El director estadounidense Martin Scorsese ha llamado este miércoles a defender el formato clásico del cine, proyectado en una gran pantalla y visto en compañía, en un momento en el que, ante la revolución tecnológica y la irrupción de plataformas como Netflix o Amazon, ese arte de más de cien años "no sabe a dónde va".

De la misma manera que hay quien prefiere pedir comida a domicilio y quien opta por seguir acudiendo a un restaurante, hay un público que, como él, se decanta por disfrutar de la "experiencia teatral" que conlleva el cine, "cuestión clave" que es necesario proteger para salvaguardar su futuro.

Scorsese se ha expresado así en una rueda de prensa en Oviedo, a donde llegó el pasado domingo para recibir el viernes del rey Felipe VI el premio Princesa de Asturias de las Artes, tomando así el relevo de colegas y compatriotas como Woody Allen o Francis Ford Coppola

El autor de 'Malas Calles' ha reclamado que las películas sigan siendo exhibidas en los cines antes de comercializarse para ser visionadas en casa a través de plataformas como Netflix, que ha financiado su último rodaje "The Irishman", donde se reencuentra con tres de sus actores fetiche: Robert de Niro, Joe Pesci y Al Pacino.

"El cine del que yo vengo o el que intento mantener, restaurar y respetar necesita ser visto con público", ha subrayado un cineasta que confiesa no estar "muy versado" sobre internet, pero que no puede obviar el nuevo modelo de consumo del cine, sobre todo por parte de los más jóvenes, como comprueba con una de sus hijas.

Películas recientes como 'Dunkerque', 'The first man' o 'Moonlight' están hechas para ser vistas en ese formato "para grandes públicos, para verlas en familia o con amigos" y es necesario garantizar su estreno en salas aunque, como en el caso de 'The Irishman', estén financiadas por la plataforma Netflix ante la incapacidad de los estudios tradicionales para hacerlo.

"No sabemos a dónde se dirige el cine ni en qué se va a convertir la imagen en movimiento. A lo mejor el cine era eso, lo que se hacía durante sus cien años de vida, y ahora entramos en una nueva fase que puede ser un 'agujero negro' durante quince años a causa de la tecnología", ha señalado el autor de "Toro Salvaje".

No obstante, ha augurado, "la imagen en movimiento seguirá siendo experimentada por grupos de personas que están juntas" y su lugar tampoco lo ocuparán las series, un formato que rechaza que sea "el nuevo cine" y al que ve más relacionado con las novelas.

Con su nueva película, Scorsese retoma una nueva historia sobre bandas de gánsteres, el reflejo del mundo en el que creció, el barrio neoyorquino de Queens, donde no todo eran criminales y violencia y también había una familia de inmigrantes italianos de la que recibió cariño y una positiva influencia de un iglesia católica "demasiado exigente" para superar la primera fase del seminario.

"!No, no pasaba las tarde con la mafia; éramos niños jugando por unas calles en las que había gente peligrosa!", ha advertido pese a reconocer que la base de lo que es y de su obra "viene de ahí", de esa mezcla entre ambos ámbitos que se daba "entre calles empedradas" que le permitieron evitar "una moralidad en blanco y negro".

A sus 75 años y sin sus tradicionales gafas de pasta, Scorsese admite que le quedan "pocos años" para afrontar nuevos proyectos cinematográficos, aunque reconoce que sería interesante -"seguro que alguien la hace"- rodar una película sobre su compatriota Silvia Earle, la oceanógrafa que se subirá junto a él al escenario del Teatro Campoamor para recibir el galardón de la Concordia.

Y como resumen de una carrera iniciada a finales de los años sesenta, el director se ha confesado en deuda con su actor fetiche, Robert de Niro, el Travis Bickle de 'Taxi Driver', el Jake La Motta de 'Toro Salvaje', el Jimmy Conway de 'Uno de los nuestros', su mejor colaboración con un intérprete en cuatro décadas de cine.

"Hemos tenido y seguimos teniendo telepatía, somos capaces de comprendernos sin necesidad de hablar. Nos conocimos a los 16 años y es probablemente la persona que mejor sabe cómo crecí, como viví, la subcultura en la que he vivido y que entiende todo de una manera especial. Es una gran inspiración para mí", ha señalado.

Política migratoria

Por otro lado, Scorsese cuestionó este miércoles la política migratoria del Gobierno de Donald Trump que va "contra la idea básica" de lo que es Estados Unidos desde su fundación, y señaló que si se hubiese empezado a aplicar en 1909 "yo no estaría aquí".

El cineasta de 75 años recordó sus orígenes como nieto de campesinos sicilianos que emigraron con sus hijos al barrio neoyorquino de Queens.

"Había personas mayores, emigrantes antiguos, que venían de Sicilia y que estaban muriendo, luego mis padres en medio y nosotros que ya nos convertimos en estadounidenses", explicó.

Scorsese se mostró esperanzado en que las actuales trabas impuestas por el Gobierno de Estados Unidos sean "solo una fase", y se retomen unas políticas migratorias "razonables" que permitan seguir adelante con el "experimento" que supone una sociedad con personas que tienen lenguas y religiones distintas.

"Nunca va a ser fácil, pero ahora es trágico", indicó tras incidir en que ese proceso de adaptación es difícil como lo demuestra el hecho de que entre el colectivo de italianos que emigraron a Estados Unidos a comienzos del siglo XX era donde más retornos se producían ante la incapacidad de adaptarse.

Tras señalar que en la Estatua de la Libertad está grabado el lema "Traednos a quienes no tienen casa", pidió superar la actual situación "y trabajar todos juntos para cambiarlo".

Recordó también que en su película 'Gangs of New York' retrató el odio contra los irlandeses en Estados Unidos en el siglo XIX ante el temor a su obediencia al papa, en un país que nació sobre la base de la separación Iglesia-Estado.