Limón & Vinagre

Mustafá Aberchán, un voto por un tajín

Se ha destapado una operación de compra de votos por parte de Coalición por Melilla, pero su presidente y fundador, Mustafá Aberchán, está inhabilitado por una sentencia ratificada por el Tribunal Supremo de 2021

Mustafá Aberchán en Limón&Vinagre.

Mustafá Aberchán en Limón&Vinagre. / EPE

Alonso González Jerez

Nunca entenderé que el corrupto centre tanto la atención morbosa y la indignación moral y en cambio sus admiradores no. Si la corrupción política de este país florece lozanamente es porque no le aflige ningún reproche rotundo entre los ciudadanos. La corrupción política solo es relevante cuando afecta a los partidos y líderes por los que no voto. Y debe confesarse que gracias a ese piadoso olvido la gente sigue votando. Los dos partidos mayoritarios de la democracia parlamentaria española, el PSOE y el Partido Popular, arrastran un historial de corrupción prácticamente interminable, y si se buscan referencias de ambos casos puede consultarse 'La patria en la cartera', un libro puntillosamente desolador de Joaquim Bosch. Si el elector fuera un ciudadano justo y apremiante, un Robespierre incorruptible frente a la quiebra moral de su propio partido, hace años los animalistas estarían gobernando este país.

Ahora, pocos días antes de la celebración de los comicios autonómicos y locales de 2023, se ha destapado una operación de compra de votos por parte de Coalición por Melilla, pero su presidente y fundador, Mustafá Aberchán, está inhabilitado por una sentencia ratificada por el Tribunal Supremo de 2021. También lo fue, por cierto, el exsecretario general del PSOE melillense, Dionisio Muñoz. ¿El motivo? Haber organizado una trama de compra de votos por correo para las elecciones al Senado de 2008. A la población musulmana de Melilla – entre la que CpM es la fuerza política más votada – la condena del bueno de Aberchán se la ha traído bastante al pairo. Pero no solo a ellos. El excepcional talento estratégico de Íñigo Errejón le llevó a invitar a Aberchán a integrarse en la llamada Red de Aliados de Más País ya en octubre de 2022. Y en febrero de 2023 suscriben el denominado Acuerdo del Turia, junto a Compromís, la Chunta Aragonesista, Adelante Andalucía, Verdes Equo y Proyecto Drago. Ahora Coalición por Melilla ha sido expulsada de tan grata compañía “de forma preventiva”.

El bereber Aberchán ha demostrado a lo largo de treinta años una notable astucia política y una gran capacidad de adaptación. Es cierto que militó en las Juventudes Socialistas y alguno de sus hermanos llegó a ser concejal por el PSOE. De hecho CpM fue en sus orígenes, a principio de los años noventa, una suerte de escisión mahometana del PSOE, aunque desde entonces ha cambiado bastante. Es cierto, igualmente, que durante algún tiempo estuvo próximo a Izquierda Unida. De hecho algunos cuadros de IU terminaron incorporándose a su organización, que proclama siempre su origen vecinal. Pero también ha trenzado acuerdos con el PSOE, con el PP, con Ciudadanos e, incluso, con Jesús Gil, que se instalaba en la corrupción como quien se mete en un jacuzzi. Solo ha podido ser presidente de Melilla un año, entre julio de 1999 y julio de 2000. Siempre ha tenido un pretexto: mejorar las condiciones de vida de la población musulmana en Melilla dentro de un proyecto de convivencia democrática en la plaza norteafricana. Siempre negó ser un líder promarroquí y nunca ha dejado de parecerlo.

Nació una noche de luna llena en el barrio de Monte María Cristina y es español desde 1987 y marroquí –según la legislación de Rabat –para siempre, porque quien tiene la nacionalidad marroquí no puede renunciar a la misma. Para su fortuna profesional, porque gracias a una beca del Ministerio de Educación de Marruecos pudo estudiar Medicina en la Universidad de Granada. Se especializó en Cirugía Digestiva y abrió consulta en Melilla. Forma parte de la leyenda del CpM que Aberchán atendió gratuitamente a cientos de musulmanes melillenses en sus primeros años como médico, proporcionándoles además información y contactos para buscar trabajo o encontrar una plaza escolar para sus hijos o esta o aquello subvención. Con todo su tufo de oportunismo lo peor de su carrera política no son sus muchos y pésimos socios, sino la sombra de Marruecos.

Para algunos siempre ha sido un agente político marroquí. Para otros, en cambio, Aberchán se ha limitado a practicar un realismo obligatorio: hay que tener buenas relaciones con las autoridades marroquíes. Y las tuvo más que buenas, por ejemplo, con Ilyas El Omari, presidente del Consejo Regional de Tánger, Tetuán y Alhucemas. Pero El Omari cayó en desgracia en 2019 y con él el líder de CpM, al que el Majzén consideró entonces políticamente acabado. Eso no impide que periodistas y medios de comunicación insistan una y otra vez en una vinculación oscura y canallesca entre Aberchán y el Gobierno de Rabat. Incluso que vean la mano de Marruecos en la compra de votos que ahora se investiga judicialmente y en la que han sido detenidos diez personas, entre las que figuran el yerno y el hermano del yerno de Aberchán, así como el número tres de la lista electoral. El siempre sonriente presidente de CpM guarda silencio. Debería recordar el viejo romance y aplicárselo enseguida:“Aberchán/ ay mi Arberchán,/ moro de la morería/ el día en que tu naciste/ grandes señales había/ la mar que estaba en calma/ la luna que estaba crecida/ moro que en tal signo nace/no debe decir mentira”.