y más si la intencionalidad es creativa. Los niños han de ver que podemos trabajar el bodegón como recurso, y a su vez extrapolarlo a la figura humana.

La sala expone, junto a un bonito piano de cola, una serie de cajas de fruta y hortalizas de colores, en las que hay un montón de láminas que el pintor ha ido realizando. De muchos tamaños, pero sobre todo con el tinte y el color de la generosidad. Esas obras están destinadas a la ayuda humanitaria en África, con la que Cortés Abellán colabora de manera desinteresada y totalmente altruista desde hace ya unos años. Desde diez euros, quince, veinte, o cuarenta, podemos llevarnos a casa un pequeño tesoro para enmarcar, y además sentirnos partícipes de una bonita acción solidaria. Es, como yo la llamo, la hucha del arte y de la vida.

Aprovechando la visita a esta exposición, podemos iniciar a los niños en el bodegón. Cuando lleguemos a casa, que elijan una pieza de fruta o una verdura, y que tomándola como modelo empiecen a dibujarla, para luego pintarla con acrílico, ceras, acuarelas o como más les guste. Les animo a que, lo que hayan pintado, lo dejen en una bandeja junto al objeto elegido, y que valoren, con el paso del tiempo, cómo va cambiando el color de la fruta y de su textura. Pueden ver los matices de los brillos que se apagan, y cómo los tonos marrones y oscuros se van apropiando de los que previamente eran tonos claros y frescos.

Con este símil, asociado a la visita a una exposición en el centro de Murcia, y con la valoración del trabajo del profesorado más allá de las aulas, trabajamos varios aspectos, entre ellos el paso del tiempo -asociado a su vez con la familia, con las relaciones con los más mayores, con los más jóvenes y, en general, con el cuidado de todo cuanto nos rodea- y saber valorar la importancia de lo que nos regala cada día. Y es que todo lo que nos rodea puede ser un recurso educativo, y yo os invito en especial a visitar la exposición de la lombarda de la mano de Cortés Abellán. Haz que tus niños sean reporteros de la misma, que fotografíen cada detalle que vean de los cuadros, que usen el móvil o una cámara de fotos para captar detalles de la exposición.

Si haces algún cuadro en casa de la obra expuesta, no dudes en llevar de nuevo a tus peques a la exposición para que dejen los dibujos en la sala, seguro que se convierten en parte de la misma y tenemos aquí a los futuros artistas y expositores.