Cinco minutos antes de las 7.00 horas, el Gobierno anunció por medio de un mensaje de Telegram que los partidos que lo integran, PSOE y Unidas Podemos, habían logrado un acuerdo sobre el proyecto de ley de presupuestos generales del Estado para 2023. Ha sido una noche intensa en los despachos del Ministerio de Hacienda. Más de un mensaje ha circulado a horas intempestivas. Luego se han ido sabiendo algunas de las razones que han propiciado el pacto, como el cheque para madres con hijos e hijas de entre 0 y 3 años, la inversión en Dependencia o la mejora de la cobertura por desempleo.

En el Congreso, a las 10.00 horas, poco más se sabía. Ni siquiera las direcciones de los grupos parlamentarios del PSOE y Unidas Podemos sabían mucho más. A sus integrantes les irá llegando documentación más exhaustiva durante la jornada. Quizá también el Ministerio de Hacienda intercambie documentos con grupos como ERC, EH Bildu, PNV o Compromís, que van a ser piezas clave de lo que está por venir.

Porque lo que está por venir es un viaje sin descanso. María Jesús Montero comparecerá en el Congreso dentro de unos días para presentar el llamado "libro amarillo", es decir, el documento que pormenoriza todas las partidas del proyecto legislativo.

Para entonces la oposición, ya con mucha información, podrá construir una visión de conjunto más detallada y rigurosa. Los portavoces de los grupos, o sus especialistas económicos, comparecerán en la sala de prensa después para fijar posición. Vendrán los plazos de las enmiendas a la totalidad y luego los de las enmiendas parciales, que son un montón por regla general. En medio, las comparecencias de altos cargos ministeriales y de las máximas autoridades de empresas públicas... Tiempos intensos. Otra vez.

Habrá sorpresas porque la aritmética parlamentaria se presta a ello y a estas alturas de la legislatura todos los grupos son muy conscientes de que hay que apurar la negociación hasta el final. ERC lo hizo hace un año y consiguió que se desatascara la ley audiovisual, aunque esa fue luego una historia parecida a un "thriller". En resumen: que los portavoces se las saben todas, que aquí se conocen todos muy bien y que lo que le espera al Gobierno es una negociación muy, muy compleja.

Esto es justo lo que los aliados de la coalición en el Congreso han reivindicado. Han venido a decir que van a apretar. Serán discretos, pero van a apretar. Joan Baldoví, de Compromís, ha destacado poco después de las 10.00 horas que la información sobre los presupuestos que había podido recabar le sonaba bien. Pero como el acuerdo de PSOE y Unidas Podemos concierne a 153 diputados, queda mucho por hacer y la formación valenciana jugará sus bazas. Pedirá más inversión en la Comunitat y que aporte más dinero para financiar los servicios de Dependencia.

Poco después, a las 10.45 horas, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha sido rotundo. Tras lamentar que nadie del Gobierno, entre las 7 y las 10.30 horas de la mañana, le hubiera contado nada del proyecto presupuestario, ha exigido a socialistas y "morados" que se abstengan de presionar a Esquerra. "Ya sabemos que serán los enésimos mejores presupuestos de la historia mundial", ha ironizado antes de expresar un temor: que los partidos de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz comenzarán a criticar a quienes pongan obstáculos a unos presupuestos tan expansivos, lo que puede que coarte la negociación.

Rufián se ha manifestado en términos muy ambiguos. No ha dado ni una sola pista sobre lo que su formación planteará. Ha reiterado que en el Gobierno ya lo saben. Por ello, se ha reivindicado: "El voto de ERC se suda". No ha podido evitar una advertencia: la ley de vivienda, atascada en la comisión parlamentaria correspondiente, debe aparecer en los presupuestos directa o indirectamente, aunque siempre y cuando no perfore los marcos competenciales catalanes.

El diputado de Más País Íñigo Errejón, alrededor de las 11.30 horas, ha reconocido que le gustan cosas que le habían ido llegando, como la inversión en salud mental o la apuesta por las comunidades energéticas, cuestiones que lleva tiempo reclamando. Ahora bien, ha incidido en un aviso escuchado antes en boca de otros portavoces: al Gobierno le hacen falta una veintena más de diputados. Más País jugará sus bazas, negociará con discreción, pero también con alto nivel de exigencia.

Errejón, en su despacho del Congreso de los Diputados ALBA VIGARAY

Para el PNV, según un mensaje enviado a los medios por Telegram, el acuerdo de este martes no aporta mucho: "Cantar victoria por un acuerdo entre socios de Gobierno no deja de ser sorprendente", han dicho antes de remarcar: "La noticia sería, en todo caso, que consiga convertir ese Proyecto en Ley". Para eso, faltan meses, seguramente tres meses, hasta diciembre. Lo que harán los nacionalistas vascos consistirá en "intensificar las conversaciones y negociaciones con el Gobierno".

EH Bildu no se ha pronunciado, es más que probable que lo haga este miércoles. El BNG, un diputado, Néstor Rego, sí ha dado posición. La formación gallega no pone fácil las cosas. Se abstuvo en los presupuestos vigentes, cabe recordar. Ha solicitado más inversión, mayor grado de ejecución, sobre todo en infraestructuras ferroviarias y viarias, y es lo que quiere negociar con el PSOE.

Acabaron las ruedas de prensa en el Congreso, incluidas las de PP y Cs, y el detalle del proyecto legislativo seguía sin trascender. Eso sucedió después, en la Moncloa. La gratuidad de Cercanías, por ejemplo, se supo al filo de las 14.00 horas. Los grupos se disponen a estudiar bien cada partida. Y luego a negociarla con exigencia. Son los últimos presupuestos, si se aprueban, de la legislatura.