El director Steven Soderbergh, ganador del Oscar por Traffic (2000), ha confirmado que Efectos secundarios (Side Effects) será su último trabajo como director, al menos en la gran pantalla.

El prolijo director -ha firmado 26 películas desde su debut en 1989 'Sexo, mentiras y cintas de video'- quiere alejarse a toda costa de Hollywood, del que está totalmente desencantado, pero no de la dirección.

"Para que quede claro, no voy dirigir en cine, a falta de una palabra mejor. Pero todavía planeo dirigir cosas en el teatro, y me gustaría hacer una serie de televisión si se presenta algo grande", afirma en una entrevista concedida a Vuture en la que se despacha a su antojo a la hora de analizar el funcionamiento de la industria cinematográfica.

"Antes se diferenciaba entre los directores que hacían grandes filmes y los que simplemente conseguían recaudar una buena cifra en taquilla. Pero ahora esta clasificación ya no existe, ya sólo tienen respeto por los que generan un montón de dinero", lamenta Soderbergh, que también denuncia la poca consideración que tienen por los cineastas quienes ponen "la pasta".

En este sentido, apunta que "la peor parte" del proceso creativo en Hollywood es el "horrible" trato que reciben los directores por parte "no solo de los estudios, sino también de quien financia la película".

Si esta vez cumple su palabra y el cineasta de 50 años hace efectivo su enésimo anuncio de retirada, Efectos secundarios será la última película de Soderbergh. Un thriller centrado en la industria farmacéutica que está protagonizado por Catherine Zeta-Jones, Jude Law, Channing Tatum y Rooney Mara.

La película tiene previsto su estreno la semana que viene en los cines estadounidenses. Aunque también trabaja de Behind the Candelabra, un telefilme para la HBO sobre la vida del pianista Liberace protagonizado por Matt Damon, Rob Lowe y Michael Douglas al que da las últimas pinceladas en la sala de postproducción.