La Opinión de Murcia

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Crítica

'Smile': cuando sonreír da miedo

Con un presupuesto de unos 17 miserables millones de dólares, la película ha recaudado en todo el mundo más de 200

Cartel promocional de la película 'Smile'. L.O.

En su momento no pude hablar de una película de terror que, honestamente, me pareció de lo mejorcito del género en lo que va de año. Tal vez, con el permiso de X y Pearl, ambas de este año 2022, ambas dirigidas por Ti West y una la precuela de la otra, pero bueno, de esto hablaremos en otro momento.

Smile se estrenó a finales del pasado mes de septiembre para ir calentando el terreno con vistas a Halloween, y ha sido un éxito de masas sin ningún género de dudas. Con un presupuesto de unos 17 miserables millones de dólares, la película ha recaudado en todo el mundo más de 200. Porcentualmente, un negociazo. A ver lo que tardan en sacar la segunda parte.

Y lo cierto es que Smile está muy bien. Quiero decir, no es una obra maestra sin parangón, pero se deja ver con sumo gusto. Y eso, y esto es importante, sin que la película de Parker Finn sea ningún prodigio de originalidad. En realidad, en última instancia, Smile es más de lo mismo, pero hay que reconocerle que está muy bien construida y muy bien desarrollada, de modo que nunca termina de aburrir, consigue mantener el interés y, para colmo, provoca algún que otro susto con el que no contábamos.

Smile está basada en el cortometraje Laura Hasn´t Slept, que les recomiendo encarecidamente que vean en Youtube si juran perdonarme el tremendo susto final. El caso es que el corto lanzaba una idea que Paramount supo ver y que Finn ha sabido explotar sin que se note. Quiero decir, ¿saben cuando están viendo una película y tienen la sensación de que la están rellenando para estirar su duración? Cosas así las vemos todos los días en las series. Pues bien, con Smile nunca tenemos esa sensación, y esto en sí mismo es un logro tremendo.

La película de Peter Finn nos cuenta la historia de la doctora Rose Cotter, una psiquiatra que presencia cómo una de sus pacientes se quita la vida asegurando que algo maligno la persigue. En esencia, Smile se parece un poco a Arrástrame al infierno, aunque sin la cochambrosa mala uva de Sam Raimi. Al final, la cinta de Finn es una de esas películas sobre una maldición que te persigue y de la que, todo apunta, es imposible deshacerse, como también ocurría, por ejemplo, en The Ring.

Por esto decíamos que, en realidad, Smile no es ningún prodigio de originalidad y, de hecho, su estructura se parece mucho a otras películas del estilo y, sin embargo, la propuesta funciona. Además, se percibe con facilidad que Finn conoce el género y, sobre todo, que sabe cómo utilizar las herramientas a su disposición. Cómo usa los silencios, cómo explota el plano, cómo cuida los encuadres y cómo aprovecha la profundidad de campo. A menos que se aburra de hacer películas de terror, como le ocurrió a James Wan, Finn podría ofrecernos en el futuro sorpresas muy agradables por poco que vaya puliendo su estilo y por poco que vaya cuidando a sus personajes. Entre otras cosas porque Finn, al contrario que Wan (recordemos, director de Expediente Warren) es algo más comedido y, además, no se le va tanto la cabeza como a veces se la iba al director de Silencio desde el mal.

Además, Smile funciona porque se regodea, y muy bien, en una de esas ideas asociadas al terror, pero poco explotadas: la sonrisa. Al final es un efecto de puro contraste. Provocar miedo cuando vemos a alguien sonreír. Y Smile consigue ponernos incómodos cuando en la película vemos a alguien esbozar una sonrisa en su rostro. Por si fuera poco, a Finn no le da miedo poner todas las cartas sobre la mesa y, al final de la película, desollar toda la carne que había puesto, a fuego medio, en el asador. Quiero decir, estamos ante una película de terror, en esencia, cine fantástico. De modo que si es fantasía lo que hemos venido a ver, no nos mordamos la lengua. Y Finn lo hace sin que la película caiga en el ridículo y sin que dejemos de creer en lo que está pasando en la pantalla, por descabellado que sea el concepto.

Al final, creo que hay que aplaudir una película como Smile. Pero no tanto por lo que es, por bien que funcione, que funciona, sino por lo que debe estar por venir bajo la firma de Finn.

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