Santiago Abascal adelantó a este lunes el tradicional balance de curso político que todos los partidos hacen a finales de agosto. El presidente del Gobierno tiene previsto el suyo el viernes. Y el líder de Vox no escatimó en ataques a izquierda y derecha para erigirse como “la única y verdadera oposición”, mirando al PP, y haciéndole cómplice de muchas de las decisiones que ha tomado el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos. 

Puso en valor los resultados electorales de su partido (en Castilla y León entrando en el primer Gobierno autonómico; en Cataluña “como primera fuerza nacional”; en Andalucía “consolidándose y escalando a la tercera fuerza” y en Euskadi, llevando mensajes “que no se escuchaban desde hace mucho” con una sola diputada”) y zanjó: “Hemos hecho mucho, pero hace falta más. Sabemos que no es suficiente mientras España siga al borde de la quiebra social y económica nacional”. Abascal incidió en el mensaje catastrofista una y otra vez, incidiendo en la situación que atraviesan muchas familias “que ya no llegan a fin de mes” y denunciando lo que considera “un expolio a las clases medias y populares”, que ven un escenario “dramático” porque la inflación ha acabado “con sus ahorros”.

Un panorama negro, mirando a Pedro Sánchez, pero también con una clara advertencia de futuro que se dirigía a Alberto Núñez Feijóo: “Prometemos que desde Vox trabajaremos sin descanso, solos o con aquellos que quieran unirse para hacer posible la alternativa”. Una declaración de intenciones que mira al futuro Gobierno nacional y que no esconde la ambición del partido ultra de formar parte de él aunque el líder popular siga aspirando a sumar en solitario.

Abascal hizo su balance de curso en un vídeo grabado y sin someterse a las preguntas de la prensa, culpando, además de al Gobierno, a "sindicatos, patronal, medios de comunicación y algunos bancos" de la situación en la que se encuentra el país. A pesar de los logros que relató, el partido vive sus horas más bajadas después de fracasar en las expectativas que tenía depositadas en Andalucía y con un PP que, según las encuestas, sigue en cabeza y al alza. Aún así, el dirigente de Amurrio enumeró los éxitos políticos que atribuye a su formación, poniendo el foco en el ámbito judicial. 

Citó la sentencia del Tribunal Constitucional que declaró “ilegales” los dos estados de alarma (y sus prórrogas) decretados por el Gobierno durante lo peor de la pandemia “con el apoyo de todos los demás partidos” y el “cierre ilegal” del Congreso de los Diputados, todo ello a instancias de los recursos presentados por Vox. “Igual que el Tribunal Supremo revisará los indultos concedidos por Sánchez a los golpistas a petición de Vox”, dijo Abascal.

Enumeró uno a uno los recursos presentados contra las leyes del Gobierno (“la reforma laboral que genera miseria, la ley que prohíbe rezar cerca de los centros abortivos y otras leyes que imponen el pasaporte covid o que marginan al español”, dijo Abascal) advirtiendo como ha hecho en muchas ocasiones que también recurrirán la ley trans y la de memoria democrática, “nos nuevas leyes liberticidas” que, después, “derogaremos sin contemplaciones”. Una vez más dando por hecho que podrán alcanzar el Gobierno central de la mano del PP.

Sobre la trayectoria del partido, el líder de Vox sacó pecho de lo conseguido hasta el momento en el Gobierno de Castilla y León, el primero y único que por ahora han cerrado con los populares. Se atribuyó “una bajada radical de impuestos, apoyo decidido a la natalidad y al campo”, y la rebaja del 50% de las subvenciones a sindicatos y patronales que permitirá un ahorro de 20 millones de euros, y que a pesar de todo sigue sin concretarse. También insistió en que Castilla y León será la primera comunidad en “derogar la ley de memoria histórica y sustituirla por una de concordia”. Una cuestión recogida en el pacto de Gobierno que, sin embargo, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández-Mañueco, niega como tal.

Pasó de puntillas por la cuestión andaluza porque, a pesar de sacar pecho, los resultados el 19 de junio fueron mucho peor de lo esperado. “Vox se ha consolidado como tercera fuerza política y no defraudaremos”, concluyó. Especial hincapié hizo en Cataluña, “donde somos primera fuerza nacional” (tras las elecciones de febrero de 2021 que en realidad ganó el PSC, pero que permitió a los ultra dar el sorpaso a PP y Ciudadanos) y en Euskadi, donde solo consiguieron una diputada “que lleva a hablar de ideas que no se escuchaban desde hacía mucho tiempo”.

Abascal afirmó que su partido “se ha quedado solo” en muchos debates como acabar con el gasto político, “derogar la ley climática” que prohíbe “explotar nuestros recursos” o pidiendo “un drástico endurecimiento de la inmigración” para, entre otras cosas, hacer más difícil el acceso a la nacionalidad española. 

Estuvo presente una de las grandes banderas ideológicas del partido, el ataque al Estado autonómico, que “solo ha traído ruina, insolidaridad y egoísmo” y la colaboración que en los últimos meses ha ido afianzando su formación con sus socios conservadores y reformistas en Europa. Aunque no la citó, Vox tiene el foco puesto en el auge de Fratelli d’Italia, el partido ultraderechista de Giorgia Meloni, que aparece como primera fuerza en todos los sondeos y que en este momento constituye la principal referencia internacional de Vox.