Esta semana más que nunca José Luis Martínez Almeida le pesa la dualidad de su cargo. Como alcalde de Madrid necesita sacar adelante sus presupuestos y solo puede hacerlo pactando con los carmenistas del grupo mixto, es decir, la izquierda de la izquierda (PSOE). Como portavoz nacional del PP, y a pesar de esta nueva tesitura en el ámbito local, va a tener que lidiar a partir de ahora con la estrategia de Génova de ganarse a los votantes de Vox. Fuentes del consistorio consideran que su situación, efectivamente, se complica a partir de ahora. Aunque tenga libertad para decidir sobre las políticas municipales, estas fuentes entienden que es para él muy difícil como portavoz de Génova "conseguir que el PP nacional haya aceptado sus negociaciones con la izquierda". Entre los populares madrileños también se repite la idea de que su posición es "complicada" y que marcar un discurso coherente con la campaña de derribo de la izquierda que tiene Génova no será tarea fácil, tal y como publica El Periódico de España.

En el PP saben que Madrid tiene una fuerte proyección nacional, y que el portazo de Vox a Almeida se suma a la ruptura que ya se produjo en Andalucía con el partido ultra. La incógnita es cómo afectará al próximo ciclo electoral que ya comienza el próximo año. En el entorno del alcalde limitan el cerrojazo de la ultraderecha a los presupuestos de la ciudad y al malestar derivado por la versión de 2021 de Madrid central, pero se abstienen de valorar si su hasta ahora socio prioritario de gobierno seguirá por el mismo camino y tendrán que apoyarse en los carmenistas para futuros proyectos. Sin embargo, el propio alcalde ha justificado en público la actitud de Javier Ortega Smith como parte de la estrategia nacional de Vox, que ve en Almeida al portavoz del PP nacional y no solo al primer edil de la ciudad.

Los pactos presupuestarios en Madrid han puesto patas arriba la estrategia del PP. Días después de que Isabel Díaz Ayuso consiguiera pactar sus cuentas con Vox, Almeida ha terminado abocado a un acuerdo con los escindidos de Más Madrid, los cuatro concejales más cercanos a su predecesora, Manuela Carmena, si quiere sacar adelante las suyas. En la Comunidad, un pacto con el partido de Santiago Abascal y en el consistorio, uno con la izquierda del PSOE. En Génova reiteran lo dicho por el alcalde y aseguran que la estrategia de Santiago Abascal es clara: perjudicar al portavoz nacional del partido y a Pablo Casado mientras aúpan el liderazgo de la presidenta regional.

Como publicó El Periódico de España, la formación ultra ha entrado de lleno en la crisis interna del PP, hurgando en la herida de la batalla Génova-Sol, conscientes además de que su margen para presionar a Ayuso es muy pequeño e iría en detrimento del interés de sus propios votantes. Con Ayuso sí, pero con Almeida (que en el fondo los de Abascal ven a Casado), no. 

Aunque en la dirección nacional tratan de contextualizar los dos casos y siguen pensando que el alcalde ha justificado bien “el paripé” de Vox, la formación sabe que los dos pactos no sólo son opuestos, sino que el del consistorio madrileño resulta difícil de explicar teniendo en cuenta que los concejales formaron parte del anterior gobierno municipal. Almeida ya se tuvo que apoyar en ‘Recupera Madrid’ para salvar la nueva ordenanza de movilidad que el partido de Abascal se negó a respaldar porque no suponía la derogación de Madrid Central (las restricciones al coche privado por el centro de la ciudad). Y en breve necesitará de nuevo, previsiblemente, el apoyo de la izquierda para sacar adelante la ordenanza de terrazas, que siendo algo muy local, ha generado mucho ruido en estas últimas semanas con discrepancias entre los vecinos y el gremio de los hosteleros.

