Recientemente Manuel Bolívar Vizcaíno dejó esta vida terrenal. Los que le queríamos y teníamos más cerca agradecemos las muestras de cariño que nos habéis comunicado en este tiempo. 

Manuel tuvo una misión muy importante en este mundo, tuvo a bien el enseñar con su ejemplo lo que significa servir a los demás por encima de todo y mostrar a esta sociedad actual que el altruismo por la Humanidad es, a conciencia, un deber que debemos de trasmitir con nuestro trabajo diario, como él nos demostraba. 

En enero de 1993 empezó a formar parte de Cruz Roja Española. No existió para Manuel ninguna excusa para dejar de realizar sus labores en esta institución, desempeñando en su trayectoria cargos de responsabilidad y pasando así mismo como vocal del comité local de Alcantarilla en varias ocasiones. 

Como a Manuel le gustaba decir, no hay ningún trabajo dentro de Cruz Roja que un voluntario no pueda hacer, es decir, colaboró en todos los departamentos y proyectos que se desarrollan en Alcantarilla y en los equipos de trabajo de Cruz Roja en la Región de Murcia, pero siempre guardaremos la imagen de conductor de Cruz Roja que nos ha dejado. 

Su carácter social y extrovertido hizo que sea conocido en todos los rincones de Murcia por colaborar en todo tipo de servicios, siendo reconocido en varias ocasiones por su labor infatigable.

Siempre disfrutó del deporte, que en su caso fueron las artes marciales, llegando a ostentar un alto nivel en esta disciplina. Asimismo, colaboró durante muchos años como voluntario también en Protección Civil de Alcantarilla, actuando en innumerables rescates, incendios y diversos servicios.

Pero no se detuvo solo en ello, ya que también formó parte de la vida social de Alcantarilla como costalero en la Semana Santa y como miembro de la Peña Piscis.

Para muchos fue la persona que nos enseñó a saber qué significa ser voluntario y vivir la pasión del trabajo por los demás, porque como reza un póster que estaba en la sede de Cruz Roja y al que le tenía mucho cariño, ‘No hay nada tan grande como el corazón de un voluntario’.

Las lecciones más importantes que nos dio a los cercanos con sus actos fueron la humildad, la tolerancia y el compromiso con las obras que uno se propone. 

Si hubiera que resumir una persona en pocas palabras, quizás las que corresponden a él serían: un hombre bueno, comprometido y con un espíritu increíble. 

Muchas gracias a todos los que le quisieron y gracias a ti, Manuel, por haber existido.