Iván Ferreiro está en el último tramo de la gira de Casa (2016), y vuelve a tierras murcianas -flanqueado por los cada día más internacionales Ayoho y por el mestizaje de La Tribu29- para participar en el festival de la Floración de Cieza.

En el disco que mañana presenta en la carpa de la Plaza de España, el gallego parecía decirnos que se encontraba en un lugar seguro desde el que poder observar el mundo con calma; en su lenguaje musical, se podría hablar de pop adulto, con textos que tienen un aire teatral, incluso forzado.

Y es que, casi treinta años después de empezar su carrera, primero con Los Piratas y luego en solitario, Ferreiro se muestra tan ilusionado como el primer día, hasta el punto de que ha viajado a su adolescencia, cuando escuchaba las letras pesimistas de Golpes Bajos, cubierto de la gloria que sigue recibiendo Casa, con una gira que continúa casi dos años después de publicarse.

Así, antes de que nadie le reclamase nuevo disco, regresó el pasado año con un trabajo inesperado: Cena recalentada (2018), un tributo a la obra de la legendaria banda viguesa. Un reto, un capricho y la ruptura perfecta consigo mismo. Abriendo la panorámica en torno a su obra (que él ayudó a esclarecer en el libro Iván Ferreiro. 30 canciones para el tiempo y la distancia), contó para la ocasión con los músicos supervivientes de Golpes Bajos: Pablo Novoa -que desde hace años ejerce como su mano derecha, y que ha producido el disco-, Luis García y Teo Cardalda.

¿Conoces la belleza de la Floración? ¡No apto para alérgicos!

Vi un poco el otro día en la tele, y la verdad es que es muy bonita. Yo soy bastante alérgico, pero me tomaré un antihistamínico.

En Casa

Sí, dentro de la pequeña mentira que es sentirse seguro en este mundo de locos...

Es un disco de abandono que nace de una ruptura. ¿Te ha servido la música como psicólogo, como refugio en este tiempo?

Creo que la música lleva siendo mi psicólogo un montón de tiempo... Pero bueno, al final mi psicólogo soy yo mismo, de alguna manera. Creo que la música nos permite tener un momento de introversión, de mirar hacia dentro y ver cómo se siente uno, y eso siempre me ha echado una mano, el hecho de poder pararme y poner en una secuencia temporal mis problemas o mis paranoias. Y no solo los discos que hago yo, sino también los que escriben los demás, que a veces consiguen mucho más de lo que lo consigo yo conmigo mismo.

Regresaste en medio de la gira, en una parada, con un trabajo hasta cierto punto inesperado: Cena recalentada

Yo creo que fue un capricho más que otra cosa. Con Pablo ya lo llevábamos hablando mucho rato€ Yo era muy fan de 'Golpes', y él ya lo sabía. Yo tenía el capricho de hacer una recreación de ese disco y de volver a contarlo. Además, 'Golpes' es un grupo que se vio un poco abocado al olvido, y creo que molaba recuperarlo, pero no deja de ser un capricho.

Tener a Pablo Novoa contigo supongo que facilitaría las cosas. ¿Cómo se gestó este tributo?

Montamos un concierto de Golpes Bajos hace unos años para el festival Portamérica. Por circunstancias, al final se vio diluido porque teníamos muchas cosas que hacer Pablo y yo, pero me pareció que era el momento adecuado para hacerlo.

Golpes Bajos eran de Vigo, sí, pero ¿qué tienen que ver con Iván Ferreiro? ¿Con qué recuerdo de tu juventud los asocias?

Fue el primer grupo del que fui fan a muerte; tenía un montón de cosas que me engancharon. Lo primero, que era un disco que para mí representaba muy bien lo que estaba pasando en ese Vigo de los ochenta, y cómo se sentía un adolescente en una ciudad industrial en plena reconversión y con toda esa agitación en la calle. Creo que representaba el miedo que uno tiene a la vida, y ese No future del punk. Y también tenía esa sofisticación musical, y esas armonías increíbles, y esa forma de contar las cosas de Germán€ Me enganchó desde el primer momento.

¿Ahora hay más libertad, o menos que en los ochenta?

Yo supongo que sí y que no a la vez. Por un lado creo que tenemos la libertad de hacer la música que queremos y hay más cultura de la música, más acceso a la música que se hace en otros sitios. Pero, por otro lado, creo que estamos en una época de retroceso mental y político.

¿Crees que se podría recuperar ese espíritu de la Movida en Vigo? ¿Cuál es la situación en la actualidad? Dentro de poco tendremos una visión a través del programa Un país para escucharlo con Ariel Rot, donde tú también sales.

Sí, tuvimos una charla muy buena con Antón Reixa y con Xoel. Antón decía que hacemos mejor música que la que se hacía entonces, cosa con la que estoy de acuerdo a medias, pero sí es cierto que somos el fruto de todo aquello que pasó, aunque ya el ambiente no es el mismo ni hay el mismo interés del público vigués: sigue yendo a conciertos y se sigue involucrando, pero tal vez en esa época había algo de novedad y de ganas de salir a la calle, y, de alguna forma, la juventud tomó la noche y los locales. Ahora eso está tomado desde hace mucho rato, y supongo que ya no hay una sensación de ruptura a la hora de salir. Creo que, en los ochenta, tomar la noche tenía mucho que ver con la rebeldía de la juventud.

