RUPTURA POR LA LEY DEL 'SOLO SÍ ES SÍ'

Sánchez ordena a sus ministros contener el nivel de tensión con Podemos para frenar el declive del Gobierno

Moncloa pide "serenidad" y "templanza" pero el presidente no acudirá este miércoles al acto de Igualdad por el 8-M con Irene Montero tras hacerlo los dos últimos años

Pedro Sánchez, durante un Pleno en el Congreso de los Diputados.

Pedro Sánchez, durante un Pleno en el Congreso de los Diputados.

Marisol Hernández / Ana Cabanillas

El Gobierno de coalición exhibió este martes que ha entrado en una fase de descomposición interna con la votación, totalmente opuesta, de la tramitación de la reforma de ley del 'sólo sí es si', que el PSOE ha registrado en contra del criterio de Unidas Podemos y que ha conseguido impulsar gracias al apoyo del PP. No había dudas de que los morados no lo iban a respaldar. La discrepancia entre los socios sobre el alcance y la conveniencia de esta modificación lleva semanas ventilándose públicamente. Eso no evitó un enconado debate parlamentario, una riña televisada, que deja graves heridas políticas en el seno del Ejecutivo y que arrastró también a los grupos parlamentarios.

La mayoría de los daños parecen irreparables. La crisis no acaba en fractura pero no es posible disimular la permanente cojera. Para aliviarla, para que el declive no sean tan evidente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pedido bajar el nivel de tensión y que los ministros no entren en la pelea. "La orden es templanza", aseguran fuentes socialistas del Ejecutivo. "No ha sido agradable, no era necesario ese exceso", destacan sobre la durísima intervención de la diputada morada, Lucía Muñoz, pero "no vamos a darle más valor". "No vamos a caer en ninguna provocación", subrayan.

La parte socialista del Gobierno trata así de restarle importancia al hecho concreto de la votación porque las desavenencias públicas, recuerdan, han sido constantes en las últimas semanas. Pero reconocen que se ha resentido la cohesión interna y que este martes en la reunión del Consejo de Ministros se notaba más "tensión". "Están disgustadas y se nota", comentan sobre la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la de Derechos Sociales, Ione Belarra. Han encarado este asunto desde un punto de vista "personal", como si se hubiera cuestionado su capacidad para hacer leyes, explican desde el PSOE.

La decisión, insisten, es "pasar página" porque quedan muchas más cosas por delante y porque la "prioridad" de Moncloa era ofrecer una respuesta a las más de 700 rebajas de condenas a delincuentes sexuales y casi 80 excarcelaciones por la entrada en vigor de la ley del 'sólo sí es sí'. Pero, a pesar de que la voluntad del PSOE es no seguir alimentando esta polémica, los problemas siguen sobre la mesa.

Sánchez no acudirá este miércoles al acto institucional organizado por el Ministerio de Igualdad con motivo del 8-M, como si ha sucedido en los dos últimos años. Un hecho que se suma a la ausencia este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, de la propia Irene Montero, en vísperas del día de la Mujer, y a que su equipo no haya participado en la elaboración de la nueva ley de paridad que presentó Nadia Calviño.

El estropicio fue también visible en la reacción del grupo socialista al discurso en la tribuna de la diputada de Podemos, que les acusó de "querer volver al calvario probatorio, a un modelo que nos hacía enseñar una heridita y probar luego si había sido producida por una violación, a un modelo en que debía ser normal que nuestro novio nos penetrase mientras dormíamos", defendió. Un tono que motivó unas declaraciones posteriores de Patxi López, en los pasillos del Congreso. Una intervención, dijo, que "acusa al PSOE de pactar con el PP y con Vox, cuando saben que es mentira, y de volver al Código Penal de la Manada es impresentable". Horas después en la SER, el portavoz volvía a exhibir su malestar pero defendió que el único modo de superar la situación era "hacer todos un ejercicio de responsabilidad y abandonar la escalada verbal".

El imposible equilibrio de la vicepresidenta

Además, la crisis produce otras consecuencias porque los efectos de la ley del sólo sí es sí y la airada reacción de Podemos ha puesto en una difícil situación a Yolanda Díaz, más partidaria de admitir errores y de acercar posturas con el PSOE para llegar a una solución pactada. Pero el enrocamiento de los morados y sus duras críticas al socio mayoritario del Gobierno chocaron de plano con estas tesis, en unas formas propias de Podemos que nunca gustaron a la vicepresidenta segunda, al considerar que esta estrategia enturbiaba todavía más la relación en la coalición y dificultaba un posible acuerdo. 

El fuerte distanciamiento de Díaz con las ministras de Podemos quedó retratado en el hemiciclo del Congreso, con la imagen de Irene Montero y Ione Belarra en absoluta soledad en la bancada azul del Gobierno mientras se debatía la proposición socialista. La vicepresidenta segunda y líder teórica del espacio se ausentó, evitando mostrar respaldo a la ministra de Igualdad. Tampoco le arroparon el resto de ministros de Unidas Podemos, ni el titular de Consumo, Alberto Garzón, ni el de Universidades, Joan Subirats, ninguno de los titulares socialistas o el presidente del Gobierno.

Díaz, que había abogado hasta el último momento por lograr el entendimiento, se mostró visiblemente disgustada a su llegada a la Cámara a última hora del martes para la votación: “Lo lamento, nunca debimos llegar hasta aquí”, esgrimió, en un reproche tanto al ala socialista como a sus propias compañeras de grupo parlamentario. Mientras Díaz se disculpaba, en las filas moradas continuaban azuzando a los socialistas. El portavoz parlamentario, Pablo Echenique, publicó un mensaje en redes a última hora redoblando la ofensiva contra el socio de coalición. "La votación de la vergüenza. El PSOE vota con el PP volver al Código Penal de la Manada y los del latido fetal los ayudaron con una abstención".

Reunión improvisada de Montero y Díaz

A pesar de las diferencias, a pocos minutos de comenzar a votar, hubo una reunión in extremis entre Irene Montero, Yolanda Díaz y Enrique Santiago en una sala del Parlamento, de la que salieron visiblemente serias. Una vez consumada la votación, la ministra de Igualdad salió del Congreso evitando a la prensa, exhibiendo su malestar con un gesto muy serio y de rabia contenida. La falta de sintonía entre los dos referentes de Unidas Podemos volvió a saltar a la palestra, pero los desencuentros no son sólo a nivel interno. También se perciben claramente en el Consejo de Ministros

Desde el ala socialista apuntan a que Belarra y Montero se toman este tipo de desacuerdos “a nivel personal”, sin distinguir el agravio político del humano, al tiempo en que muestran más sintonía con la vicepresidenta segunda, que tiene “otra manera de hacer política” y que “sabe encajar las diferencias con más normalidad”.

A corto plazo, por más que la consigna de Sánchez sea no ir al choque, parece difícil reconducir la situación. Los dos socios acuden a la manifestación del 8-M profundamente enfrentados, y en el caso del PSOE, con la advertencia de Pablo Iglesias de que se pueden encontrar con protestas contra su reforma. Y se espera, además, que la tramitación parlamentaria para su aprobación definitiva se prolongue aún un mes o mes y medio. Con elecciones autonómicas y municipales a finales de mayo y generales en diciembre, en las que los dos socios tienen que dirigirse a su electorado, nada apunta a una reconciliación.