La definición de la Real Academia de la Lengua Española no le hace justicia. ¿Quiosco o puesto de bebidas al aire libre? ¡Un chiringuito es mucho más que eso! Tradicionalmente se han considerado como terrazas estacionales, de verano, en las que aceptas que puedes salir pringado de granitos de arena entre los dedos de los pies y donde puedes pedir una caña, almendras al centro o helados de colores para mantener entretenidos a base de azúcar a los más pequeños.

Desde el origen del término, que se acuñó en Cuba en el siglo XIX, hasta nuestros días, el concepto de chiringuito ha ido evolucionando y actualmente abarca locales donde el glamour y el epidémico ‘postureo’ pisan cada vez más fuerte. Por supuesto, continúan en plantilla las clásicas sillas de plástico - rojas para las bebidas de cola; verdes si prefieres la cerveza - y las sombrillas de brezo o esparto, además de los menús en fondo de pizarra que van cambiando casi a diario. Sin embargo, a día de hoy contamos a lo largo de nuestro litoral con una amplia línea de establecimientos, próximos o fronterizos al mar, que van un paso más lejos y que se convierten en los meses de julio y agosto en la miel de grupos mayoritariamente juveniles que buscan ese escenario óptimo en el que obtener la mejor foto de portada de su verano.

La Manga del Mar Menor es una de las zonas que se lleva la palma en cuanto a chiringuitos se refiere, y muchos son los veraneantes, tanto locales como extranjeros, que se adentran en nuestra zona para emplear una de las más afamadas tácticas de conocimiento: el paladar. Prueban calderos en primera línea de mar o elaborados cócteles mientras dan vuelta y vuelta en su hamaca, también a menudo ofertadas por los propios establecimientos.

Águilas y Mazarrón se suman a la lista de localidades con algunas de las terrazas con vistas al mar más populares de la Región. Unos se orientan más al público juvenil que busca animada música y un espacio de reunión con sus amigos; otros, prefieren establecerse como un lugar de tranquilidad en el que se puede congregar a toda la familia. Te identifiques con uno u otro equipo, seguro que encontrarás el sitio de tu recreo.

Estos son algunos de los chiringuitos que no deberías dejar de visitar en la costa regional.

ZM Isla del Ciervo La Manga

Los mejores atardeceres del Mar Menor y el estilo ‘bohochic’ se unen

Informal, relajado, sin prisa… Ese es el aire que regala el restaurante ZM, a orillas del Mar Menor y que permite disfrutar de uno de esos espectáculos gratuitos que ofrece la naturaleza a diario: el atardecer, que se perfila con la isla del Ciervo de fondo. Ese es el punto estrella de este local que abrió sus puertas hace ocho años y que acaba de reformar su terraza de madera. «La gente viene aquí por nuestros arroces, porque todo es fresco, y hacemos calderos, arroz con bogavante, con gamba roja...y por las noches suelen pedir carne a la piedra», explica Mariana Brito, que lo regenta. Ella es argentina y prepara su propia receta de caipirinha, que junto al mojito es el cóctel con más seguidores. Otro de sus servicios son las tumbonas gratis para los clientes y masajes bajo cita previa. También cuentan con una tienda ‘bohochic’ con sombreros, prendas playeras y bikinis brasileños.

Fl Faro Mazarrón

La música indie anima un entorno familiar con vistas a la Bahía

Se ha destapado el secreto de una de las más populares cafeterías de Costa Cálida. El azar poco papel jugó en la elección de su nombre, ya que El Faro recrea las vistas que desde estas torres luminosas se pueden alcanzar. Es precisamente el enclave lo que Salva García destaca de su local, desde el que se vislumbra toda la Bahía del Puerto de Mazarrón, con «atardeceres de lujo y preciosas iluminaciones nocturnas».

Hay cabida para todos, «de niños a abuelos», siempre optando por un ambiente familiar en el que se sirven helados, cócteles y combinados, además de batidos, que rondan los siete euros y medio y que inundan de chocolate, fresa o plátano las tardes de muchos visitantes.

La terraza Faro 49 es una zona habilitada para aquellos que desean tomar la primera copa de la noche en una terraza que actúa como mirador. Prestan especial dedicación a la música, y cuentan con distintas playlist de sugerentes nombres. «Los fines de semana va un DJ que acostumbra a pinchar música indie, ya que es el estilo con el que más nos identificamos», cuenta Salva. Al tener un público con edades tan dispares, comenta que la banda sonora va a medias entre lo actual y otras temporadas; eso sí, «sin abusar del pachangueo».

