Elecciones autonómicas

El pacto de izquierdas encalla en Canarias mientras Podemos y Alberto Rodríguez caminan hacia la ruptura

Alberto Rodríguez.

Alberto Rodríguez. / EFE

Ana Cabanillas

La posibilidad de que haya varias papeletas a la izquierda del PSOE en las autonómicas del 28 de mayo es cada día más cercana en Canarias. El acuerdo de cinco fuerzas progresistas que negociaban una alianza autonómica ha saltado por los aires en las últimas horas, pese a que estaba a punto de cerrarse y tenía previsto lanzarse este miércoles. Mientras, las posturas parecen cada vez más alejadas entre Podemos y su ex secretario de Organización, Alberto Rodríguez, que continúa en la construcción de su plataforma, Proyecto Drago.

A los desacuerdos que se han venido produciendo en las últimas semanas se añade la presión por los tiempos y el hecho de que, en caso de que se alcance un pacto entre distintas fuerzas, éste podría dificultar un posterior entendimiento con el dirigente de Podemos. A día de hoy no se avisan posibilidades realistas de acercamiento entre el partido morado y el que fuera uno de sus máximos responsables.

Podemos, IU, Más País, Sí se Puede Canarias y Equo llevan meses negociando una posible alianza electoral, pero Rodríguez, que fue diputado de Podemos y logró gran proyección a nivel nacional, nunca ha llegado a sentarse en esa mesa negociadora. Una mesa que por primera vez puede alumbrar un acuerdo pacífico entre Podemos y el partido de Iñigo Errejón, después de su escisión en 2019 y tras un primer pacto fallido en Andalucía, donde ambas formaciones conviven a duras penas con elevadísimas cotas de tensión. 

Desde que lanzó su proyecto en octubre, Rodríguez ha sido invitado en distintas ocasiones a esta mesa negociadora, destacan distintas voces de la negociación, pero el dirigente ha declinado estas propuestas trasladando a los partidos implicados su intención de “ampliar” el número de actores implicados, puesto que “sólo hay cinco de las quince organizaciones” que existen en Canarias, destacan desde su entorno. La idea de Rodríguez consiste en incluir a actores de la sociedad civil en la formación de la futura candidatura y eliminar cualquier veto a las partidos minoritarios o pertenecientes a islas con menor peso político. Esto supone una línea roja para Podemos, que no consiente sentarse con Reunir Canarias, una escisión de Podemos impulsada por críticos del partido como la diputada nacional Meri Pita, que abandonó el grupo parlamentario de Podemos en el Congreso y pasó al Grupo Mixto. 

En el entorno de Rodríguez se critican estos “vetos”, al considerar que complican la ampliación del espacio y su apertura a la sociedad civil, mientras otros integrantes de la mesa consultados por este periódico tratan de desactivar estos argumentos. Alegan que Reunir -el partido en disputa- es en realidad un grupo muy minoritario, y que el acuerdo al que aspiran puede ser un primer paso que luego se amplíe con más voces. “Es una parte del proceso, pero cuando se presente el acuerdo no va a ser una cosa cerrada”, apuntan desde uno de los partidos implicados.

El acuerdo encalla a última hora

La realidad es que la negociación ha vivido fuertes turbulencias en las últimas horas. Las cinco formaciones canarias que llevan meses negociando tenían un acuerdo a punto de lanzarse públicamente —estaba previsto para el miércoles 18—, y el nombre, Canarias Plural, estaba elegido y votado. Pero el viernes a última hora de la tarde, el pacto saltó por los aires en una reunión donde Podemos trató de dar marcha atrás en la marca electoral, según relatan fuentes próximas, para introducir su marca.

Además, existió desacuerdo sobre las listas, donde Podemos e IU copaban el 95% de los puestos de salida. Se anuló entonces la presentación prevista y se emplazaron a futuras reuniones. En Proyecto Drago consideran que las prisas a la hora de acelerar los acuerdos son también una manera de tratar de presionar a Rodríguez, que se encuentra en plena construcción de su proyecto, para entrar en la negociación. 