¿Cómo han ido las experiencias en directo con Cena recalentada?

La verdad es que aún no lo hemos tocado en directo, pero hemos hecho los ensayos y muy contento, la verdad. Creo que hemos conseguido que suene bonito y enérgico. Estoy deseando verlo en el escenario y ver la reacción del público.

Creo que hace un tiempo, cuando lo pusiste en práctica por primera vez, tocabais algunas canciones de Golpes Bajos, y la gente os pedía Años 80 de Los Piratas. ¿Cómo te sentaba eso?

A mí me sentó bien, porque tener un poco de agresividad en el escenario por parte del público no me molesta. Me recordaba a los primeros tiempos de los Piratas también. Pablo y Luis me cuentan que se parecía bastante a los conciertos de Golpes de la época, que llegaban ellos con sus pintas y sus crestas y sus formas raras de vestir a ciertos pueblos cuando España no era la de ahora, y la verdad es que a mí me pareció bastante cañero estar tocando y que la gente te insulte o me pida mis canciones.

¿Para qué ha servido entonces hacer Cena recalentada

No, yo creo que tiene más que ver con el capricho de hacerlo, de reafirmarme como músico y de alguna forma disfrutar de la posición que me ha dado el público: ellos son los que me han permitido vivir de esto y hacer los discos que yo quiero, y creo que hacer lo de 'Golpes' era por un lado un capricho y por otro un ejercicio de libertad. A la hora de componer, tengo siempre cosas en la cabeza y sigo escribiendo, pero, así de repente, recrear tres discos que me habían marcado y que además tenían una serie de elementos que me gustan mucho, como la parte electrónica, las cajas de ritmos, el hecho de que sean canciones bastante oscuras todas y con bastante poca esperanza..., me apetecía recrearlo y disfrutarlo.

¿Podría decirse que es el comienzo de un próximo viaje de Iván Ferreiro?

Yo creo que siempre estoy empezando un viaje; esa es mi sensación. Ahora tengo estos conciertos de Casa que me quedan; los de Cena recalentada, y tengo que ponerme a escribir un disco. Me siento como en todos los discos al final, que no tengo nada, que me siento un mierdas, y a ver si consigo escribir algo en condiciones.

El miedo al vacío, quizás.

Sí, lo que mi hermano Amaro y yo llamamos 'la nada'. Él y yo decimos que vivimos en la nada, que realmente la música es algo que flota en el aire; si hay un oyente, existe, y, si no hay ningún oyente, pues no existe. Ese punto de vacío es terrorífico por un lado, pero es también hermoso; indica que tengo que estar vivo y ponerme a andar.

Ahora que te has puesto autorreflexivo, ¿qué intenta demostrar el libro Iván Ferreiro. 30 canciones para el tiempo y la distancia?

El libro es obra de Arancha Moreno; yo solo me puse a su disposición. Me gusta mucho que Arancha juegue con el libro igual que juego yo con las canciones. Trata de explicar algo que yo no deseo explicar. En el fondo, supongo que mi sueño es que las canciones se expliquen por sí mismas.

¿Cómo fue colaborar con Nunatak en Bestias sedientas? ¿Qué opinión te merecen?

Me encantó. Vino Adrián por aquí, y a Claudia Orellana [manager de Nunatak] la quiero muchísimo porque creo que hace mucho por la música y tiene una pasión y una forma de comprometerse con lo que hace que es envidibale. Les había conocido en el Big Up!, había comido con ellos, y me parecieron supermajos. Luego me los he ido encontrando en los festis por ahí, y estoy muy contento y muy orgulloso de haber participado en esa canción. Yo creo que ha quedado preciosa, la verdad.

Has vuelto a cantar en gallego, con el tema de Fariña. ¿Cómo fue esa experiencia?

Divertidísima. Yo he escuchado mu- cho folk y mucha música en gallego, y sigo escuchándola. Me gustó hacer algo que fuera primitivo y cañero. Me tocaba hablar desde el punto de vista de un narcotraficante, que es alguien en quien no creo; son seres terribles. La droga castigó mucho a Galicia, a mucha parte de la juventud, y propició cosas muy feas, incluida la corrupción y la connivencia del poder con todo ese tema. A la hora de enfrentarme a él, me gustó poder hacerlo desde un sitio puramente folclórico, y poder acceder a esa forma de cantar que tenían las mujeres y los hombres gallegos para poder expresar sus ideas.

He leído por ahí que te has mostrado de acuerdo con que el cuerpo de Franco sea trasladado del Valle de los Caídos a algún sitio propiedad de la familia.

Yo soy una persona claramente de izquierdas, y ya va siendo hora de que pongamos las cosas en su sitio. Creo que es muy necesaria la Ley de Memoria Histórica y que la Transición no se terminó; no sé ni siquiera si empezó bien..., y creo que un poco de justicia estaría bien. No sé por qué un dictador tiene que tener una tumba representativa.