La industria cárnica será uno de los ejes clave de la campaña electoral en Castilla y León, y podría ser decisiva en el desenlace del próximo 13 de febrero. PP y Vox se han lanzado con estrategias casi idénticas de ataque al Gobierno de coalición y apuestan por llevar el debate al ámbito nacional. De ahí, que los dos planteen ofensivas en el Congreso con una batería de preguntas parlamentarias y la exigencia de que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, comparezca de forma urgente y sea reprobado. Los populares intentarán forzar la comparecencia en este mismo mes de enero, a pesar de ser inhábil en el Parlamento. La idea es que la presión sobre el Ejecutivo no baje en las próximas cuatro semanas, tal y como publica El Periódico de España.

Lo que ya está claro es que las polémicas declaraciones de Garzón en el periódico 'The Guardian' (cargando contra la ganadería intensiva y las llamadas macrogranjas, dando por hecho que se produce maltrato animal y se exporta carne de peor calidad en algunos casos) tendrán su afectación en la primera cita electoral de 2022 en la que el PP se juega mucho

Todas las encuestas avalan la victoria de Alfonso Fernández Mañueco. En Génova insisten que el presidente castellanoleonés está al borde de la mayoría absoluta y podría obtener un resultado similar al de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. La cifra clave son los 41 escaños (donde está fijada esa mayoría absoluta) y, aunque muchos sondeos sitúan al PP en el entorno de los 39 escaños, hay dirigentes que ven difícil superar los 35. Para empezar, porque Vox aparece en todos los estudios superando el 10% del voto (8 procuradores en las Cortes). Y todo sin haber anunciado candidato hasta este fin de semana: un abogado burgalés de 30 años, Juan García-Gallardo Frings.

En todo caso, los populares son conscientes de que la candidatura no alterará esa posibilidad, porque la fortaleza de Vox reside ahora mismo en la marca. Sus candidatos no son apenas conocidos y el tirón responde al partido en general, como antes ocurrió con Ciudadanos. La cuestión es que la formación de Santiago Abascal crece en intención de voto en muchas comunidades, y aunque Castilla y León era un territorio más difícil por la posición hegemónica del PP en la derecha, se ha abierto una nueva vía precisamente por el malestar en el campo.

Como publicó El Periódico de España, en ese segmento Vox sigue al alza y en Moncloa ya se han encendido algunas alarmas. El voto joven, como también ocurre en otros lugares de España, sigue siendo uno de sus puntos fuertes y más aún entre agricultores y ganaderos que no ven opciones de futuro en las propuestas del bipartidismo. El propio candidato de Vox, de 30 años, está enfocado en recabar esos apoyos. En el PP castellanoleonés insisten en mantener el optimismo, pero hay dirigentes que reconocen que el resultado que pueda obtener Vox todavía está por escribir. 

Dirigentes de la cúpula de Abascal aseguran que también atacarán al PP por defender posturas similares a las del Gobierno: “Lo que dijo Garzón es lo que está en la Agenda 2030 y eso es algo que también defiende el PP”, zanjan.

La polémica de la carne podría inclinar la balanza hacia el PP o hacia un mayor crecimiento de Vox. Mañueco, como antes hizo Ayuso, ha decidido apostar por mensajes nacionales contra el Gobierno de coalición, alertando de que estas elecciones deben servir para “frenar al sanchismo” en su comunidad. En el partido aseguran que el objetivo es lograr la movilización en una región conservadora, también para ir a votar a destiempo, y que por primera vez no debe escoger candidato a su alcaldía y a la Junta al mismo tiempo.

En ese sentido, y con Mañueco peleando en la política nacional, las declaraciones de Garzón, el malestar en todo el sector ganadero (incluso en aquel más desfavorable a las macrogranjas que ahora ve atacada la industria cárnica) y la propia división en el Ejecutivo con ministros socialistas y presidentes autonómicos indignados, el PP entiende que los votos del malestar entre ganaderos y agricultores se mantendrán fieles a la papeleta azul. Está por ver también hasta qué punto la España vaciada tiene algo que jugar en este debate. Pero Vox, por su parte, no se quedará quieto.

Y aquí viene la preocupación en un sector del PP, que reconoce que en las polémicas que generan malestar social y entra de lleno la batalla de las ideas (“para ellos solomillo y para ti, gusanos” llegó a escribir Abascal en Twitter) Vox siempre sacará rédito electoral. Igual que en las manifestaciones en la calle o en aquellos debates en los que entran en juego los sentimientos y el hartazgo de la sociedad. Sólo hubo una excepción: la de Madrid, donde Ayuso consiguió capitalizar todo el descontento con el Gobierno, también en los municipios tradicionales socialistas de la periferia madrileña.

El lunes arranca el calendario preelectoral en Castilla y León. Ese día los partidos deben registrar las candidaturas definitivas. Probablemente por eso este fin de semana casi todas las formaciones sacan la artillería pesada en la comunidad. Pablo Casado participará en un acto con los candidatos provinciales. También el PSOE ha empezado a volcarse con Luis Tudanca, que en 2019 ganó las elecciones. Ciudadanos busca su supervivencia tras la ruptura abrupta del gobierno y haber sido expulsados por Mañueco.

Y el próximo fin de semana el PP celebrará su congreso autonómico en esa región para aupar a Mañueco. Casado dio orden al partido de volcarse por completo con la cita electoral, paralizando el resto de congresos autonómicos y de tareas pendientes para conseguir que el presidente autonómico reedite su gobierno, a poder ser en solitario. Para eso necesita, como ya hizo Ayuso, una victoria que, aunque insuficiente, supere a las izquierdas juntas. Eso le garantizaría necesitar únicamente la abstención de Vox. En el partido de Abascal descartan ese escenario y cuentan con irrumpir con fuerza en Castilla y León, como antesala de lo que ocurrirá más adelante en Andalucía.