Comunidad de Madrid

Vox recula y amenaza ahora a Ayuso con no aprobar sus presupuestos

Rocío Monasterio cambia de táctica y amenaza ahora al PP con dejarle sin unos presupuestos que conllevan un incremento de gasto de 2.700 millones en año electoral

Isabel Díaz Ayuso durante el III Congreso Internacional de la Asociación de Familias y Mujeres.

Isabel Díaz Ayuso durante el III Congreso Internacional de la Asociación de Familias y Mujeres.

Elena Marín

PP y Vox van a la guerra electoral en Madrid. El idilio que han vivido durante este año y medio largo, desde que Isabel Díaz Ayuso logró prescindir de Ciudadanos en su gobierno autonómico, parece haber llegado a su fin a la vista de la actitud de ambos partidos, que buscan la confrontación en lugar de seguir de la mano. El problema es que por el camino Ayuso puede dejarse la posibilidad de incrementar en 2.700 millones el gasto de su Ejecutivo en pleno año electoral.

La dureza de las hostilidades, en todo caso, no son similares en ambos bandos. Lo que hace unos días era que sí, ahora es que no o que tal vez. Vox cometió el error la semana pasada de registrar tarde sus 86 enmiendas a los presupuestos del gobierno autonómico. Insistieron entonces que todo se debía a un error informático y que, pasara lo que pasara, es decir, tanto si la Mesa de la Asamblea de Madrid (donde bastaba que el PP lo permitiera) aceptaba o no las enmiendas para su debate, se abstendrían en la votación de los presupuestos. También que no acudirían a los tribunales. Su posición, por tanto, seguía siendo la del socio leal a pesar de todo. Hace una semana el riesgo a votar 'no' con la izquierda era para Vox mayor que facilitar un proyecto del que no podrían sacar nada a cambio.

El PP, en cambio, no dudó en arremeter y ridiculizar a su contrincante político al asegurar, que las enmiendas que no se llegaron a registrar tampoco suponían ninguna "revolución" porque apenas sumaban un cambio de 69 millones en un presupuesto de 25.738 millones de euros.

Cambio de guion

Pero este martes la postura de Vox ha cambiado radicalmente y el guion ha dado un giro de 180 grados. "En las circunstancias en las que estamos, cuando se han excluido de forma arbitraria nuestras enmiendas, vemos muy difícil votar a favor de los Presupuestos, e incluso abstenernos”, ha declarado el portavoz adjunto, Íñigo Henríquez de Luna, y ha ido más allá: "Ante la gravedad de lo que está pasando, ya no descartamos ninguna decisión legal". El número dos de Rocío Monasterio se ha mostrado enfadado en su comparecencia pública, ha insistido en que todo fue un error informático y ha criticado al PP por no haber aplicado en su caso los "antecedentes" de la cámara, que en ocasiones anteriores ha facilitado la toma en consideración de enmiendas registradas fuera de plazo, y ha denunciado "las lagunas" del informe técnico de la cámara.

El cambio de posición de Vox se ciñe, según el propio Henríquez de Luna, "a la voluntad del PP de impedir de forma política" que se pudieran tramitar sus enmiendas. "Es una decisión política, no jurídica ni técnica", ha argumentado. Y ha arremetido contra la vulneración sistemática de los recursos de consideración por parte de la Mesa de la Asamblea.

Estrategias opuestas en Vox

El error de Vox en la cámara regional y su posición inicial dejaba en evidencia las estrategias opuestas de la formación en relación con Ayuso, a quien han facilitado todos sus proyectos de ley hasta ahora, y la de Javier Ortega Smith en el Ayuntamiento de la capital, donde el portavoz de Vox ni siquiera se sienta con el alcalde a negociar hasta que sus líneas rojas (relativas a Madrid central) queden superadas. Fuentes de la dirección nacional evitaban la semana pasada posicionarse y se sumaban a la tesis del error informático, pero reconocían la dificultad de dar la vuelta al mensaje que trasladaban a sus votantes en su competición con Ayuso y remitían a Monasterio para cualquier explicación.

Lo cierto es que la portavoz de Vox en la Asamblea ha evitado poner cara y voz a esta posición del partido respecto a los presupuestos. Ella fue la primera que puso sobre aviso a los populares cuando hace unos días dijo que la negociación con el Gobierno había resultado "humillante" para los votantes de Vox y que por eso presentarían las enmiendas, pero ha dejado que sea su número dos quien dijera primero que se abstendrían y quien hoy dejara la puerta abierta a una votación en contra. Henríquez de Luna no ha querido explicar qué gesto esperan por parte de Ayuso y su equipo para asegurar la abstención de Vox, por tanto, aun queda margen para que sea la propia Monasterio quien, de producirse ese gesto, salga diciendo que han llegado a un acuerdo.

Sin mano tendida de momento

La rotundidad con la que el portavoz del PP, Pedro Muñoz Abrines, ha contestado a Vox, en cambio, no deja muchas esperanzas para ese hipotético acuerdo, que tendría que formalizarse en los próximos días antes de que el debate de los presupuestos se produzca los días 21 y 22 de diciembre. "Vox miente" o "la mesa no ha vulnerado los derechos de nadie" ha advertido el portavoz refiriéndose a las supuestas "lagunas" del informe técnico de la Cámara sobre los pasos dados por el equipo de Monasterio en el registro de las enmiendas. No parecía haber ningún intento por parte del PP de aplacar los ánimos y convencer a Vox de que recondujera su postura hacia la abstención segura anunciada la semana pasada. De hecho, ha insistido otra vez en que las enmiendas, de haber superado el trámite, tampoco iban a suponer ningún cambio sustancial porque apenas suman modificaciones por un total de 69 millones de euros.

 "Las huidas hacia adelante no son recomendables, y en esta situación menos. A quien menos le interesa que se siga removiendo este asunto es a Vox, porque son ellos los que han cometido un error insalvable", ha explicado Muñoz Abrines, que no ha dudado tampoco en tachar de "escenificación" el enfado de Vox. En el PP retan permanentemente a Vox a votar con la izquierda, algo que los de Monasterio no han concebido nunca hasta ahora y que ha permitido a Ayuso negociar siempre a la baja con Vox, con concesiones muy puntuales.