Las Ciencias Sociales son muy amplias, abarcan aspectos y movimientos socioculturales que van mucho más lejos que la Historia. Un ejemplo de ello es la música, no en el sentido estricto de la palabra, sino como movimiento integrador de una juventud en continua efervescencia propia de los pocos años.

Algunos atribuyen al joven presidente de la Comunidad de Murcia cierta inexperiencia debido a sus envidiables 33 abriles. Habrá que recordar que a Jesucristo, tras su vida pública, lo crucificaron con idéntica edad. La edad perfecta del hombre, en definitiva. También es cierto que el destino y algún hecho desagradable y cantado han favorecido al joven político pepero en su ascenso a la presidencia murciana. Un partido en el que precisamente resulta muy dificultoso el cambio generacional.

Cierto político inglés, en la Cámara de los Comunes echó en cara a Guillermo Pitt Jr. su juventud, a lo que el joven político respondió: «El paso del tiempo, con suerte, lo subsanará». López Miras ni tan siquiera ha vivido el movimiento yeyé ni el pop ni ha vestido el pantalón campana ni el minipull. Mucho menos el nacimiento del rock, ni del twist. Todo lo más habrá escuchado alguna versión digital de Elvis o Paul Anka. Tampoco afirmaremos que no se haya puesto al día con lecturas y vídeos de aquellos divinos años. Trabajar en un partido cuyas raíces melómanas coinciden con El cocidito madrileño interpretado por Pepe Blanco no deja de ser un lastre. Venir al mundo en los años ochenta es una maravillosa infamia envidiable, aunque tampoco sea una suerte a la vista del panorama político actual.

A Fernando López Miras habría que buscarle un aspecto más rancio y acorde con el puesto de responsabilidad que ocupa. Nos hemos permitido adecuar su imagen al gusto de todos incluso de la oposición. Un buen tupé y una guitarra rompen los esquemas de cualquiera, mucho más ahora en los días estivales, un tiempo que no puede pasar sin su canción del verano. Recordemos a Georgie Dann lo bien que le fue con sus inolvidables La barbacoa, El chiringuito y tantos otros éxitos, sin querer adentrarnos demasiado en el tiempo.

Señor presidente, disfrute de sus jóvenes años, que la vida son dos días y en el mundo de la política ni eso.