Los Presupuestos Generales del Estado de 2023 están a punto en el Congreso. Faltan unos pocos acuerdos para terminar de cocinar un plato que ya está casi hecho. La guinda del pastel, el lazo del regalo, como lo quieran llamar. Los grupos parlamentarios que aún no han hecho público su apoyo meditan la forma y el formato que usarán para anunciarlo. Salvo sorpresa monumental, ERC y EH Bildu se sumarán entre este lunes y el jueves que viene al PNV, Coalición Canaria y Compromís. Más de 176 escaños, mayoría absoluta, suman estas formaciones. Aprobación casi garantizada, incluso sin el “casi”.

Se trata del proyecto legislativo más importante del año, sencillamente porque aúnan todas las políticas públicas del Ejecutivo y sus correspondientes inversiones. Hablamos de miles y miles de millones de euros.

Distintas etapas cruzan los presupuestos hasta que se convierten en realidad, casi todas eminentemente políticas. Primero, dado que una coalición de dos partidos gobierna España, la pugna entre PSOE y Unidas Podemos por acordar qué partidas concitan más inversión y a qué partidas se les quita dinero. La segunda, un trámite: la ministra de Hacienda presenta el proyecto en el Congreso. La tercera, otra vez política: los grupos registran peticiones de devolución de las cuentas porque, según dicen, o no se las creen o creen que son penosas para el país.

Dos más: la cuarta, muy técnica, es una obra de ingeniería de alta precisión, si bien se construye sobre puntuales pactos políticos previos; la quinta, debate y votación para su ratificación.

Vayamos a la cuarta. ¿Una obra de ingeniería? En gran medida, sí, porque durante las dos últimas semanas, tanto en ponencia como en comisión, los grupos se dedicaron a discutir las cuentas sección por sección y artículo por artículo. Aunque el Gobierno ejerció la potestad constitucional de “vetar” unas 1.000 enmiendas que, a su juicio, alteraban el equilibrio presupuestario, quedaron vivas y coleando más de 4.000. Más de 4.000 propuestas que la oposición, tanto la afín al Gobierno como la más contraria, intentaría incluir en el texto como fuera.

Esas dos semanas de negociaciones a varias escalas y en varios campos de juego se han traducido en más de 120 cambios en el proyecto presupuestario inicial, enviado a primeros de octubre por el Consejo de Ministros. Primero se produjeron 85 modificaciones en ponencia gracias a 44 nuevas enmiendas, añadidas tal cual estaba redactadas, y a 41 transaccionales firmadas por PSOE, Unidas Podemos y PNV. Con razón Aitor Esteban estaba tan contento hace diez días. Luego, en comisión, tuvieron lugar otras 44 modificaciones.

Ingeniería con materiales políticos

La Comisión de Presupuestos (son excepcionales las comisiones del Congreso que se llaman como una ley, para ilustrar la relevancia de lo que está en trámite) ha dado a luz al dictamen gracias a 19 votos a favor, los del PSOE, Unidas Podemos y los habituales aliados. Los votos en contra fueron 15. La correlación anticipa el desenlace definitivo del jueves próximo, cuando el pleno efectuará la alambicada y paciente votación definitiva. 

El parto del dictamen no ha sido sencillo, y no sólo por lo que ha durado, sino también por la fabricación de acuerdos. A esto en el Congreso se le llama transaccionar: los grupos usan una enmienda parcial como base para negociar y cerrar una redacción distinta. En la ponencia fueron 41; en la comisión, 43. Puede haber más, claro, porque a partir de este mismo lunes comenzará el trámite del pleno.

En un Congreso tan fragmentado como el de esta legislatura, construir enmiendas que conciten el 'ok' de varias formaciones resulta meritorio, y si abordan inversiones millonarias en políticas públicas de un territorio concreto, mucho más. En esas enmiendas transaccionales están las razones que han llevado a formaciones como Coalición Canaria, Compromís y PNV a decantarse por el 'sí' a las cuentas. Y están las razones que probablemente lleven a Teruel Existe a pronunciarse igual. 

El partido valenciano ha logrado inyecciones de dinero en instalaciones culturales y redes de transporte de la Comunidad; el canario en infraestructuras, digitalización, becas o universidades de las islas; y el turolense, en diferentes carreteras de la provincia.

