Ni una mención expresa ni una lectura concreta de la victoria de la ultraderecha en Italia. Alberto Núñez Feijóo eludió referirse a los resultados electorales del país transalpino a pesar de que este lunes tenía reunido al comité ejecutivo, la plana mayor de su partido, en la calle Génova. Todos los dirigentes de peso han mantenido un perfil bajo, incluida Isabel Díaz Ayuso, que pidió tiempo hasta ver la hoja de ruta política de Giorgia Meloni una vez toque poder. Pero el principal temor dentro de las filas populares mira a la óptica europea. “Lo que tenemos que ver, y esperemos que sea así, es que respeta los valores europeos”, explica uno de los barones territoriales del PP con más poder.

La mayoría de dirigentes coincide en el diagnóstico, pero circunscribe el resultado de la extrema derecha a las “singularidades italianas”, descartando en todo momento que pueda haber un símil con la política española. “Nos habría gustado otro resultado, es una obviedad”, repiten uno a uno dentro del PP. 

Frente a la prudencia de los conservadores y la “catástrofe que provocan los populismos” que dijo el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, aparece un Vox eufórico, convencido de que la victoria de Fratelli d’Italia (su partido hermano en ese país) puede darle vuelo tras sus horas más bajas.

El partido que dirige Santiago Abascal atraviesa su momento más complicado por la amenaza de escisión de la mano de Macarena Olona. Precisamente, Meloni participó en la campaña andaluza en uno de los mítines más polémicos de esas semanas por la dureza de su intervención. En Vox coincidieron en que su apoyo no les benefició en nada, más bien al contrario. En aquel discurso, la futura presidenta del Gobierno italiano abogó por “la familia natural”, “la universalidad de la cruz” y las fronteras seguras”, cargando contra “la ideología de género” y “los burócratas de Bruselas”.

Y en el PP insisten en que “esa agenda ideológica” tan marcada por la que también apostó Olona en Andalucía “no tiene respaldo de los ciudadanos”. De ahí, que fuentes populares insistan en que “no habrá efecto contagio” ni “afecta el resultado al futuro del PP”. Algún dirigente autonómico reconoce que puede devolverle un cierto protagonismo a Vox por ser su socio europeo y que las acciones de Meloni se mirarán “con lupa” desde el primer día. Pero, todas las fuentes consultadas por este diario insisten en que el partido de Abascal no tiene por qué obtener un rédito directo por el éxito de su homóloga italiana.

En Génova justifican la nula lectura por parte de Feijóo insistiendo en que “no se posiciona por ninguna elección en otro país” y confirmando que no ha habido ninguna felicitación ni contacto con el partido ganador. A diferencia de su antecesor en la presidencia del PP, Pablo Casado, convencido de dar la batalla cultural y a menudo muy preocupado por los postulados de Vox, la estrategia del dirigente gallego es muy distinta y no apostará en ningún caso por los grandes debates ideológicos como la inmigración, la seguridad o el identitarismo. Todo lo contrario, Feijóo llegó al liderazgo del PP colocando la economía como eje principal para volver a la Moncloa, y esa seguirá siendo su prioridad.

En el PP insisten en que la mayoría absoluta de Juanma Moreno en Andalucía y el portazo a que Vox volviera a formar parte de un Gobierno autonómico (a pesar de que el partido ultra creció ligeramente con respecto a 2018) acredita que “los discursos de máximos y estridentes” no calan ni convencen a la sociedad española. Los populares harán un estudio más a fondo de los sucedido en Italia, pero dan por hecho que la realidad actual en ese país no es comparable a la española.

De ahí que la estrategia por ahora sea de prudencia, “respeto” a la elección de los italianos y marcar distancias. También evitarán comparaciones para contrarrestar los mensajes de Vox en las últimas horas, cuyo portavoz, Jorge Buxadé, insistió en que Italia “ha marcado el camino”. 

A pesar de esto, la postura del PP con Meloni no siempre ha sido esta. De hecho, Esteban González Pons, eurodiputado y uno de los hombres de máxima confianza de Feijóo en la dirección nacional actual, no ha escondido su rechazo en intervenciones públicas y entrevistas a medios. En el mes de julio, en una entrevista en ‘El Español’, preguntado tras la convocatoria electoral italiana sobre la posibilidad de que Meloni pudiera gobernar, fue taxativo: “Espero que no ocurra. Espero que no gobierne”.

También es cierto que González Pons rechazó en el mes de julio la posible alianza electoral de Meloni con Forza Italia (el partido de Berlusconi que es el socio del PP en ese país). “Si mi información no es mala, no va a haber coalición preelectoral. Y si Forza Italia acaba apoyando un gobierno de Meloni, yo no lo voy a entender”, llegó a declarar en aquella entrevista. Un mes después, ya en agosto, el Partido Popular Europeo que encabeza Manfred Weber (muy cercano al propio Pons) dio su bendición en Roma a la coalición de su partido socio con la extrema derecha de Meloni y la Lega de Salvini.