El malestar de Almeida por la imposibilidad de pactar con Vox sus próximos presupuestos es evidente y él mismo lo ha hecho notar en público

Mientras el socio de la coalición municipal, Ciudadanos, se sonríe por haber podido aislar a Vox, el alcalde lleva días sin poder esconder un fuerte malestar. Su primera opción era pactar las cuentas con el grupo que dirige Javier Ortega Smith, siguiendo los pasos de la presidenta autonómica. Pero, fundamentalmente, porque también la política de pactos establecida por la dirección nacional siempre ha sido la de tratar de llegar a acuerdos con el partido a su derecha sin que entrara en sus gobiernos. Especialmente desde el pasado ciclo electoral, donde los bloques de izquierda y derecha quedaron consolidados. Populares y naranjas confirmaron a Vox como socio externo estable y el PSOE firmó sus gobiernos con Podemos. Luego llegaría la coalición estatal.

Próximas elecciones

Ahora, el principal temor que ve Génova es el cambio de estrategia del partido ultra, que utilizará el acercamiento del regidor madrileño a la izquierda para atacar al partido conservador entero. De hecho, la campaña por parte de Vox lleva semanas tomando forma en el Ayuntamiento y el mismo día que rompieron definitivamente la negociación con Almeida, su portavoz local, Javier Ortega Smith, reiteró que este cambio de socios supone una "traición" del alcalde a sus votantes y mentó al diablo que la ultra derecha creía haber derribado: "Va a tener razón Calvo (edil de Recupera Madrid) cuando dijo que las políticas de Carmena han venido para quedarse".

Las comparaciones con la situación de Ayuso, además, son inevitables. La presidenta del ejecutivo regional reivindica permanentemente que su mayoría de 64 escaños le permite gobernar en solitario aunque necesite apoyos externos de Vox, mientras que Almeida se encuentra en la misma situación que ella antes del 4-M, condicionado por un gobierno de coalición con Ciudadanos.

Ayuso, condicionada por Vox

El propio alcalde y Génova han intentado en las últimas semanas poner el foco sobre Vox y en su campaña nacional para evitar que se vinculara a los diferentes liderazgos del PP madrileño. Las fuentes consultadas aseguran que en el PP encontrarán la manera de defender la necesidad de Almeida de acudir a la izquierda para mantener la estabilidad del gobierno municipal, "es su soldado y Génova no le va a dejar caer", pero también que el discurso político se les complica.

Más aún viendo cómo en la Comunidad de Madrid Ayuso mantiene un tira y afloja con Rocío Monasterio en el que siempre parece ganar. Hace ya varios días que el equipo de la presidenta cerró el acuerdo de presupuestos con Vox. Insisten en la Comunidad en que no fue fácil y el cruce de reproches y la tensión entre las dos fuerzas políticas ha sido evidente en los rifirrafes de Ayuso y Monasterio en las sesiones de control de la Asamblea, pero finalmente Vox accedió a firmar un acuerdo con 13 puntos en los que la redacción de los mismos dejó varias de sus peticiones por el camino o diluyó su contenido.

Además, a apenas una semana de que se produzca la votación de estos presupuestos regionales, la presidenta de la Comunidad se ha permitido el placer de no darle bola a Monasterio en las condiciones que ha querido imponer sobre las leyes LGTBI y trans de la región. La portavoz ultra sabía que no sería posible aprobar su Ley de Igualdad tal y como la presentó, pues estaba ya descartada la derogación de las dos leyes mencionadas que incluía su iniciativa, y se dedicó a llamar cobarde a Ayuso o a intentar avergonzar a los diputados populares que rechazaron su propuesta ("se quedan mudos, acobardados y mirando al suelo"), pero no aceptó las propuestas de modificación de los populares y el resultado es que no consiguió el favor de la dirigente popular a pesar de que tiene aún en su mano apretar o no el botón del sí a los primeros presupuestos de Ayuso.

En Vox saben que tienen que ser cuidadosos en sus ataques a Ayuso porque su electorado podría no entenderlo, sin embargo, con Almeida pueden jugar y apretar las tuercas en la medida en que no tiene la misma libertad para aplicar sus políticas porque se ven necesariamente condicionadas por su socio de gobierno. Y en Madrid, la cuestión de fondo es que ahora es el alcalde quien realmente se ve obligado a llegar a un acuerdo con un partido a la izquierda del PSOE o la capital se quedará sin Presupuestos. PSOE y Más Madrid cierran la puerta igual que Vox y ya sólo quedan los cuatro ediles carmenistas.