Siempre se ha dicho: el flamenco se clava en el corazón. Millones de personas de todo el mundo lo han comprobado. Han sucumbido ante su magia en todos los rincones del planeta, aunque no sepan nada de este maravilloso arte. Lo recordaba Sara Baras pocas horas antes de estrenar su obra el pasado verano en Tenerife. El caso es que la bailaora apenas necesitó unos instantes para demostrar aquello a lo que había aludido antes de subirse a las tablas, y lo mismo ha ocurrido en el resto de teatros y auditorios en los que ha actuado en los últimos meses. Afortunadamente, mañana le toca el Víctor Villegas de Murcia.

La obra en cuestión es Sombras, espectáculo -ya presentado con anterioridad en la Región- en el que la también coreógrafa celebrará los 20 años de su compañía con un viaje por los distintos palos del flamenco y lo mejor de su trayectoria. En concreto, uno de los momentos más esperados será, sin duda, La Farruca, que se ha convertido a lo largo de su dilatada carrera en el baile más representativo de la de San Fernando; ella misma reconoce deberle mucho. Lo repite en sus entrevistas, donde se sincera y expresa entre el respeto y el amor a su arte, algo que luego pone en práctica en el escenario con su taconeo, sutil y enérgico a la vez.

Además, la gaditana estará acompañada de un cuerpo de baile de primer nivel con una puesta en escena al alcance de muy pocas compañías. Luego está el virtuosismo de los músicos y la mágica iluminación. Pero, sobre todo, Sara Baras.