Pero las diferencias entre el ex diputado morado y su antiguo partido amenazan con torpedear cualquier posibilidad de entendimiento. Rodríguez anunció su intención “irrevocable” de ser candidato a la Presidencia del Gobierno canario, un título que se niega a cederle la cúpula estatal de Podemos, en línea de su estrategia política, que pasa por hacerse fuertes en los territorios y liderar candidaturas para ganar peso frente a Yolanda Díaz. Es precisamente desde la dirección donde ahora acusan a su ex secretario de Organización de haber roto los puentes con el partido, y de no buscar acuerdo alguno, al no haber accedido a sentarse en la mesa de negociación de los distintos partidos. 

 Proyecto Drago también se ha mostrado crítico con la gestión del Gobierno canario, liderado por el socialista Ángel Víctor Torres, y del que Podemos forma parte. “Tenemos la voluntad de construir una alternativa de cambio que supere el bloqueo del Pacto de las Flores, que ilusionó a muchas en 2019 y cuatro años después ha significado continuidad y falta de valentía para afrontar los problemas estructurales de Canarias, así como mucha decepción entre buena parte de la ciudadanía canaria”, señaló el viernes la coportavoz de Drago, Sara Hernández. 

El dirigente de Podemos Canarias y Director General de Derechos Sociales, Javier Bermúdez, hizo referencia velada a estas críticas unas pocas horas después, criticando a la “izquierda en Canarias que no está ni ha estado nunca por gobernar porque implica mancharse las manos y asumir contradicciones”. “Esa izquierda está más cómoda dando sermones desde la superioridad moral del que no se mancha pero tampoco cambia nada”, continuaba en un mensaje en Twitter que fue después difundido por las principales referencias del partido canario, su candidata Noemí Santana, su coordinadora general, Laura Fuentes, y el propio fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero

Tensiones entre Rodríguez y Podemos

La retirada de Meritxel Batet del escaño de Alberto Rodríguez en el Congreso de los Diputados en octubre de 2021, tras la sentencia del Tribunal Supremo, puso al descubierto el malestar del dirigente con su ex partido, del que salió abruptamente. El dirigente volvió a su puesto en la refinería, donde trabajaba antes de su desembarco en política -y donde ahora continúa su actividad labora-l, y desde su vuelta ha puesto en cuestión la inacción de Podemos en su expulsión, llegando a insinuar que su salida era una condición impuesta a los morados para mantenerse en el Gobierno. 

La percepción parece distinta entre la cúpula estatal de Podemos y su federación canarias. Distintos actores políticos de las islas aseguran que la voluntad del partido canario parece más dispuesto a ceder que el discurso exhibido por los responsables madrileños de la formación. La actual secretaria de Organización del partido, Lilith Verstrynge, criticó en diciembre la “beligerancia” de Rodríguez, mientras el partido frenaba en seco las aspiraciones de Rodríguez. El portavoz nacional morado, Pablo Fernández, zanjó en seco la posibilidad de que el ex dirigente encabezase la lista de una eventual candidatura de izquierdas y zanjó esta posibilidad, destacando que la candidata de Podemos sería Noemí Santana, actual consejera en el Gobierno canario liderado por el socialista Ángel Víctor Torres. 

Algunas fuentes próximas a la negociación apuntan a que ha estado sobre la mesa la posibilidad de establecer una “lista dupla con dos cabezas que liderasen el movimiento”, una opción que si bien no salió adelante tampoco fue completamente rechazada por Podemos. Alberto Rodríguez tiene previsto presentar su candidatura por la lista autonómica del Parlamento -en lugar de las listas insulares, que requieren menos votos para ser elegido diputado-, y desde la mesa negociadora de partidos se ofrece la posibilidad de ocupar ese puesto de salida en caso de llegar a acuerdo. Pero la disputa, incluso de aceptarse esta premisa, continuaría entre dos opciones: Santana por Gran Canaria o Rodríguez por la autonómica. 

Los plazos siguen corriendo, y tanto Podemos como IU abogan por terminar la política de acuerdos durante el mes de enero. Sin embargo, desde Proyecto Drago manejan otros plazos y defienden la necesidad de construir una candidatura más alejada de mesas de negociación y partidos y más próxima a las asociaciones y organizaciones sociales. Un proceso que requiere de tiempo y al que, según apuntan voces próximas, puede encontrar serias dificultades para asumir un acuerdo político alcanzado “sólo” entre cinco partidos.