Para los que miren el bolsillo, deben saber que el menú ronda los 30 euros por persona. «Nuestra carta no es barata», confiesa la dueña, que describe a su público como empresarios que a menudo llega en barco, o parejas de clase media-alta. «No tenemos el típico vaso de plástico, sino que cuidamos los detalles, el camarero va mesa por mesa y pensamos en un cliente al que le gusta comer».

La Cangreja La Manga

Transición a la alta cocina con una carta internacional y mucho ‘flow’

Se puso de moda rápidamente y la fama de La Cangreja, situada en la Playa del Galúa, no descansa en la que es ya su cuarta temporada. Sus gerentes, Ángel Sánchez y José Miguel Cremades, lo definen como «un chiringuito diferente al resto». Nada de freidoras, sardinas o fritangas; su cocina utiliza técnicas de vapor y nacionalidades de todo el mundo: ceviche, tacos, baos, sushi y curiosos postres aparecen serigrafiados en una atípica pala de playa que ya empieza a despertar la atención de quienes se sientan en su terraza.

«Todo lo hacemos aquí», destaca José Miguel, que le da gran valor al aspecto culinario del local, ya que él es además cocinero del único restaurante con estrella Michelín en la Región, el Cabaña Buenavista de El Palmar. «Lo que más pide la gente son nuestras hamburguesas, de distintos tipos de pan y hechas de buey, pluma ibérica o cordero».

Las noches de los jueves son de música en directo y los fines de semana, de DJ. Confiesan que cuidan mucho el aperitivo y que a las ocho de la tarde hacen ‘la transición’, momento de intercambiar la locura del día por la calma nocturna. Destacan además «la actitud y el ‘flow’ del personal, que tiene el 80 % de culpa de que todo vaya tan bien».

Collados Beach La Manga

Los productos del mar también se degustan en la piscina

Arturo Trujillo califica de «espectacular» el local que se encuentra al final de La Manga, en Veneziola, y desde el cual se disfruta de privilegiadas vistas al Mediterráneo. Él es el gerente de Collados Beach, por lo que su objetividad puede verse en la cuerda floja, pero parece evidente que la multitud de público que disfruta cada día de sus instalaciones debe estar de acuerdo con la magia del lugar.

En días claros puede reconocerse la isla de Tabarca, mientras que habitualmente las puestas de sol y el reflejo de la luna son dos de los reclamos más populares para los visitantes, entre los que se encuentran extranjeros, gente de la Región y de Madrid, en su mayoría.

Collados Beach alberga doce meses al año bodas u otros eventos. Sin embargo, en época estival se convierte además en una de las citas asiduas de jóvenes en bañador que pasan el día y se refrescan en la zona de piscina y chiringuito. La jornada la pueden completar con el menú del día en la terraza por 25 euros, aunque también cuentan con menú de gustación por 65 para amantes de los productos del mar, como atún o lubina. «Las noches suelen ser más elegantes», relata Arturo, «ya que la gente viene arregladita, más tranquila, en grupos y para tomar algún buen plato acompañado de champán o vino».

Samoa beach Águilas

Combinado de melón y monólogos para dar la bienvenida al fin de semana

Lo mejor que tenemos es nuestra ubicación, ya que las playas de Águilas son las mejores de la Región», sentencia Juan José Méndez, propietario de un local que se esconde tras unas llamativas y voluminosas letras que rezan Samoa.

Su especialidad es la coctelería y los zumos naturales, que se pueden tomar tendidos en unas cómodas hamacas sobre la arena. Si queremos algo de tenedor, preparan arroces por encargo para eventos y ocasiones especiales. Reciben público de todas las edades, normalmente por las tardes predominan los jóvenes y las veladas de fin de semana son de los adultos. «Somos más un lugar vacacional que turístico, por lo que llega gente sobre todo de Murcia, Lorca o Madrid que deciden pasar sus días libres en nuestro litoral», explica Juan José.

Llevan abiertos desde el año 2011 y verano tras verano han ido completando sus propuestas. Esta temporada ofrecen monólogos para llenar de risas los viernes, mientras que los sábados por la tarde organizan fiestas con animación.

La estampa más repetida es la de un grupo de amigos bebiendo uno de los cócteles que preparan en el interior de un melón y que presentan con varias pajitas alargadas para compartir. El precio, 12 euros.