Crisis interna

ERC activa la cuenta atrás hacia sus primarias con 4 precandidatos y la tensión disparada

Los aspirantes tienen hasta el 15 de noviembre para presentar 400 avales para ser designados formalmente candidatos

La secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta.

La secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta. / EFE

Quim Bertomeu

La ejecutiva de ERC ha puesto en marcha formalmente este lunes la cuenta atrás para la celebración de las primarias del 30 de noviembre, en las que los 8.000 militantes del partido están llamados a elegir a su nuevo líder y a su nueva dirección. Han presentado su candidatura el exlíder del partido Oriol Junqueras; el exalcalde de Vilassar de Dalt Xavier Godàs; la exconcejal de Cerdanyola del Vallès Helena Solà y el líder del sector crítico Xavier Martínez Gil, y para ser designados formalmente como aspirantes tendrán hasta el 15 de noviembre para presentar 400 firmas de los afiliados en forma de avales.

Las primarias se celebrarán con un clima de tensión interna disparado. Aunque oficialmente la votación se haya convocado hoy, la batalla por el control del partido empezó el día después de las elecciones catalanas del 12 de mayo, cuando la debacle electoral hizo aflorar las tiranteces hasta entonces silenciadas que acumulaba la organización, sobre todo entres sus dos principales líderes, Junqueras y Marta Rovira. Con este pulso en marcha, la formación se polarizó entre 'junqueristas' y 'roviristas'. Junqueras ha decidido volver a optar a la presidencia, mientras que los afines a Rovira, que no se presentará, se han agrupado en torno a la candidatura de Godàs. Las otras dos listas son las 'outsiders', es decir, sin vínculos con la dirección actual y, a priori, con menos posibilidades de ganar.

Este lunes la secretaria general adjunta del partido, Marta Vilalta, ha intentado transmitir una cierta normalidad destacando que estas primarias -y el congreso posterior- son una "oportunidad para actualizar el proyecto político" y "para reconectar con la militancia y la ciudadanía". Sin embargo, lo cierto es que el clima de la contienda lleva semanas envenenado por las polémicas que acechan actualmente al partido y que son fundamentalmente tres: la estructura B que tuvo la organización para hacer campañas de propaganda encubierta; la acusación de Junqueras a Rovira de que durante años urdió una dirección "paralela" para apartarle de las principales decisiones, y la acusación del 'rovirismo' a Junqueras de haber pactado con el PSC la continuidad de varios militantes de ERC en el Govern de Illa. Todas las candidaturas utilizan estas polémicas como munición para tratar de desgastar al rival, lo que no solo impide cerrarlas, sino que las amplifica.

La última imagen pública de Junqueras y Rovira juntos, en julio.

La última imagen pública de Junqueras y Rovira juntos, en julio. / LAP

Para recordar una ERC en este nivel de lucha fratricida hay que remontarse a 2008, cuando también cuatro candidaturas se disputaron el control del partido. De esa batalla, la organización quedó devastada hasta quedarse fuera de la Generalitat en 2010 y encadenar varias derrotas electorales. No se recuperó hasta la llegada, precisamente, de Junqueras y Rovira al frente de la dirección en 2011. Y pese a que este tándem llevó el partido a lo más alto -el momento álgido fue el regreso a la presidencia de la Generalitat con Pere Aragonès 80 años después de la última vez-, cuando los resultados electorales han vuelto a menguar, la organización ha vuelto a partirse.

Nueva hoja de ruta

Ganará las primarias aquella candidatura que el día 30 logre superar un 50% por ciento de los votos. Si nadie lo consigue, se celebrará una segunda vuelta el 14 o el 15 de diciembre. A partir de aquí, la dirección que salga ganadora deberá convocar un congreso para el mes de febrero en el que el partido deberá actualizar su hoja de ruta, es decir, decidir su estrategia para los próximos cuatro años. Allí es donde deberá decidir, básicamente, si mantiene la apuesta de los últimos años por un independentismo gradualista que abona los pactos con el PSC, o recupera la bandera del independentismo más beligerante que no descarta la unilateralidad.

El proceso de renovación interna de ERC no solo tiene impacto de puertas adentro, sino que también tendrá repercusiones en el conjunto de la política catalana. La cuestión es que hasta que el partido no tenga una dirección renovada y plenamente legitimada, no podrá negociar a fondo con el Govern los presupuestos de la Generalitat de 2025. Esto complica los planes de Salvador Illa de poder tener las cuentas en vigor el próximo 1 de enero.

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