Conocido como Restaurante Ramón, Los Ramones, o (para los más viejos del lugar) Los Peones, nombre de la antigua taberna que, con una pequeña barra y apenas cuatro mesas, dio origen, allá por 1940, al más emblemático de los restaurantes de Los Alcázares y todo un referente de la gastronomía regional murciana.

Los hermanos Ramón, Máximo y Lola fueron los artífices de la creación del Restaurante que ha ido creciendo conforme crecía la famila y hoy son sus nietos quienes comienzan a hacerse cargo del negocio familiar. El yerno de Máximo y uno de los fundadores, Ángel Buendía, ocupa el cargo de gerente del restaurante y cuenta con la ayuda de sus hijos, Ángel y María, en sala; el hijo de Ramón (otro fundador, que murió en 1981), cedió el testigo a su hijo Ramón, jefe de barra; y Lola, la tercera de los fundadores, aporta al negocio el trabajo de su marido Rafael Gallart como confitero y el de su hijo Máximo como jefe de sala. 29 trabajadores, además de los extras, completan la plantilla del restaurante.

Cuando accedemos al restaurante Ramón nos encontramos la zona de barra, en verano completamente atestada de público disfrutando de la amplísima oferta de aperitivos dispuestos en vistosas vitrinas a lo largo de los más de 16 metros de barra. También cuentan con un comedor para los menús del día, donde cuelgan un panel repleto de fotos con sus visitantes más ilustres, como Serrat o el Rey Felipe VI, y donde, por sólo 10 euros, podemos difrutar de dos platos a elegir, bebida y postre. El jueves pasado ofrecían sopa de cocido, crema de legumbres o judías con chorizo, de primero; y de segundo: salmón a la plancha o lomo de cerdo a la plancha; una copa de vino, cerveza, refresco o agua, y postre a elegir entre tarta helada al whisky o melón del tiempo.

Cuando accedemos al salón, con mesas con doble mantel verde y blanco con sillas de madera, podemos disfrutar de la espectacular gran mesa donde exponen su amplísima oferta de pescados y mariscos que podemos seleccionar antes de degustarlos. Cuentan también con otro salón y uno más grande en la planta superior que abren puntualmente para grupos. En total, cuentan con capacidad para atender a unas trescientas personas.

Cocina de mercado

La oferta de tapeo en la barra es espectacular: quiquillas, almejas finas, ostras gallegas, jamón y lomo ibérico, quesos, melón o piña con jamón, parrillada de verduras a la plancha, alcachofas salteadas con jamón, berenjenas rebozadas, gazpacho, croquetas caseras, caballitos, rebujos de bacalao, chopitos, huevas de pescado, letones, carpaccio de salmón, gambas al ajillo, chanquetes, sepia y calamar o vieiras con salsa de ñora o al ajillo.

Cinco tipos de ensaladas, caldo con pelota casera, consomé de pescado o ave, sopa de pescado o marisco, sopa de cocido, de jamón y guiso del día, y también preparan una decena de diferentes elaboraciones de huevos y tortillas.

Pero, sin duda, su fuerte son sus pescados y mariscos de la lonja de Lo Pagán, Cartagena, Torrevieja o Santa Pola, como rodaballo, dorana, lubina, lenguado, salmonetes merluza, salmón, emperador, chipirones, boquerones, atún de ijada, o sus parrilladas y frituras de pescado.

Entre sus arroces, elaborados desde hace 30 años por Julio Velandrino, cuentan con caldero, paella de pescado y marisco, de pollo y marisco, su paella ´Marinera´ con todos los productos pelados, arroz con bogavante y arroz con dorada.

Su oferta de carnes incluye lomo y escalope de cerdo, pechuga de pollo, cordero, paletilla de cordero, cabrito lechal, ternera en salsa, montaditos de ternera y entrecot, solomillo o chuleta de ternera. Y una treintena de postres caseros elaborados por Rafael Gallart.

Su amplísima carta de vinos cuenta con más de un centenar de referencias de todas las denominaciones.