El éxito de una línea de tren

Ahora bien, a medida que se van sucediendo los estadios de la tramitación presupuestaria, se va estrechando el margen de que enmiendas aisladas se incorporen al texto. Señala un diputado de uno de los dos grupos que sustentan al Gobierno que las cuentas llegan al Congreso muy trabajadas y muy medidas, de ahí que sea complicado alterar los equilibrios financieros de cada departamento. Negociar con el Ejecutivo, en consecuencia, se complica, pero ni mucho menos quedan obstruidas todas las rendijas.

Suele ser en la fase inicial, la de ponencia, cuando más fácilmente ‘entran’ las propuestas de los grupos sin transacciones de por medio. En la fase de la comisión, el margen es más estrecho. Es más, este año sólo ha entrado una, la enmienda 4.309. Todas las demás, las otras 43, se han tenido que negociar previamente. Así que claro que hay política aquí, pero a costa de hacer encaje de bolillos, que los bailes de números son bailes de importantes cantidades de dinero y en Hacienda ya no hay reservas para alegrías inesperadas.

Por eso, tiene mérito el éxito en la Comisión de la enmienda 4.309, del PNV. Es una propuesta para cambiar la sección 17 del proyecto presupuestario, relativa al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. La técnica parlamentaria, en un trámite como éste, exige mencionar primero la inversión que se propone y, luego, la inversión que, en su lugar, se suprime. Los nacionalistas vascos pidieron un millón de euros para el “refuerzo de los servicios ferroviarios entre Bilbao y Karrantza”, una cuantía que se restaría a la implantación del modelo digital de señalizaciones y frenado para los maquinistas en varias provincias. 

La propuesta formará parte del articulado de los presupuestos sin que cambie una sola coma. La diputada del PNV encargada del trámite, Idoia Sagastizabal, rebosaba satisfacción, según el testimonio de un diputado que estuvo presente los tres días de deliberaciones y votaciones.

Tendencias actuales

Cuenta este parlamentario a El Periódico de España que en votaciones así, y en las que se celebrarán en el pleno el jueves próximo mucho más, pues participan los 350 diputados/as, pueden detectarse las inercias y tendencias políticas que están fraguando la legislatura

La primera es que PSOE y Unidas Podemos, pese al ruido, votan lo mismo casi siempre. En el “casi” está la gracia. Así fue la peripecia de la enmienda 4.222, de los 'morados'. Se trataba de una dotación a ACNUR, la Oficina de los refugiados de Naciones Unidas, de 7 millones de euros, clave para ayudar a la población ucraniana, por ejemplo. Murió en la Comisión de Presupuestos porque el grupo socialista la rechazó y el popular se abstuvo. Dice el diputado al respecto: “Si el PP hubiera votado a favor, otro gallo habría cantado”.

Los populares, por regla general, eluden el apoyo a todas las propuestas que provengan de PSOE y de Unidas Podemos, puede incluso que sin mirar el contenido, opina la fuente. No se explica si no que una enmienda para fortalecer las conexiones ferroviarias de Burgos no haya salido adelante por el voto en contra del PP, a pesar de que es el PP el partido que gobierna en Castilla y León. No se explica si no que una propuesta deseable, políticamente neutra o 'blanca', como la ampliación del tranvía de Murcia se quede fuera. 

Turno del pleno o etapa final

Llega ahora la fase definitiva, la que protagonizará el pleno del Congreso desde este mismo lunes hasta el jueves. Cuatro días de dedicación intensa e intensiva. Los ministros y ministras deambularán en defensa de sus secciones y portavoces de la oposición tomarán la palabra después para argumentar los porqués de sus enmiendas. Como muchísimas siguen “vivas”, lo que en el argot parlamentario significa que o bien pueden motivar una transacción o bien habrán de votarse de nuevo, es posible que se sigan produciendo cambios presupuestarios. No se olvide que el apoyo oficial de EH Bildu está pendiente, como el de ERC o como el de Más País.

Aunque no es preceptiva la mayoría absoluta, sino la mayoría simple, más síes que noes, conviene blindar el margen de la absoluta, 176 votos. Tanto las cuentas vigentes como las anteriores contaron con el respaldo de cerca de 190 diputados/as, lo que no está nada mal. El Gobierno de Pedro Sánchez aspira a lo mismo para sus presupuestos de 2023, los últimos de la legislatura. Si el jueves hay más apoyos que rechazos, el texto irá al Senado. El viaje de las cuentas por la Cámara Alta es más corto, un mes como máximo. Antes de final de año, el procedimiento habrá acabado.