Justo sonó el himno de España como colofón cuando los primeros rayos de sol fuertes caían a plomo y amenazaban con derretir a los 600 invitados congregados en la toma de posesión de Juan Manuel Moreno. A pie de calle, con vallas acotando la mirada de los curiosos y con la imponente fachada barroca del Palacio de San Telmo como telón de fondo, el presidente andaluz juró su cargo con un discurso donde se abrazó al andalucismo y llegó a hablar de “una nueva Andalucía”. El acto de Moreno, que elude hablar de mayoría absoluta y promete diálogo y humildad, exhaló poder y majestuosidad.

Allí estaban el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, los presidentes de Madrid, Galicia, Murcia, Castilla y León o Ceuta y Melilla, el ministro de Agricultura, Luis Planas, como único representante del Gobierno, la expresidenta de la Junta Susana Díaz y el líder de la oposición y del PSOE andaluz, Juan Espadas, junto al alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, Mariano Rajoy y Soraya Saénz de Santamaría.

Máximo nivel en la representación en una acto en el que Moreno derrochó poderío y dejó claro que, como lo bautizó Feijóo, es el nuevo “califa” del partido. La victoria por mayoría absoluta del PP es el símbolo al que se aferran para defender el triunfo de Feijóo en las próximas generales y este sábado en Sevilla los populares derrocharon mayoría absoluta por todo lo alto. Mientras que en Madrid, el PSOE celebraba en Ferraz su Comité Federal para culminar una renovación con la que combatir las malas encuestas, en Sevilla, el PP presumían de su estabilidad cinco meses después de la catarsis más grave de su historia, que acabó con la caída de Pablo Casado, ausente por supuesto del acto. A los consejeros del Gobierno andaluz, Moreno les dio las gracias aunque bromeó porque a algunos les queda "un cuarto de hora". El lunes anunciará su gobierno.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, jura este sábado el cargo para un nuevo mandato tras la lectura del Real Decreto de nombramiento.

Un majestuoso acto

Lo habitual hasta ahora era celebrar la toma de posesión del presidente de la Junta en el Parlamento de Andalucía pero protocolo advirtió que aquel edificio de las Cinco Llagas se les quedaba chico. Moreno quiso combinar la escenificación en la calle y la contundencia de la fachada majestuosa de San Telmo. “Estamos en la calle”, dijo, “porque mi presidencia será siempre abierta y accesible”. “Como dijo el granadino Carlos Cano, con la belleza de las verdades sencillas, ‘Andalucía es un proyecto de vida en el que se puede ser feliz’”, reivindicó Moreno, en un discurso de marcado carácter andalucista, convencido de que “el mundo sería un poquito mejor si fuese un poquito menos áspero y un poquito más andaluz”. El presidente de la Junta quiere poner “un sello de calidad andaluz” en la política, defiende “un andalucismo renovado y alejado de los tópicos” y proclama a los cuatro vientos que tiene “ambición por Andalucía”.

Moreno lee el telepronter con tanta naturalidad y soltura que los andaluces que estuvieran viéndolo en directo por Canal Sur podían pensar que no miraba ni un papel y recitaba de memoria. Su puesta en escena ha ganado casi tanto como sus resultados electorales en estos últimos tres años y medio. Con la misma naturalidad con la que baja ya las escaleras junto a su esposa. Casi más comentada esa escena por su simbología que la de la imposición de medalla y pin de Andalucía en la solapa.

Rajoy y la exvicepresidenta

Rajoy, al que llamó “presidente” porque “los presidentes del Gobierno nunca dejan de serlo”, debió recordar aquella frase con la que lo empujó allá por 2014 a Andalucía “Tú lo has querido, Juanma”. Su mentora, Saénz de Santamaría, celebrará el pulso interno que ganó a la entonces secretaria general, María Dolores de Cospedal, mientras que ya el liderazgo de Moreno es indiscutible dentro y fuera del PP. Feijóo fue afectuoso con Susana Díaz en el saludo posterior y el exministro Juan Ignacio Zoido saludó con especial dedicación al alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz. El exalcalde del PP sabe bien lo que es perder en un mandato una avasalladora mayoría absoluta. Javier Arenas, siempre sonriente, no dejó de saludar y hacerse fotos desde un lugar de privilegio entre el público. La expresidenta andaluza, a la que no se le ha visto en la campaña del PSOE andaluz, eligió al torero Curro Romero como saludo preferente.

La expresidenta andaluza, Susana Díaz, y el presidente de honor del PP andaluz, Javier Arenas, se saludan antes de la jura del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

El presidente bebió agua, como recomiendan que hay que hacer los que saben de discursos cuando amenaza el nudo de garganta. Agradeció a su esposa, Manuela Villena, las críticas “a veces implacables” y bromeó con lo bien peinados que iban sus tres hijos, a los que nunca, bromeó, había visto tan arreglados. Los tres Moreno Villena, con chaqueta y corbata, sacaron mejor nota en protocolo que muchos adultos. La madre del presidente, a la que saludó con afecto y una cariñosa sonrisa, la esposa de Feijóo, Eva Cárdenas, miraba con la misma emoción a su hijo y a sus nietos. Moreno se acordó de su padre, fallecido hace unos años, que no pudo verlo como presidente de la Junta, y se atragantó al pensar en la emoción que sentiría al ver presidente a “un nieto de jornaleros”.

Moreno derrocha mayoría absoluta a pie de calle y abraza el discurso andalucista.

Desayuno ibérico

De jornalero había poco en un acto que recordaba a los de Macron en el Elíseo, con la salvedad de que hay unanimidad en que el Palacio de San Telmo es más valioso como joya arquitectónica. El catering corrió a cargo de una empresa de El Visto del Alcor (Sevilla) y los invitados degustaron “mini mollete de aceite de oliva y jamón ibérico de bellota de la Sierra de Huelva”, tostadas de aceite, mantequilla y mermeladas, mini bollería surtida y fruta fresca. Tés, café, zumos e infusiones en un desayuno de esos que se ven en series como las de ‘Downton Abbey’, servidos entre vajillas inglesas y cucharitas de plata. Ya eso claro, no fue en la calle, sino en los jardines del Palacio. Entre los invitados elegidos y sin ojos de las cámaras.

La música estuvo a cargo de los alumnos de la Fundación Pública Andaluza Barenboim-Said. Además de los himnos de Andalucía y España interpretaron a Jean Sibelius y Joaquín Turina, El ministro Planas, que escuchó algunos ‘fuera, fuera’ cuando iba a tomar la palabra desde detrás de las vallas, reivindicó la “cogobernanza” y confió en la lealtad entre administraciones. El presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre, miraba con arrobo y emoción al presidente, casi como se debe de mirar a un hijo que alcanza tan alta responsabilidad. El fasto se convirtió en guerra política, confrontación y ruido de sables cuando los presidentes autonómicos del PP, tras Feijóo, fueron desfilando por la sala de prensa. Entonces la miel de los discursos protocolarios y las alabanzas tornó en hiel.