La CUP mantiene que el president Pere Aragonès debe someterse a una cuestión de confianza. Los anticapitalistas señalan que ha quedado en evidencia que no tiene el apoyo ni de los anticapitalistas, ni de Junts ni de los comunes, por lo que concluyen que se ha quedado sin alianzas. "Que explique su programa político y con quién lo va a desplegar", le han retado los anticapitalistas, que desde al atril del Parlament han vuelto a invocar este mecanismo para medir los apoyos del president por "coherencia, honestidad y por una cuestión de garantías democráticas".

El pleno de la Cámara catalana votará de nuevo este jueves la petición de la CUP para que Aragonès acepte esa cuestión de confianza, un compromiso que sellaron en el acuerdo de investidura pero que ERC considera que dejó de ser válido cuando los 'cupaires' se descolgaron del acuerdo de presupuestos. La previsión es que la moción no prospere, de la misma manera que tampoco lo hizo la propuesta de resolución que en este mismo sentido presentó el PP en el debate de política general.

Incluso Junts, que provocó la actual crisis del Govern y el cese del vicepresident Jordi Puigneró por invocar este mecanismo, ha asegurado que votará en contra de la moción de la CUP. "Allá ellos con sus contradicciones", ha respondido la diputada Laia Estrada. La dirigente anticapitalista ha desgranado que es evidente que su grupo no apoya al Govern, que los comunes "ya no tienen interés" en negociar los presupuestos con el Executiu al borde de la ruptura y que Junts, en pleno proceso de consulta, está "más fuera que dentro".

"Traición" al mandato del 14-F

Su lectura es que ha sido el PSC quien hasta ahora ha sostenido la legislatura porque el Govern ha "desplegado la agenda del reencuentro", pero que sin embargo los republicanos mantienen que tampoco van a aprobar los presupuestos con los socialistas mientras el conseller Jaume Giró "negocia con ellos a escondidas". La CUP critica que el legado de un año y medio de gobierno de Aragonès no deja "ni rastro del giro a la izquierda" prometido ni avances en el proceso de independencia.

A juicio de los anticapitalistas, esto supone una "traición" al mandato de las urnas del 14 de febrero, del que el independentismo celebró haber obtenido un 52% de los votos. "Se han dedicado a pacificar el conflicto de liberación nacional y a aplicar políticas que no incomodan ni a Foment ni a la patronal", ha insistido Estrada, que ha subrayado que eso pasa en un momento de triple crisis: la económica, la ecológica y la del ascenso de la extrema derecha.